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ADVIERTEN

Reacciones Adversas e Interacciones

¿Las vitaminas deben regularse como los fármacos? (Should vitamins be regulated as drugs?)
Worst Pills Best Pills Newsletter, junio de 2010
Traducido por Salud y Fármacos

Cada año, la industria de suplementos vitamínicos y minerales amasa miles de millones de dólares en Estados Unidos. La industria ha sido muy efectiva al hacer creer a los americanos que estos suplementos son seguros y necesarios. Incluso cuando no hay riesgo de déficit de vitaminas, muchas personas siguen tomando los suplementos vitamínicos porque piensan que estos suplementos son un modo seguro de mantener la salud.

Es posible que mucha gente no sea consciente de que los suplementos vitamínicos y minerales son, como los fármacos, sustancias farmacológicamente activas, lo que significa que afectan a múltiples partes del cuerpo. Todos los fármacos tienen sus inconvenientes. Algunos de los efectos secundarios potenciales de las vitaminas son bastante graves. Estos suplementos pueden producir toxicidad cuando se toman en dosis excesivas y también pueden interactuar con medicamentos de venta con y sin receta.

Estas preocupaciones sobre la seguridad llevaron a investigadores canadienses a publicar un artículo en febrero de 2010 en Annals of Pharmacotherapy en el que se examinaba si las vitaminas debían regularse como los fármacos. Los autores de este artículo (y nuestro equipo) no sugieren que las vitaminas deban prohibirse o clasificarse como fármacos de venta con receta si no están ya clasificados de esa forma (como las vitaminas inyectables). En su lugar, proponen la regulación de los suplementos vitamínicos y minerales como fármacos de venta sin receta, ya que algunos fabricantes de vitaminas ya promocionan sus productos como si fueran fármacos para la prevención y el tratamiento de enfermedades. Esto significaría que de hacerse el cambio los fabricantes tendrían que aportar evidencias de eficacia y seguridad.

Dado que la mayoría de las vitaminas entran actualmente dentro de la categoría de suplementos dietéticos, y los suplementos dietéticos en Estados Unidos están erróneamente exentos de los requisitos de seguridad y eficacia farmacológica, y la FDA carece de la autoridad reguladora para requerir que se incluyan las advertencias correspondientes en las etiquetas de los productos vitamínicos. A diferencia de los suplementos dietéticos, un producto clasificado como fármaco de venta sin receta puede estar obligado a incluir información de seguridad en su envase.

Estamos de acuerdo con los autores del estudio en que los consumidores deberían tener el derecho básico a ser advertidos de estos efectos secundarios potenciales en las etiquetas de los productos que compran. Las vitaminas deberían regularse como fármacos de venta sin receta.

Lo que puede hacer
Hay algunas situaciones de déficit de vitaminas que requieren tratamiento médico con vitaminas y, por tanto, están reguladas por la FDA. Por ejemplo, la vitamina K inyectable, la vitamina D y la vitamina B12 están aprobadas y reguladas por la FDA como fármacos con receta.

No todo el mundo está en situación de riesgo de déficit de vitaminas y, por consiguiente, los suplementos vitamínicos y minerales no son apropiados para todo el mundo. Hable con su médico antes de comenzar a tomar cualquier nuevo suplemento. No asuma que las vitaminas, especialmente a grandes dosis, son inofensivas.

Efectos secundarios de las vitaminas
A continuación mostramos una lista de las vitaminas junto con sus efectos secundarios potenciales. Las vitaminas se clasifican como liposolubles o hidrosolubles. Las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) se almacenan en el organismo y pueden acumularse, por lo que son potencialmente tóxicas. Las vitaminas hidrosolubles, por el contrario, son eliminadas rápidamente por el organismo y las probabilidades de producir toxicidad son menores.

Vitamina A – 3-dehidroretinol, retinoides, retinol, retinil acetato, retinil palmitato, carotenoides.

Ingesta diaria máxima recomendada: 900 microgramos, equivalente a 3.000 Unidades Internacionales (UI).

Toxicidad hepática. El daño producido por la vitamina A va desde niveles elevados de enzimas hepáticas en sangre, que son signos precoces de toxicidad hepática potencial, a daño extendido del hígado (fibrosis hepática, cirrosis y muerte celular), que puede llegar a producir la muerte.

Otros efectos. La toxicidad aguda con dosis de 50.000 UI puede producir náuseas, vómitos, cefalea, aumento de la presión cefalorraquídea, mareos, visión borrosa, descoordinación muscular y protuberancias entre los huesos del cráneo en niños. El uso crónico de esta vitamina a altas dosis puede producir letargia, irritabilidad, pérdida de apetito, malestar abdominal, náuseas y vómitos, sudoración excesiva, picor, enrojecimiento y aumento de la coloración de la piel.

