Resumen
La respuesta a la pandemia de covid-19 puso a prueba la solidaridad mundial y sacó a la luz dinámicas de poder persistentes que alimentan las desigualdades, la desinformación y la desconfianza.
El acceso global, sostenido y equitativo a productos para la salud de calidad sigue siendo un objetivo inalcanzable.
Las importantes lecciones del pasado sobre el acceso a productos sanitarios esenciales, tanto para enfermedades infecciosas como no transmisibles, aún no se han incorporado adecuadamente en las políticas nacionales e internacionales.
Es urgente avanzar de forma coordinada en cuatro ámbitos: rediseñar el ecosistema de innovación farmacéutica y su entorno político para resolver la incoherencia entre los enfoques impulsados por el mercado y las necesidades de salud pública; aplicar criterios de priorización transparentes y basados en la evidencia en los sistemas nacionales de salud; fortalecer los sistemas regulatorios y de suministro; y promover la protección financiera en los sistemas de salud como parte de la cobertura universal a la salud.
La innovación médica y los productos esenciales para la salud son cruciales para el sistema de salud pública y se deben tratar como bienes comunes, en lugar de activos comerciales privados.