La Fundación Medshadows, que agrupa a periodistas dedicados a investigar los efectos adversos que causan los fármacos, ha publicado un artículo sobre el cannabis que resumimos a continuación.
Según el artículo de laFundación Medshadows [1] cannabis sativa es una de las plantas más antiguas del mundo y se ha utilizado con fines medicinales durante siglos. Contiene más de 100 compuestos, que se conocen como cannabinoides, siendo los más estudiados: Δ9-tetrahidrocannabinol (THC) (principal responsable de sus efectos psicoactivos, alteraciones del estado de ánimo, el pensamiento y la percepción) y Cannabidiol (CBD) que no produce intoxicación, pero tiene efectos terapéuticos.
Un informe exhaustivo de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina [2], dice que hay evidencia sobre la eficacia del uso medicinal del cannabis para tratar condiciones como dolor crónico e insomnio, ansiedad y trastorno de estrés postraumático (TEPT), síndrome de Tourette, las náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia, la pérdida de apetito y de peso en pacientes con VIH/SIDA y la espasticidad en esclerosis múltiple.
Los medicamentos a base de cannabis que ha aprobado la FDA incluyen el Epidiolex (CBD) para tratar epilepsias raras; Marinol y Syndros (dronabinol, THC sintético) para la pérdida de apetito y las náuseas y el Cesamet (nabilona, similar al THC) para las náuseas.
Entre los efectos adversos del cannabis a corto plazo (THC) está la intoxicación psicoactiva (euforia, alteración del juicio, coordinación y memoria), somnolencia, por ende, riesgo para la realización de actividades como conducir o manejar maquinaria, y el deterioro para ejecutar tareas de precisión. Los efectos a largo plazo incluyen: problemas gastrointestinales, pulmonares y cardiovasculares, un mayor riesgo de infarto y accidente cerebrovascular, y el trastorno por uso de cannabis (adicción), especialmente en adolescentes y adultos jóvenes.
Aunque el CBD es generalmente seguro, interactúa con múltiples medicamentos, potenciando los efectos sedantes o alterando el metabolismo hepático de los fármacos, lo que puede resultar en sobredosis o pérdida de eficacia.
El Dr. Jordan Tishler, médico especialista en medicina interna y presidente de la Asociación de Médicos por el Cannabis Medicinal (The Association of Cannabinoil Specialists), destaca que el THC puede causar intoxicación, con efectos adversos sobre el pensamiento y la coordinación, por lo que recomienda que para uso terapéutico se utilicen dosis bajas.
El Dr. Deepak D’Souza, psiquiatra e investigador en neurociencia del cannabis en la Universidad de Yale, advierte sobre la variabilidad de efectos del THC (relajación en unos, ansiedad en otros), riesgo de intoxicación grave cuando se utilizan formas comestibles, porque su efecto no es inmediato, sino que puede tardar hasta 90 minutos, pudiéndose producir una sobredosis involuntaria y síntomas de “mala experiencia” o bad trip: desorientación, paranoia, pánico.
Por otra parte, estudios recientes y reportajes publicados en los medios de comunicación [3-4] alertan sobre la contaminación del cannabis con metales pesados (cadmio, plomo), pesticidas, moho, solventes industriales, y tóxicos absorbidos por la planta, que tiene mucha capacidad de fitoacumulación y genera un importante impacto en la salud pública y el medio ambiente.
Un estudio publicado en Environmental Health Perspectives [5] encontró niveles elevados de cadmio y plomo en la sangre y orina de los consumidores de cannabis. Según la OMS [4], el cadmio se asocia a cáncer y daños en riñones, pulmones y huesos; y el plomo, que es tóxico a cualquier nivel de exposición afecta a múltiples órganos y es especialmente tóxico para niños y embarazadas. La vaporización del cannabis también implica riesgos, ya que los dispositivos electrónicos pueden liberar metales al líquido inhalado.
En cuanto a implicaciones regulatorias, a pesar de su creciente legalización en varios países, el uso médico y recreativo del cannabis sigue representando un desafío regulatorio global. Las agencias de salud deben implementar marcos regulatorios estrictos que garanticen:
Conclusión: Aunque el cannabis y sus derivados podrían aportar beneficios terapéuticos, especialmente para ciertas condiciones neurológicas y oncológicas, su uso inadecuado y la falta de regulación estricta pueden traducirse en riesgos significativos para la salud pública. Desde la perspectiva farmacológica y científica, se requiere investigación más sólida, así como políticas de salud pública responsables y basadas en la evidencia.
Salud y fármacos ha hecho una revisión narrativa de la literatura sobre los efectos del cannabis y ha encontrado lo siguiente:
Fuente Original:
Referencias