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Ensayos Clínicos

Valor Científico

La revolución de los ensayos clínicos podría cambiar el futuro de la investigación médica (Clinical trials revolution could change the future of medical research)
The Guardian, 24 de agosto de 2017
https://www.theguardian.com/science/head-quarters/2017/aug/24/clinical-trials-revolution-could-change-the-future-of-medical-research
Traducido por Salud y Fármacos

En tiempos tumultuosos, es fácil pasar por alto el hecho de que la ciencia está experimentando una revolución silenciosa. Hace varios años que, entre los expertos en biomedicina, ha ido aumentando la preocupación por la fiabilidad de los artículos que se publican: los resultados de demasiados estudios no pueden reproducirse cuando se repiten utilizando los mismos métodos. A la vez que ha ido creciendo el descontento, la comunidad científica ha impulsado y adoptado una serie de reformas que facilitan el acceso universal a los avances científicos – open science. El objetivo de estas reformas es simple: conseguir que la ciencia sea más creíble y accesible, para beneficio de otros científicos y del público que financia la investigación científica, y consisten en iniciativas que van desde facilitar que los datos de investigación estén disponibles públicamente, hasta asegurar que todas las investigaciones publicadas puedan ser leídas por el público.

En la actualidad, una de estas reformas se afianza por primera vez en la medicina clínica: un nuevo tipo de artículo que se denomina Informe Registrado, en cuyo caso la revista se compromete a publicar ensayos clínicos independientemente de su resultado. Esto puede parecer de sentido común, porque eso es exactamente lo que es, pero en el mundo competitivo de la ciencia y la academia representa una desviación significativa del status quo.

El problema de los ensayos
Toda la ciencia está teñida por la imperfección humana, pero si piensa que los ensayos clínicos deben ser inmunes a la baja confiabilidad lo podríamos perdonar. Los ensayos son estudios de alto riesgo que pueden influir en la vida y la muerte, y que durante mucho tiempo se han considerado como el estándar de oro para investigar la efectividad de tratamientos nuevos. En un ensayo típico, se divide la muestra aleatoriamente en dos grupos. Usted administra el tratamiento nuevo a un grupo y otro tratamiento al grupo control. Usted ciega a los pacientes de cada grupo para que no sepan si están recibiendo el tratamiento o el control, y ciega a los investigadores hasta el final del ensayo. Finalmente, antes de que comience el ensayo, usted registra el diseño del estudio en un foro público junto con su plan de análisis de los datos. Estos pasos están destinados a evitar que los investigadores se engañen a sí mismos y vean lo que quieren ver.

En un mundo perfecto, los ensayos clínicos serían el baluarte de la credibilidad científica. Pero la mentalidad de “publicar o perecer” del mundo académico colisiona violentamente con estos ideales.

El primer problema es el sesgo de publicación: la tendencia a que ciertos tipos de resultados sean más fáciles de publicar que otros, incluso cuando la calidad de los métodos subyacentes sea la misma. Supongamos que debe testar un nuevo tratamiento prometedor y descubre que supera de manera confiable el tratamiento actual: esto es lo que se conoce como un resultado positivo. Dependiendo de la importancia de este resultado, usted tendrá relativamente pocos problemas para publicar sus hallazgos en una respetada revista revisada por pares. Incluso podría tener la oportunidad de publicarlo en una de las revistas médicas más prestigiosas, lo que a su vez podría proporcionar un gran impulso a su carrera académica, por lo que es más fácil que lo promuevan y adquiera más fondos de investigación.

Pero supongamos que el nuevo tratamiento prometedor no se diferenció notablemente del tratamiento actual, lo que se conoce como resultado negativo. Ahora, desde el punto académico, se encuentra en una posición incómoda. Es poco probable que las publicaciones más prestigiosas consideren que sus resultados son lo suficientemente importantes como para ser publicados. Puede que le resulte imposible publicar el estudio en una revista respetada, y es posible que mientras busca donde publicar el estudio se quede sin fondos. Después de toda esta frustración, puede decidir abandonar la publicación por completo, dejando los resultados en lo que los científicos llaman el archivo: un gran ático para guardar los resultados que eran demasiado complejos o ambiguos para ver la luz del día.

