Las investigadoras de un reciente estudio publicado en el BMJ recomiendan a los profesionales de la salud u otros usuarios de las Guías médicas de la Academia Americana de Pediatría (AAP), tener precaución con las directrices de la AAP para los fármacos que recomiendan para tratar la obesidad en niños y adolescentes [1].
Las guías sobre obesidad infantil de 2023 de la AAP son las primeras en recomendar la prescripción de medicamentos a los adolescentes ≥12 años para bajar de peso y permitir su uso en niños de 8 a 11 años. La AAP adopta un enfoque diferente al del Reino Unido, Suecia y Australia. En estos países se recomienda no recetar medicamentos para la pérdida de peso a niños menores de 12 años, salvo circunstancias excepcionales.
Las recomendaciones de prescripción de agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), como la semaglutida o la tirzepatida, tienen soporte científico de alta eficacia para la pérdida de peso en personas con afecciones asociadas a la obesidad, pero esta evidencia es limitada y existe preocupación sobre sus efectos secundarios y su seguridad, especialmente en niños y adolescentes y en el largo plazo, además de la presión económica que este grupo de medicamentos ejerce en los sistemas de salud por sus elevados costos.
Las autoras del estudio documentaron conflictos de intereses financieros sistémicos desde el año 2012, evidenciando que la AAP recibió cerca de US$2 millones en los últimos años por concepto de pagos de patrocinio corporativo de empresas farmacéuticas que desarrollan medicamentos GLP-1. Sin embargo, la AAP afirmó que sus guías fueron revisadas independientemente para detectar sesgos.
Las autoras mencionan que también se han realizado pagos a los líderes nacionales de la AAP y a los miembros de su comité de guías y revisiones sistemáticas.
Según Rodríguez PJ et al, en el año posterior a la publicación de las guías de la AAP sobre el tratamiento de la obesidad infantil en 2023, las prescripciones de medicamentos contra la obesidad para niños y adolescentes en EE UU aumentaron un 38% [2].
Referencias: