Un estudio investigó el riesgo de enfermedad arterial periférica grave en pacientes que tomaban una gliflozina o una gliptina [1]. Usando la base de datos de la Administración de Salud para Veteranos de EE UU, los autores formaron una cohorte de pacientes que habían empezado un tratamiento para la diabetes con una gliflozina (principalmente empagliflozina [Jardiance] o una gliptina (principalmente saxagliptina [Onglyza] o alogliptina [Vipidia] entre 2000 y 2016.
Al inicio del tratamiento, la mitad de los pacientes eran mayores de 69 años, habían tenido diabetes durante más de 10 años y tenían un nivel de hemoglobina glucosilada (HbA1c) que superaba el 8,4%. Se comparó a 76.072 consumidores de gliflozina con 75.833 consumidores de gliptina. El criterio principal de valoración compuesto fue: amputaciones y procedimientos de revascularización periférica [1].
Tras una mediana de seguimiento de aproximadamente ocho meses, y tomando en cuenta diferentes factores de riesgo, el riesgo fue más alto con las gliflozinas que con las gliptinas: cociente de riesgos ajustado (aHR) 1,18; intervalo de confianza del 95% [IC95]: 1,08-1,29. Tras cuatro años, la probabilidad acumulada de eventos relacionados con la enfermedad arterial periférica fue del 4% con una gliflozina, versus el 2,8% con una gliptina [1].
Entre los consumidores de gliflozinas, hubo 6,4 amputaciones por año por cada 1.000 pacientes, versus 5,7 con una gliptina (HR 1,15; IC95: 1,02-1,29), y 6,5 procedimientos de revascularización periférica por año por cada 1.000 pacientes, versus 5,6 con una gliptina (HR 1,25; IC95; 1,11-1,41) [1].
En la práctica, este estudio cuantifica el riesgo conocido de enfermedad arterial periférica y de amputación asociado a las gliflozinas [2]. Estos datos justifican que se eviten las gliflozinas en pacientes que tienen un riesgo más alto de padecer esos eventos, por ejemplo, debido a una enfermedad arterial periférica preexistente.
Referencias