Con el tiempo, estos incentivos enseñan a los investigadores que los resultados positivos son buenos y los resultados negativos son malos, a pesar de que los resultados negativos, que demuestran que un tratamiento no funciona o podría no funcionar, son absolutamente vitales para el avance de la medicina. Este sesgo de publicación es una de las principales razones por las cuales entre el 33% y el 60% de los ensayos clínicos nunca informan los resultados. Solo imagine por un momento lo que esto representa para nuestra comprensión de qué tratamientos médicos realmente funcionan y por qué.

El segundo problema con los ensayos clínicos es una forma de informar resultados conocida como cambio oculto de resultados. Ya en la década de 1980, la comunidad médica decidió que los ensayos clínicos deberían registrarse previamente, especificando previamente el diseño del estudio, las medidas de resultado y el plan de análisis. Una de las razones por las cuales esto se hizo fue para evitar que los investigadores seleccionaran los resultados, ya sea deliberada o inconscientemente. En cualquier estudio con muchas variables, es relativamente fácil encontrar un resultado positivo después de analizar los datos; una forma de hacerlo es cambiando la principal medida de resultado o utilizando un tipo de análisis diferente al planificado originalmente. Así como cambiar los postes de la portería en un partido de fútbol garantiza un gol con cada patada, si se manipulan suficientemente los datos, seguro que el investigador encontrará algo publicable, aunque ese “algo” sea un descubrimiento falso.

El sesgo de publicación coloca a los investigadores bajo una enorme presión y los induce a seleccionar los resultados: todos los incentivos en el mundo académico acorralan a los investigadores y los inducen a engañarse a sí mismos (y a otros) en nombre de publicar en revistas prestigiosas. Por lo tanto, no es de extrañar que la selección de resultados afecte a los ensayos clínicos: un análisis de 2014 encontró que aproximadamente uno de tres ensayos cambió su medida primaria de impacto después de completar el ensayo, y el proyecto COMPARE de Ben Goldacre recientemente encontró que de 67 ensayos publicados en prestigiosas revistas médicas, 58 habían alterado de forma encubierta sus medidas de resultado, que fueron diferentes a las que aparecían en el protocolo registrado.

Informes registrados al rescate
Todo esto es bastante sombrío, pero resulta que la solución tanto para el sesgo de publicación como para el cambio oculto de resultados es sencilla. El primer paso es tratar el proceso de publicación tal como trataríamos un ensayo clínico y asegurar que las revistas no tengan acceso a los resultados al decidir si aceptan o rechazan artículos. Esto garantiza que los resultados positivos y negativos tengan la misma probabilidad de aparecer en la literatura publicada. Y, en segundo lugar, debemos asegurarnos de que los investigadores se adhieran a los protocolos de los ensayos que registran, o al menos expliquen por qué han tenido que desviarse del protocolo. Para esto, la respuesta es la revisión por pares del protocolo.

Un nuevo tipo de artículo llamado Informe Registrado cumple con estas dos características. A diferencia de la publicación científica convencional, los informes registrados se revisan en dos etapas. Los investigadores primero presentan su protocolo a la revista antes de recopilar los datos. Esto se somete a una revisión por pares que se centra en la lógica del estudio y la solidez de la metodología. Después de incorporar las revisiones necesarias, la revista puede aceptar por adelantado el protocolo, garantizando la publicación de los resultados siempre que los investigadores se adhieran al protocolo. Como condición para la publicación final, los investigadores también deben poner a disposición pública toda la información anonimizada de su estudio.

Los informes registrados se originaron en psicología hace algunos años, como estrategia para resolver el problema de la reproducibilidad, y desde entonces han sido aceptados por 70 revistas académicas que cubren una amplia gama de ciencias. Además de evitar el sesgo de publicación y la selección de resultados, cambian los incentivos centrales en la ciencia, liberando a los investigadores de la presión de informar resultados positivos, porque el tipo de resultados ha dejado de ser importante. Para un informe registrado, los resultados de un ensayo no afectan su publicación.

Hoy BMC Medicine se convierte en la primera revista médica importante en ofrecer Informes Registrados y todas las revistas médicas deben seguir su ejemplo. Siendo que el tema es muy importante porque pone en juego a la investigación clínica, tienen pocos motivos para rechazarlo. De hecho, si como sociedad aceptamos que en medicina los informes tendenciosos son intolerables ¿no deberían publicarse todos los ensayos como informes registrados?

creado el 4 de Diciembre de 2020