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Ética

Integridad de la Ciencia

Frecuencia y características de los ensayos que utilizan el apoyo de redactores médicos y se publican en revistas oncológicas de alto impacto

(Frequency and characteristics of trials using medical writer support in high-impact oncology journals)
Eva Buck; Alyson Haslam, PhD; Jordan Tuia, BA; et al Vinay Prasad, MD, MPH
JAMA Netw Open. 2023;6(2):e2254405. doi:10.1001/jamanetworkopen.2022.54405
https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2800869
Traducido por Salud y Fármacos, publicado en Boletín Fármacos: Ética y Derecho 2023; 26(2)

Tags: redactores médicos, escritor fantasma, ensayos clínicos oncología, ética en publicaciones científicas, reconocimiento de autoría, incentivo económico de autores, lista de verificación de publicaciones, mercado mundial de la redacción médica, escritores médicos, sesgo de publicación, artículos exageran los resultados positivos, estudios de oncología, criterios de autoría de artículos

Objetivo: Evaluar las características de los ensayos oncológicos que utilizan a redactores médicos y si existe una asociación entre el uso de redactores médicos y el éxito del ensayo o el criterio principal de valoración evaluado.

Diseño, contexto y participantes: Este estudio transversal incluyó ensayos oncológicos que evaluaron una intervención dirigida a tumores y que se publicaron en The Lancet, The Lancet Oncology, JAMA, JAMA Oncology, Journal of Clinical Oncology y The New England Journal of Medicine entre el 1 de mayo de 2021 y el 1 de mayo de 2022.

Exposiciones: Publicados con la asistencia de redactores médicos o sin asistencia.

Criterios principales de valoración y resultados: Los criterios principales de valoración fueron el porcentaje de estudios que utilizaron redactores médicos, el porcentaje de éxito de ensayos informados con la ayuda de redactores médicos, la asociación entre el éxito del ensayo y el uso de redactores médicos, y la asociación entre el criterio primario de valoración y el uso de redactores médicos.

Resultados: De 270 estudios, 141 (52,2%) utilizaron a un redactor médico y 129 (47,8%) no lo hicieron. De los estudios que utilizaron un redactor médico, 83 (58,9%) fueron exitosos. De los estudios que no incluían un redactor médico, 64 (49,6%) fueron exitosos (p = 0,16 para la diferencia). Los estudios publicados con la ayuda de redactores médicos tuvieron menos probabilidades que los que no los usaran de utilizar el criterio de valoración de supervivencia global (15 [10,6%] frente a 17 [13,2%]) y supervivencia libre de enfermedad o libre de eventos (16 [11,3%] frente a 29 [22,5%]), mientras que los estudios con redactor médico tuvieron más probabilidades de utilizar como criterio de valoración la supervivencia libre de progresión (32 [22,7%] frente a 17 [13,2%]). El uso de un redactor médico se asoció con la presentación favorable de las conclusiones en todos los estudios (113 [80,1%] frente a 89 [69,0%]; odds ratio [OR], 1,81 [IC 95%, 1,04-3,19]), pero cuando se ajustó por otras variables, no hubo asociación (OR, 1,84 [IC 95%, 0,92-3,72]).

Conclusiones y relevancia: En este estudio transversal, los ensayos que utilizaron redactores médicos tuvieron más probabilidades de informar criterios indirectos de valoración, como la supervivencia libre de progresión, y conclusiones favorables, pero cuando se ajustó por fase del ensayo, aleatorización y financiación del estudio, no hubo asociación con conclusiones favorables. Estos hallazgos sugieren que las revistas deberían hacer un mayor escrutinio de los estudios que utilizan redactores médicos y que la autoría se debe reconocer adecuadamente.

Introducción
El tamaño del mercado mundial de redactores médicos fue de US$3.600 millones en 2021 y se prevé que aumente a US$8,400 millones para 2030 [1]. Los redactores médicos pueden ser empleados de las compañías farmacéuticas o de agencias de terceros y trabajar junto con médicos, científicos y profesionales de la salud para redactar y editar artículos para su publicación, y para ayudar con la difusión de información y documentación.

Las empresas y los investigadores afirman que confían en los redactores médicos para ahorrar tiempo y mejorar la calidad de un manuscrito, con lo que tienen más posibilidades de que se publiquen sus artículos en comparación con quienes no recurren a un redactor médico [2]. Sin embargo, el uso de redactores médicos plantea ciertos problemas éticos.

