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Investigadores renales falsifican la información

(Renal Researchers faked data)
Bob Grant
The Scientist, News Blog, 13 de julio de 2009
Traducido por Salud y Fármacos

Dos investigadores que estaban realizando estudios de inmunosupresión en animales mintieron sobre la metodología experimental y falsificaron datos en 16 artículos y en varias propuestas de investigación que produjeron durante los últimos ocho años, dice la Oficina de Integridad en la Investigación (ORI).

Los científicos Judith Thomas y Juan Contreras, que habían trabajado en la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB) mintieron al informar que en sus experimentos habían realizado nefrectomías bilaterales en varios macacos rhesus para probar la efectividad de dos medicamentos inmunosupresores –Immunotoxin FN18-CRM9 y 15- deoxyspergualina (15-DSG)- en prevenir el rechazo de un solo riñón transplantado.

Según Richard Marchase, vice-presidente de investigación de UAB, el protocolo decía que se iba a extraer un riñón, se reemplazaría por uno transplantado y se trataría a los monos con inmunosupresores; y un mes más tarde se les quitaría el otro riñón. Marchese le dijo a The Scientist que “Lo que ocurrió con un buen número de animales es que [Contreras y Thomas] nunca realizaron la segunda cirugía”. En un correo electrónico enviado a The Scientist Marchese califica el comportamiento de “una infracción muy seria”.

La investigación de Thomas y Contreras recibió más de 23 millones de dólares en becas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). La administración de UAB se enteró de que Contreras y Thomas dejaron uno de los riñones intactos en al menos 32 animales – lo que permitió les permitió seguir viviendo y exageró el aparente beneficio de los inmunosupresores. El 27 de enero de 2006 Thomas informó de que había encontrado que uno de los monos experimentales tenía uno de sus riñones originales intacto y culpó a Contreras del error.

Marchase dijo que Thomas al principio dijo que Contreras, un cirujano que estaba haciendo un post-doctorado con Thomas, había cometido el delito sin su conocimiento, pero eventualmente la investigación de la UAB demostró que Thomas también había estado involucrada en el fraude.

Peter Abbrecht, de ORI, escribió en una declaración enviada a The Scientist por correo electrónico “la ausencia de la segunda nefrectomía se hubiera podido descubrir mucho antes al examinar las historias de los tratamientos y cuidados que recibieron los macacos y por las preguntas y preocupaciones que expresaron algunos empleados de UAB… pero el investigador principal no realizo ninguna de estas actividades, y parece que ejerció muy poco control sobre la integridad del estudio”. Según el informe de ORI, Thomas aceptó su responsabilidad, pero tanto Contreras como Thomas negaron haber cometido fraude intencionalmente.

La investigación que realizó ORI encontró que las publicaciones con información falsa, tanto en revistas como en solicitudes de beca, se realizaron durante un periodo de más de ocho años, desde 1998 cuando Contreras y Thomas publicaron un artículo en Transplantation, hasta un trabajo que publicó Thomas en el número de diciembre de 2005 en el Journal of Immunology. También se descubrió que Thomas presentó por primera vez información falsa a los NIH en 1999, en el informe de avance de una beca RO1.

En total, Thomas y Contreras manipularon la información de 16 publicaciones y varias solicitudes de beca para los NIH. Según la UAB, 14 de estas publicaciones han sido retractadas y dos están en proceso. Abbrecht declaró en el informe ORI que la amplitud de la mala conducta y la diseminación tan amplia de resultados falsos ocasionó que aumentase la credibilidad de los que respondieron al tratamiento y consecuentemente mejorase la aceptación de los datos falsificados por otros investigadores en el tema….Este nivel de aceptación podría llevar a que muchos otros investigadores hubieran perdido el tiempo en sus investigaciones y quizás ha puesto en riesgo a los pacientes que se han inscrito en ensayos clínicos diseñados en base a información falsa”.

Thomas, quien era parte del Consejo Directivo del Instituto de Alergia y Enfermedades Infecciosas de los NIH, renunció a su plaza de catedrático el 10 de enero de 2008 cuando se enteró de los hallazgos de UAB. En ese momento, según Marchase, tenía un laboratorio con entre 6 y 10 estudiantes graduados, técnicos, e internos de post-doctorado. Thomas aceptó un acuerdo voluntario de exclusión (Voluntary Exclusion Agreement) que no le permitirá recibir ningún financiamiento del gobierno estadounidense ni participar en ningún comité asesor del Sistema Público de Salud (US Public Health Service -USPHS) durante un periodo de 10 años. The Scientist no logró ponerse en contacto con Thomas.

Contreras renunció a su posición de profesor asistente de UAB el 6 de julio de 2009 y también aceptó un acuerdo voluntario de exclusión con ORI. Según este acuerdo, no podrá recibir financiamiento del gobierno ni participar en consejos asesores del USPHS durante un periodo de tres años. Marchase dijo que UAB prohibió que Contreras fuese investigador principal en proyectos y protocolos que involucrasen estudios en animales, pero podía seguir trabajando en las becas de otros. Sin embargo dijo Marchese, la sanción de ORI y de la UAB lo dejo con pocas opciones, por eso renunció. Contreras inicialmente dijo que hablaría con The Scientist pero luego no devolvió las llamadas.

Si bien la motivación que llevo a que adoptasen este comportamiento no se ha aclarado, este caso ha aumentado la vigilancia por parte de la universidad, dijo Marchese. “Realmente no lo entendemos…. No es un comportamiento coherente con lo que se espera de un científico”.

creado el 9 de Febrero de 2024