Se ha observado retraso del crecimiento en niños que toman dosis altas de vitamina A con cierre prematuro de las placas de crecimiento en los huesos, endurecimiento anormal del hueso, dolor articular y muscular, y niveles elevados de calcio en sangre y orina.

Defectos congénitos. Los bebés expuestos a vitamina A en el vientre materno pueden desarrollar anomalías congénitas que afectan al cráneo, la cara y el sistema nervioso central, así como defectos cardiacos y de los vasos sanguíneos. Un estudio con 22.748 mujeres embarazadas en Estados Unidos halló que entre los recién nacidos de madres que tomaban más de 10.000 UI diarias, uno de cada 57 neonatos presentaba una malformación relacionada con la vitamina A.

Osteoporosis y riesgo de fracturas. La investigación ha demostrado que una ingesta alta de retinol (una forma de vitamina A) y de vitamina A se asocia con osteoporosis y un aumento del riesgo de fracturas. Estos resultados no proceden de ensayos clínicos aleatorizados; sin embargo, los resultados de estos estudios fueron congruentes y deberían contemplarse como una seria advertencia.

Cáncer de pulmón. Un ensayo clínico aleatorizado identificó un aumento del riesgo de cáncer de pulmón en varones fumadores que tomaban betacaroteno, una fuente vegetal de vitamina A. Otros estudios también han mostrado la relación entre la vitamina A y el cáncer.

Otros efectos adversos. La vitamina A también se ha asociado con osteoporosis, menor crecimiento en niños, pérdida de peso, conjuntivitis, sensibilidad a la luz, calcificación de los vasos sanguíneos, inflamación del páncreas, crisis epilépticas generalizadas, psicosis, aumento del nivel de colesterol, enzimas hepáticas y nitrógeno ureico.

Vitamina D – 1,25-dihidroxic­olecalciferol, 25-hidroxicole­calciferol, alfacalcidol, calcife­diol, calcipotrieno, calcitriol, colecalciferol, dihidrotaquis­terol, ergocalciferol, paricalcitol

Ingesta diaria máxima recomendada: 15 microgramos, equivalente a 600 UI.

Entre los síntomas de toxicidad por vitamina D se incluyen aumento de los niveles de calcio en sangre que pueden producir debilidad, fatiga, somnolencia, cefalea, náuseas, vómitos, diarrea, mareos, dolor óseo, irritabilidad y sodio bajo en sangre en niños.

Problemas renales. La vitamina D también se ha asociado con niveles altos de urea en sangre, aumento de la frecuencia urinaria, sed y aumento de la proteinuria.

Cálculos renales. En un ensayo clínico aleatorizado efectuado en mujeres, el uso de una combinación de 400 UI de vitamina D con 1.000 miligramos de calcio elemental aumentó el riesgo de cálculos renales en comparación con el placebo.

Vitamina E – alfa-tocoferol, beta-tocoferol, delta-tocoferol, gamma-tocoferol

Ingesta diaria máxima recomendada: 15 miligramos, equivalente a 22,5 UI.

Efectos gastrointestinales (GI). En adultos sanos, las dosis de 200 a 800 miligramos/día de vitamina E pueden producir trastornos GI.

Efectos cardiacos. Un ensayo con más de 11.000 pacientes con infartos previos sugirió que la vitamina E no aportaba ningún beneficio. Al dar seguimiento durante 3 años y medio a estos pacientes se observó que aquellos que recibieron vitamina E presentaban un aumento del riesgo del 20% de desarrollar insuficiencia cardiaca congestiva, y había un aumento del 50% de insuficiencia cardiaca congestiva en pacientes con disfunción cardiaca. Un ensayo aleatorizado examinó 9.500 participantes con alto riesgo de eventos cardiovasculares. El estudio halló que “el tratamiento con vitamina E durante una media de 4,5 años no prevenía el cáncer ni los eventos cardiovasculares mayores, pero aumentaba el riesgo de insuficiencia cardiaca”.

Efectos sobre la coagulación sanguínea. Las dosis de 800 a 1200 miligramos/día de vitamina E podrían aumentar el riesgo de hemorragia. El riesgo es particularmente importante en pacientes bajo tratamiento con anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios para prevenir los trombos sanguíneos.

Ictus. Un ensayo de prevención primaria con casi 30.000 varones fumadores sugirió una incidencia mayor de un cierto tipo de ictus en fumadores que tomaban vitamina E.