Los redactores médicos externos pueden no asumir responsabilidad por los resultados y conclusiones de las publicaciones, porque no reúnen los requisitos para ser autores y, cuando figuran como autores, es poco probable que informen de posibles conflictos de intereses que puedan sesgar los resultados del estudio [3]. Además, como sus ingresos dependen de la financiación de las empresas del sector, pueden verse incentivados económicamente para presentar los resultados de forma favorable a la empresa que les paga, como se ha demostrado en otros ámbitos de la investigación [4].

El tema de determinar la autoría puede volverse problemático. El Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas define la autoría como la contribución sustancial al diseño, la recopilación de datos, el análisis, la interpretación y la redacción del manuscrito, la aprobación de la versión final y la responsabilidad por todos los aspectos del trabajo [5]. La dependencia excesiva en los redactores médicos puede poner en peligro estas normas.

El término “redactor médico” se puede considerar una evolución del término “escritor fantasma”, que sugiere una contribución al manuscrito significativamente menor [6]. A pesar del reconocimiento de la redacción médica y la ayuda editorial en las notas a pie de página, el uso de redactores médicos permite que se escriban manuscritos médicos sin revelar suficientemente cómo se elaboró el documento. En el presente estudio, se revisaron ensayos oncológicos originales para evaluar si el uso declarado de redactores médicos se asociaba con el éxito del ensayo y la elección de un tipo particular de criterio de valoración.

Discusión de resultados
Nuestro análisis de 270 artículos oncológicos de alto impacto y su uso de redactores médicos reveló varios hallazgos clave. En primer lugar, los estudios oncológicos con redactores médicos tenían más probabilidades de llegar a conclusiones favorables que los estudios sin redactores médicos. Sin embargo, no hubo asociación cuando se ajustó por la financiación del estudio. La financiación del estudio y de los autores puede dar lugar a conflictos de intereses, que también pueden provocar sesgos en las conclusiones de los estudios [4,8,9]. En segundo lugar, se observó que los estudios con redactores médicos tenían más probabilidades de utilizar como criterio de valoración principal la supervivencia libre de progresión (SLP), mientras que los estudios sin redactores médicos tenían más probabilidades de usar como variable principal la supervivencia global (SG). Estos hallazgos sugieren que se recluta a los redactores médicos cuando los ensayos que se centran en criterios de valoración de menor importancia.

Se observó que los estudios con redactores médicos tenían más probabilidades de utilizar la SLP y la tasa de respuesta objetiva, que son criterios de valoración indirectos de uso frecuente. Los criterios de valoración indirectos no suelen estimar qué terapias mejoran la supervivencia [10]. Los médicos pueden debatir las intervenciones que logran una mejoría en un criterio de valoración indirecto, con efectos tóxicos y coste, que todavía no han demostrado una mejoría en la calidad de vida o la supervivencia. El uso de un redactor médico puede ayudar a apaciguar o desviar la atención de tales preocupaciones.

Encontramos que los estudios que no utilizaron redactores médicos solían informar que se habían adherido a una lista de verificación de informes. Aunque estaba fuera del alcance de nuestro estudio evaluar la exhaustividad de lo reportado según las listas de verificación establecidas, otro estudio documentó que el uso de un redactor médico se asociaba con una información más completa de los componentes de la lista de verificación [11]; sin embargo, el estudio no informó sobre la declaración de adherencia a la lista de verificación.

Un redactor médico puede redactar un manuscrito sin que su contribución principal figure en la lista oficial de autores. El Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas tiene guías claras sobre la autoría. Para tener derecho a figurar como autor, hay que haber contribuido sustancialmente a la concepción o el diseño del trabajo. También deben redactar el trabajo o revisarlo de forma crítica por su importante contenido intelectual [5,12]. Nuestro análisis es limitado, ya que no tuvimos acceso a las versiones de los manuscritos con los controles de cambios y, por tanto, no pudimos confirmar si los criterios de autoría fueron apropiados.

A menudo se cita a los redactores médicos como asistentes en la preparación del manuscrito o del primer borrador [12]. Puede darse el caso de que un redactor médico haya redactado predominantemente un manuscrito y se le reconoce en una nota a pie de página, mientras que los autores oficiales no contribuyeron tanto. Una preocupación es que cuando los redactores médicos no figuran como autores, no se les hace responsables de la información presentada en la publicación [12]. Si los redactores médicos influyen en la redacción de un manuscrito, incluyendo en el uso del lenguaje e incluso los resultados del ensayo, tal vez deberían figurar como autores o restringirse su participación en las publicaciones.

