Rechazo de EE UU a las Enmiendas de 2024 al Reglamento Sanitario Internacional (2005)
Hoy, el Departamento de Estado, en colaboración con el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), comunicó el rechazo oficial de EE UU a las enmiendas de 2024 al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) (2005). Esta decisión es coherente con nuestra promesa al pueblo estadounidense: defender a los estadounidenses en el sistema internacional, proteger nuestra soberanía nacional e impedir que los burócratas internacionales influyan en las políticas internas de EE UU.
En 2024, la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) adoptó enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI) que ampliaron significativamente la autoridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las respuestas internacionales de salud pública. Estas enmiendas, que se desarrollaron sin una participación pública adecuada, amplían el papel de la OMS en emergencias de salud pública, le otorgan facultades adicionales para formular declaraciones de pandemia y fortalecen su capacidad para facilitar el acceso equitativo a los productos sanitarios. Estas enmiendas tienen una influencia indebida en nuestras respuestas nacionales en materia de salud, derivadas de las directrices de la OMS. Tampoco abordan adecuadamente la susceptibilidad de la OMS a la influencia política y la censura, especialmente de China, durante los brotes. Estas enmiendas iban a ser vinculantes para EE UU, independientemente de nuestra retirada de la OMS.
La terminología de las enmiendas de 2024 es vaga y amplia, lo que podría generar respuestas internacionales coordinadas por la OMS centradas en cuestiones políticas como la solidaridad, en lugar de en acciones rápidas y eficaces. Las enmiendas también sugieren que los países desarrollen capacidades que afectan los controles de gestión y la difusión de la información de salud pública, lo que podría sofocar un valioso debate científico. Además, estas revisiones obligan a los países a adoptar documentos sanitarios digitales.
Nuestras agencias han sido y seguirán siendo claras: priorizaremos a los estadounidenses en todas nuestras acciones y no toleraremos políticas internacionales que vulneren la libertad de expresión, la privacidad o las libertades personales de los estadounidenses. Estas enmiendas corren el riesgo de interferir injustificadamente con nuestro derecho soberano nacional a formular políticas sanitarias. Estamos orgullosos de haber trabajado juntos para garantizar que la política de salud pública siga estando dictada por los valores y la voluntad del pueblo estadounidense, no por actores globales no elegidos.