Riesgo de fallecimiento. Algunos estudios sugieren que la ingesta de altas dosis de vitamina E podrían incrementar el riesgo de muerte. Un meta análisis de 19 ensayos clínicos con más de 135.000 participantes concluyó que la vitamina E a una dosis de 400 UI/día o más podría incrementar la mortalidad, por lo que deben evitarse estas dosis. Un estudio reciente mostró un aumento de la mortalidad en sujetos que tomaban vitamina E y tenían antecedentes de ictus, cirugía de bypass coronario o infarto de miocardio.

Cáncer. También preocupa el efecto de los suplementos de vitamina E sobre el riesgo de cáncer. Un análisis de un estudio estadounidense de gran tamaño con más de 150.000 mujeres halló que los niveles sanguíneos de gamma-tocoferol (otra forma de vitamina E) se asoció con un aumento del riesgo de todos los tipos de cáncer de mama y de cáncer de mama invasivo.

Un estudio de 5.141 varones aleatorizados para recibir diariamente un placebo o un suplemento con dosis nutricionales de vitamina C, vitamina E, beta-caroteno, selenio y zinc durante ocho años halló que los pacientes con un nivel elevado de antígeno prostático específico que recibían los suplementos multivitamínicos/multiminerales presentaban una incidencia mayor de cáncer de próstata. Según un estudio a gran escala, “los hombres que toman un suplemento multivitamínico más de siete veces a la semana y que también toman un suplemento adicional de vitamina E presentan un aumento significativo del riesgo de desarrollar cáncer de próstata”.

Vitamina K – fitomenadiona [K1], menaquinona [K2], menadiona [K3], menadiol acetato [K4], 4-amino-2-metil-1-naftol [K5]

Ingesta diaria máxima recomendada: 120 microgramos.

Se ha observado inflamación dolorosa en el sitio de inyección de la vitamina K. Hay informes de enrojecimiento de cara y cuello, mareos, aumento del riesgo de hemorragia, exceso de bilirrubina en sangre, daño hepático en bebés y niños, y destrucción de células sanguíneas.

Vitamina B1 – tiamina

Ingesta diaria máxima recomendada: 1,2 miligramos.

Esta vitamina puede producir inflamación cutánea y otras reacciones de hipersensibilidad, incluyendo un riesgo de reacción grave de hipersensibilidad (anafilaxis) al inyectarse. También, la inyección de vitamina B1 puede producir molestias y cambios de los tejidos en el sitio de inyección, así como hormigueo, picor, dolor, debilidad, sudoración, náuseas, inquietud, dificultad respiratoria, cianosis, edema pulmonar, hemorragia GI, colapso vascular y fallecimiento.

Vitamina B2 – riboflavina, vitamina G, lactoflavina

Ingesta diaria máxima recomendada: 1,3 miligramos.

La ingesta oral de grandes cantidades de riboflavina (400 mg/día) pueden causar diarrea, micción frecuente y decoloración amarillenta-naranja de la orina.

Vitamina B3 – niacina, niacinamida, ácido nicotínico, vitamina PP

Ingesta diaria máxima recomendada: 16 miligramos.

Reacción de enrojecimiento de cara y cuello. La niacina puede producir una reacción de enrojecimiento de cara y cuello con picor, aumento del flujo sanguíneo y cefalea con dosis comunes utilizadas para el tratamiento del colesterol alto (más de 30 miligramos/día).

Toxicidad hepática. La niacina también puede producir un aumento de los niveles de enzimas hepáticas e ictericia (color amarillento de la piel y del globo ocular), especialmente con dosis de 3 gramos/día o más, y se han notificado casos de toxicidad hepática severa con inflamación hepática y cerebral. La toxicidad hepática por niacina es más común con productos de liberación sostenida que se utilizan para disminuir el nivel de colesterol.

Efectos GI. Grandes dosis de niacina pueden producir síntomas como náuseas, vómitos, gases, pérdida de apetito, diarrea y úlcera péptica.

Efectos sobre el nivel de glucosa. No existe un acuerdo en la literatura médica sobre si la niacina aumenta el nivel de glucosa y hemoglobina A1c, un indicador del control de glucosa, en sangre.

Efectos sobre los niveles de ácido úrico. Se ha demostrado que la niacina a altas dosis reduce la excreción urinaria de ácido úrico. También induce un aumento consecuente de los niveles de ácido úrico en sangre y, potencialmente, podría producir gota.

Efectos sobre la tensión arterial. La niacina dilata los vasos sanguíneos y disminuye la presión arterial, lo cual puede producir taquicardia, arritmias cardiacas y desmayos, particularmente en pacientes bajo tratamiento para la hipertensión arterial.

