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Prescripción

Neurolépticos: se prescriben con demasiada facilidad
Editorial
Rev Prescrire, 2016;36(397):855
Traducido por Salud y Fármacos

En muchos países, el uso de fármacos neurolépticos (antipsicóticos) se ha disparado desde la comercialización de los neurolépticos de segunda generación (o “atípicos”) en la década de los 80s: amisulprida, aripiprazol, clozapina, olanzapina, quetiapina y risperidona [1]. Este incremento ¿está justificado?

Aumento del uso, incluyendo trastornos no psicóticos. Un equipo de farmacoepidemiólogos del Instituto Nacional Francés de la Salud e Investigación Sanitaria (conocido por sus iniciales francesas como INSERM) ha señalado que el número de prescripciones de neurolépticos “atípicos” aumentó rápidamente en los 90s porque se afirmaba que su perfil de efectos adversos era más favorable que los neurolépticos de primera generación [1].

Aunque producían menos efectos adversos neurológicos a corto plazo que neurolépticos como haloperidol, presentaban efectos adversos metabólicos más marcados, como diabetes y dislipemia. Ambos tipos de neurolépticos se asociaban con una mortalidad excesiva [1,2]. Sin embargo, el número de prescripciones para estos fármacos ha seguido aumentando, en particular en indicaciones no autorizadas como los trastornos de ansiedad, trastornos del ánimo y demencia [1]. Estos fármacos también se prescriben en niños y adolescentes, por ejemplo, para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad y el autismo [1].

Una tendencia arriesgada. Los autores de este artículo consideraron que el uso extendido de fármacos neurolépticos es problemático, principalmente porque estos fármacos aumentan el riesgo de trastornos cardíacos y mortalidad excesiva. Les preocupa que los neurolépticos se prescriban con demasiada facilidad a niños y adolescentes, pese a la falta de datos sobre el potencial impacto sobre el desarrollo del cerebro [1].

Un fenómeno similar se observó cuando los antidepresivos inhibidores “selectivos” de la recaptación de la serotonina (ISRS) se introdujeron en el mercado (empezando con la fluoxetina) [1].

En ambos casos, nuevos fármacos, aclamados (sobre todo por las compañías farmacéuticas) por su perfil superior de efectos adversos, reemplazaron a fármacos antiguos cuya eficacia estaba establecida y cuyos efectos adversos eran mejor conocidos [1].

Cuando las decisiones se basan más en las esperanzas y en reclamos hechos por las compañías farmacéuticas que en datos de calidad, los pacientes pueden ser víctimas de las consideraciones que los profesionales sanitarios prestan a los efectos dañinos de los fármacos.

Referencias

  1. Verdoux H et al. “Usage et mésusage des médicaments psychotropes: les antipsychotiques, nouvelle panacée pour les troubles psychiatriques?” Bull Acad Natle Méd 2016; 200 (6): 12 páginas.
  2. “12-5-5. Patients sous neuroleptique” Rev Prescrire 2015; 35 (386 suppl. interactions médicamenteuses).
creado el 4 de Diciembre de 2020