En un estudio anterior, se confirmó que el 47% de las publicaciones médicas correspondían a artículos con apoyo de redactores médicos, aunque en el caso de los escritores fantasma, que puede tener definiciones variadas, la estimación ha variado mucho, del 1% al 91% [11,13]. Estas estimaciones pueden variar en función del diseño del estudio, el año de publicación y la disciplina biomédica. Nuestro hallazgo del 52,2% es representativo de la frecuencia con que se recurrió a redactores médicos en la investigación oncológica contemporánea, pero se prevé que este porcentaje aumente a medida que crezca el tamaño del mercado mundial de la redacción médica [1].

Referencias

  1. Polaris Market Research. Medical writing market share, size, trends, industry analysis report, by type (medical writing, scientific writing, regulatory writing, others); by application, by end-user (pharmaceutical companies, CRO, others); by region; segment forecast, 2022-2030. June 1, 2022. Accessed September 6, 2022. https://www.polarismarketresearch.com/industry-analysis/medical-writing-market
  2. Woolley, K. L . Goodbye ghostwriters! how to work ethically and efficiently with professional medical writers. Chest. 2006;130(3):921-923. doi: 10.1378/chest.130.3.921
  3. Hakoum MB , Jouni N , Abou-Jaoude EA , et al. Authors of clinical trials reported individual and financial conflicts of interest more frequently than institutional and nonfinancial ones: a methodological survey. J Clin Epidemiol. 2017;87:78-86. doi: 10.1016/j.jclinepi.2017.04.002
  4. Haslam A , Lythgoe MP , Greenstreet Akman E , Prasad V . Characteristics of cost-effectiveness studies for oncology drugs approved in the United States from 2015-2020. JAMA Netw Open. 2021;4(11):e2135123. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2021.35123
  5. International Committee of Medical Journal Editors. Defining the role of authors and contributors. Accessed September 6, 2022. https://www.icmje.org/recommendations/browse/roles-and-responsibilities/defining-the-role-of-authors-and-contributors.html#:~:text=The%20ICMJE%20recommends%20that%20authorship,for%20important%20intellectual%20content%3B%20AND
  6. Matheson A . Ghostwriting: the importance of definition and its place in contemporary drug marketing. BMJ. 2016;354:i4578. doi: 10.1136/bmj.i4578
  7. Haslam A , Gill J , Crain T , et al. The frequency of medical reversals in a cross-sectional analysis of high-impact oncology journals, 2009-2018. BMC Cancer. 2021;21(1):889. doi: 10.1186/s12885-021-08632-8
  8. Akman EG , Powell K , Haslam A , Prasad V . Characteristics of oncology podcasts: attitudes, speakers, conflicts. J Cancer Policy. 2022;32:100329. doi: 10.1016/j.jcpo.2022.100329
  9. Kaestner V , Edmiston JB , Prasad V . The relation between publication rate and financial conflict of interest among physician authors of high-impact oncology publications: an observational study. CMAJ Open. 2018;6(1):E57-E62. doi: 10.9778/cmajo.20170095
  10. Haslam A , Hey SP , Gill J , Prasad V . A systematic review of trial-level meta-analyses measuring the strength of association between surrogate end-points and overall survival in oncology. Eur J Cancer. 2019;106:196-211. doi: 10.1016/j.ejca.2018.11.012
  11. Gattrell WT , Hopewell S , Young K , et al. Professional medical writing support and the quality of randomised controlled trial reporting: a cross-sectional study. BMJ Open. 2016;6(2):e010329. doi: 10.1136/bmjopen-2015-010329
  12. Stocks A , Simcoe D , Toroser D , DeTora L . Substantial contribution and accountability: best authorship practices for medical writers in biomedical publications. Curr Med Res Opin. 2018;34(6):1163-1168. doi: 10.1080/03007995.2018.1451832
  13. DeTora LM , Carey MA , Toroser D , Baum EZ . Ghostwriting in biomedicine: a review of the published literature. Curr Med Res Opin. 2019;35(9):1643-1651. doi: 10.1080/03007995.2019.1608101
creado el 14 de Junio de 2023