Salud y Fármacos is an international non-profit organization that promotes access and the appropriate use of pharmaceuticals among the Spanish-speaking population.

REGULACIÓN Y POLÍTICAS

 

Breves

 

Medicinas para los necesitados

Carlos Correa

Deccan Herald, 28 de noviembre de 2012

http://www.deccanherald.com/content/295055/medicines-needy.html

Traducido por Salud y Fármacos


La innovación en la industria farmacéutica se ha reducido drásticamente en los últimos 10 años, a pesar de los altos beneficios de la así llamada industria basada en la investigación, y la existencia de tecnologías mejores y más poderosas.

 

No solo ha disminuido la productividad en relación a la investigación sino que también la gran mayoría de las nuevas moléculas que llegan al mercado no ofrecen nuevas soluciones terapéuticas ya que existen otros tratamientos, generalmente más económicos.

 

La financiación de la investigación se aplica a aquellas áreas que prometen más ganancias mientras que aquellas áreas que en realidad tendrían el mayor impacto en la salud pública siguen olvidadas. Una clara indicación es la falta de financiamiento de enfermedades prevalentes en los países en desarrollo, tales como Chagas, tuberculosis y malaria.

 

El problema es que aunque millones de personas se beneficiarían de este tipo de investigación, la mayoría de ellas son pobres y por lo tanto no constituyen un mercado atractivo para las grandes compañías innovadoras. Los pobres tampoco se pueden beneficiar de tratamientos para enfermedades no trasmisibles tales como insuficiencia cardiovascular y cáncer. Incluso cuando los tratamientos están disponibles su alto costo los hace inaccesibles.

 

El resultado es que según los datos de Health Action Internacional en el siglo 21 las enfermedades transmisibles causan más de 10 millones de muertes anuales, de las cuales el 90% tienen lugar en los países en vías de desarrollo. Una tercera parte de la población mundial no tiene acceso regular a las medicinas que necesita. La situación es peor en los países menos desarrollados en los cuales hasta la mitad de la población no puede acceder a tratamientos con medicamentos.

 

Desde un punto de vista moral y también de derechos humanos, el derecho a la salud es un derecho reconocido en las convecciones internacionales y en numerosas constituciones nacionales, esta situación requiere responsabilidades de parte de los gobiernos nacionales y un nuevo paradigma que se centre en los intereses de la salud pública, sobre todo para enfrentarse con las necesidades de los países en vías de desarrollo.

 

El 26 de mayo de 2012, la Asamblea Mundial de Salud decidió hacer un examen profundo, que podría marcar el primer paso hacia un cambio del modelo farmacéutico actual. Los miembros de la OMS decidieron examinar en profundidad un ensayo publicado en abril de 2012 por un grupo internacional de expertos que recomendaba la adopción de un convenio obligatorio para la investigación y desarrollo. Si se aprobara e implementara, esta investigación podría generar los medicamentos que hacen falta sobre todo  en los países en desarrollo para las enfermedades transmisibles y no transmisibles.

 

Algunas de las conclusiones y recomendaciones de este informe fueron:

 

·   Los actuales sistemas de incentivos, en particular los derechos de propiedad intelectual, no sirven para generar suficiente investigación y desarrollo ni en el sector público o privado y satisfacer las necesidades de salud de los países en desarrollo

·   Las tendencias recientes en la industria farmacéutica demuestran un declive de la innovación como lo demuestra el pequeño número de nuevas moléculas, la mayoría de las cuales no representan novedades terapéuticas.

·   Para promover mejor financiación y coordinación de la investigación, se debe promover una estrategia que permita que los resultados de la investigación y desarrollo sean considerados “bienes públicos” no sujetos a la exclusividad de los derechos que confieren las patentes.

·   Se debería promover nuevas formas para compartir la financiación, subvenciones directas, premios o bancos de patentes (para aumentar el acceso a los productos sanitarios), y a nivel mundial se debería  establecer mecanismos para coordinar la investigación.

 

El informe recomendó que todos los países deberían dedicar por lo menos el 0,01 por ciento de su producto interior bruto para la investigación y desarrollo que sea relevante para satisfacer las necesidades de salud de los países en vías de desarrollo. Sobre la coordinación, recomendó la creación de un Observatorio Mundial de Investigación y Desarrollo, servicios de asesoría y una red de instituciones de investigación.

 

El principal objetivo del informe fue sin embargo más ambicioso: empezar las discusiones para una posible convención internacional obligatoria para promover investigación y desarrollo sobre enfermedades prevalentes en países en vías de desarrollo incluyendo enfermedades no transmisibles.

 

Esta recomendación fue la que causó la mayor controversia en la Asamblea Mundial de la Salud entre los países en vías de desarrollo y los desarrollados. Una posible explicación es que los países desarrollados perciben la sugerencia de un nuevo modelo de investigación como una amenaza contra el sistema actual que está basado en la apropiación de las ganancias de la innovación por medio de patentes.

 

Pero la convención, si se adoptara, generaría más recursos y mayor eficiencia en la investigación al mejorar la coordinación y de determinación de prioridades. Aunque los principales beneficiarios serían los países en desarrollo, los desarrollados podrían utilizar los resultados de la investigación. Los sistemas de salud pública de algunos de estos países se enfrentan a una severa crisis como consecuencia del incremento de los costos de los tratamientos y la reducción de los presupuestos.

 

La magnitud del problema que hay que confrontar para generar suficiente investigación y desarrollo de los productos farmacéuticos que los países en vías de desarrollo necesitan es tal que este objetivo no puede alcanzarse a no ser que hubiera un compromiso efectivo por parte de todos los países. Contribuciones voluntarias de las fundaciones o gobiernos no ofrecen una solución sostenible y estructural.  Las iniciativas más prometedoras para desarrollar nuevos medicamentos para las enfermedades que afectan a los pobres son en realidad muy vulnerables ya que dependen de que se pueda continuar una financiación caritativa.

 

Para promover el desarrollo de nuevos productos y su acceso sobre todo a las poblaciones de los países en vías de desarrollo, es necesario cambiar el modelo actual de desarrollo. Es necesario que el costo de la investigación no dependa de los precios de los productos que se generan. El reto no es solamente aumentar la inversión o en mejorar la tasa de innovación. Esto no será suficiente si los nuevos productos no son accesibles a los que los necesitan.


 

 

 

 

 

modificado el 28 de noviembre de 2013