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VENTANA ABIERTA

Los precios de los medicamentos nuevos

Antonio Ugalde y Núria Homedes

En los últimos meses se han publicado un número importante de noticias, blogs, y artículos científicos sobre el alto costo de los nuevos medicamentos. Este número del Boletín Fármacos refleja esta realidad. Los precios han llegado a un nivel tan elevado que ni los países de altos ingresos, incluyendo EE UU y la Unión Europea, tienen los recursos para satisfacer las necesidades terapéuticas de sus ciudadanos enfermos.

El excesivo precio de los medicamentos y lo que ello significa para el modelo de investigación y desarrollo de los medicamentos que necesitamos ha coincidido con la epidemia de Ébola.

Las dificultades de controlar la propagación del Ébola ha llevado a concluir que la industria no tiene interés en desarrollar medicamentos para ciertas enfermedades que no generen un beneficio económico inmediato que permita a las empresas no solo recuperar la inversión sino mantener actividades que nadie les ha pedido que hicieran.

Entre ellas se pueden mencionar el caso de los cientos de miles de programas de educación continuada de médicos, el marketing de productos cuyo uso no debe responder a la propaganda sino a la necesidad del paciente y a la recomendación de su médico, el mantenimiento de revistas que sirven para promocionar sus medicamentos, los pagos a médicos para que prescriban sus medicinas y un largo etcétera más.

Si la industria no tiene interés o no puede producir a un precio asequible a la sociedad los medicamentos que la población necesita, como es el caso de las enfermedades olvidada y las raras y otras que no caen dentro de estas categorías como los antibióticos, la pregunta obvia es: ¿quién es/son los que los van a producir? Y también hay que responder para qué sirven medicamentos cuyo coste de producción es tan elevado que la gran mayoría de la población global no los puede usar. Y la curiosidad nos lleva a preguntarnos: ¿es posible que la industria farmacéutica haya llegado a un momento de su historia en que ha dejado de ser útil y hay que buscar una alternativa nueva para producir los medicamentos seguros y eficaces que necesitamos?

Esta discusión ha coincidido también con la muy reciente publicación de un estudio pagado por la industria que nos informa sobre que el costo promedio de poner un medicamento en el mercado, es decir de su investigación y desarrollo. El estudio ha sido llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Tufts en Massachusetts bajo la dirección del veterano Dr. DiMassi, quien ya en 2003 causó consternación cuando determinó que el precio medio de un nuevo medicamento en aquel momento era US$802 millones. Aquel estudio ha sido ampliamente cuestionado por su metodología e investigadores independientes consideran que el costo era menos de la mitad.

Ahora el Dr. DiMassi afirma que en números redondos la cifra de llevar un medicamento nuevo al mercado es US$2.600 millones y si se le añade los costos de la investigación que requiere la FDA una vez que el medicamento está en el mercado (postmarketing research) la cantidad asciende a US$2.900 millones.

El documento explicando la metodología no se ha publicado y por lo tanto no se sabe mucho sobre los detalles de la investigación, pero la crítica no se ha hecho esperar. Lo que se sabe es que el estudio se ha hecho en base a 106 medicamentos que se probaron en humanos entre 1995 y 2007, que 10 empresas farmacéuticas escogieron al azar.

A los expertos independientes la cifra les ha parecido absurda. En esta editorial no podemos presentar los detalles de la discusión, que sin duda seguirá durante una larga temporada, pero si nos has parecido expresivos y representativps los comentarios que han hecho críticos de DiMassi, por ejemplo las palabras de Rohit Malpani, que lleva la dirección de política y análisis de Médicos sin Frontera: “Si ud se cree esta cifra Ud probablemente también cree que la tierra es plana”. El anuncio que hizo el Dr. DiMassi ante la prensa este martes pasado ya ha hecho el efecto deseado que buscaba la industria. Ya tenemos una cifra sagrada que se repetirá por todos los interesados en mantener precios altos de medicamentos para justificar el costo de los medicamentos.

Esperamos que el Dr. DiMassi sea un poco más transparente que la industria que le paga y que nos diga: lo que las farmacéuticas han pagado a su Universidad, a su equipo de investigadores y cuanto él mismo ha cobrado. Que publique los nombres de los 106 medicamentos, del número de personas que participaron en los ensayos, de los países en los que se llevaron a cabo los ensayos clínicos, lo que se pagó a los investigadores principales en cada centro en los que se llevaron a cabo los ensayos, los precios, las ventas y los ingresos que han generado cada uno de los 106 medicamentos desde que se comercializaron. Hará falta mucho más, por ejemplo que justifique los estimativos que ha hecho y que ya ha enunciado el Dr. Jamie Love.

Es decir necesitamos toda la información que permita a los ciudadanos entender el negocio de los medicamentos y saber por qué tenemos que pagar los precios que la industria, protegida por el monopolio que otorgan las patentes, decide unilateralmente. Hoy día, una sociedad global moderna y democrática tiene derecho a saber por qué no puede acceder a los medicamentos que pueden prolongar y mejorar la calidad de su vida. Si la industria farmacéutica innovadora no lo puede hacer debe abrir vía a otras alternativas que lo hagan.

creado el 12 de Septiembre de 2017