Vitamina B5 – ácido pantoténico, D-pantotenato cálcico, D-pan­tenol, pantotenol

Ingesta diaria máxima recomendada: 5 miligramos.

La ingesta de grandes cantidades de ácido pantoténico puede producir diarrea.

Vitamina B6 – piridoxina

Ingesta diaria máxima recomendada: 1,7 miligramos.

Efectos sobre los nervios. La vitamina B6 puede producir cambios nerviosos sensoriales reversibles e incoordinación muscular progresiva gradual en dosis mayores de 1 gramo/día, aunque la toxicidad puede aparecer con dosis menores.

Efectos sobre la piel. Se han descrito casos de trastornos inflamatorios de rápida evolución en la cara, conocido como rosácea, asociados con la ingestión diaria de altas dosis de vitamina B6 y B12, y casos de fotosensibilidad producida por la vitamina B6.

Otros efectos. La vitamina B6 puede producir náuseas, vómitos, dolor abdominal, cefalea, somnolencia, reacciones alérgicas, dolor o aumento del tamaño del pecho.

Vitamina B9 – ácido fólico, 5-metiltetrahidrofolato, folacina, folato, L-metifolato

Ingesta diaria máxima recomendada: 400 microgramos si proceden de la comida, 200 microgramos si sintético.

Efectos GI. Esta vitamina es bien tolerada cuando se toma en dosis inferiores a 1 miligramo/día; sin embargo, dosis superiores a 5 miligramos/día pueden producir retortijones, diarrea y erupción cutánea.

Efectos sobre el sistema nervioso. Grandes dosis de ácido fólico, superiores a 15 miligramos/día, pueden producir alteraciones de los patrones del sueño, irritabilidad, confusión, aumento de la frecuencia de crisis epilépticas, náuseas y flatulencia; también pueden precipitar o exacerbar cambios nerviosos en personas con deficiencia de vitamina B12.

Deterioro intelectual. Un estudio efectuado con 3.718 residentes de Chicago halló que las personas con más de 65 años que tomaban una media de 0,74 miligramos/día de ácido fólico presentaban un deterioro cognitivo que evolucionaba a doble velocidad que aquellos que tomaban una media de 0,19 miligramos/día.

Efectos cardiacos. Dos ensayos multicéntricos, aleatorizados, controlados, con más de 4.300 participantes sugirió que la ingesta de 0,8-1,2 mg/día de ácido fólico podría aumentar el riesgo de eventos coronarios adversos mayores.

Cáncer de próstata. Un gran estudio con 295.344 varones halló que aquellos que tomaban un suplemento multivitamínico más de siete veces a la semana y también un suplemento adicional de ácido fólico presentaban un aumento del riesgo de desarrollar cáncer de próstata. Un ensayo clínico aleatorizado sobre aspirina y suplementos de ácido fólico para la prevención del cáncer colorrectal halló que los varones que tomaban 1 mg/día de ácido fólico presentaban un riesgo mayor de desarrollar cáncer de próstata durante un periodo de 10 años en comparación con aquellos que tomaron el placebo.

Vitamina B12 – cianocobalamina, hidroxocobalamina, metilcobalamina

Ingesta diaria máxima recomendada: 2,4 microgramos.

La vitamina B12 puede producir diarrea, trombos sanguíneos, picor, urticaria y anafilaxis. La vitamina B12 a una dosis de 20 microgramos/día y piridoxina a una dosis de 80 miligramos/día pueden producir enrojecimiento intenso de la piel con nódulos, pápulas y pústulas en la cara y la nariz.

Vitamina C – ácido ascórbico

Ingesta diaria máxima recomendada: 90 miligramos.

Efectos GI. Los efectos adversos de la vitamina C oral dependen de la dosis e incluyen náuseas, vómitos, irritación del esófago, ardor, retortijones, obstrucción GI, enrojecimiento de cara y cuello y diarrea cuando se toman varios gramos en una sola dosis.

Cálculos. La ingesta a largo plazo de vitamina C puede producir el desarrollo de cálculos en el tracto urinario y los riñones.

Efectos cardiacos. Un estudio efectuado en 573 mujeres y hombres de mediana edad que no presentaban síntomas de enfermedades cardiovasculares documentó que la ingesta suplementaria de 500 miligramos/día de vitamina C durante 18 meses puede producir un aumento 2,5 veces más rápido del grosor de la capa interna de la arteria carótida en varones no fumadores y quintuplicar la velocidad del aumento de grosor en hombres o mujeres fumadoras. En un estudio efectuado en más de 1.900 mujeres postmenopáusicas, la dosis de suplementos de vitamina C está relacionada con un aumento del riesgo de enfermedades arteriocoronarias y de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.

modificado el 28 de noviembre de 2013