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Ética

Investigaciones

Mala conducta científica y las revistas médicas (Scientific Misconduct and Medical Journals)
Bauchner H, Fontanarosa PB, Flanagin A et al
JAMA, 2018;320(19):1985-1987. doi:10.1001/jama.2018.14350
https://jamanetwork.com/journals/jama/fullarticle/2708590
Traducido por Salud y Fármacos

Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE UU, “Se entiende como mala conducta en investigación, la fabricación, falsificación o plagio cuando se proponen, se realizan o revisan investigaciones, o cuando se informa sobre los resultados de una investigación” [1]. Otras irregularidades importantes relacionadas con el proceso de investigación biomédica incluyen, pero no se limitan a cuestiones éticas (p. ej., no obtener el consentimiento informado, no obtener la aprobación adecuada de comité de ética de investigación y maltratar a los participantes de la investigación), cuestiones relacionadas con responsabilidades de autoría y disputas, la duplicación de publicaciones y cuando se ocultan los conflictos de interés. Cuando se descubre que los autores, durante la investigación, han estado involucrados en conductas indebidas u otras irregularidades graves relacionadas con artículos publicados en revistas científicas, los editores tienen la responsabilidad de garantizar la exactitud e integridad del documento científico [2,3].

Aunque no se sabe mucho acerca de la prevalencia de la mala conducta científica, varios estudios con métodos limitados han estimado que la prevalencia de científicos involucrados en mala conducta científica oscila entre el 1% y el 2% [4-6.] Durante los últimos 5 años, JAMA y las revistas de la Red JAMA han publicado 12 avisos de Retracción sobre 15 artículos (incluyendo las retracciones recientes de 6 artículos del mismo autor) [7] y 6 avisos de Expresión de Preocupación sobre 9 artículos. Estos avisos se publicaron principalmente porque se encontró que los estudios originales implicaban la fabricación o falsificación de datos que invalidaban la investigación y los artículos publicados; en algunos casos, investigaciones posteriores a la publicación no pudieron proporcionar evidencia de que la investigación original fuera válida. Desde 2015, las revistas JAMA y JAMA Network también han retirado y reemplazado 12 artículos por casos de error generalizado involuntario que resulta de una codificación incorrecta de los datos o un análisis incorrecto y sin evidencia de mala conducta en la investigación [8]. Durante el mismo período, se publicaron 1021 avisos de corrección en estas revistas. Las políticas de la Red JAMA con respecto a las correcciones y la retractación con reemplazo se han publicado con anterioridad [8,9]. El enfoque de esta Editorial es sobre un tema más complejo y desafiante: mala conducta científica relacionada con la fabricación, la falsificación y el plagio en el informe de la investigación [1].

El papel y las responsabilidades de los editores
Las revistas JAMA y JAMA Network reciben numerosas comunicaciones de los lectores, como cartas al editor y correos electrónicos, donde critican el contenido publicado. La mayoría de las críticas involucran cuestiones de interpretación, la necesidad de aclarar el contenido o las diferencias de opinión; algunos abordan preocupaciones éticas, algunos son quejas frívolas y algunos incluyen solicitudes de retractar un artúculo. Sin embargo, por lo general, entre 10 y 12 veces al año, estas revistas reciben denuncias de mala conducta científica. Todos los asuntos que tienen que ver con las denuncias de mala conducta científica relacionada con artículos publicados en JAMA y en las revistas de la Red JAMA son evaluados y gestionados por los directivos de JAMA, incluyendo el editor jefe de JAMA, el editor ejecutivo, el editor-gestor ejecutivo y el consejo editorial. Esto permite utilizar un proceso consistente para lidiar con una posible mala conducta científica. Si la acusación involucra un artículo publicado en una revista de la red, se involucra el editor jefe de esa revista y se le mantiene informado sobre el progreso de la investigación. Además, cuando es necesario, se obtiene la ayuda de expertos externos.

Las acusaciones de mala conducta científica que llegan a las revistas son un desafío y representan mucho tiempo para los autores, para los editores y, potencialmente, para las instituciones. El primer paso implica determinar la validez de la denuncia y evaluar si la denuncia es compatible con la definición de conducta indebida en investigación. En algunos casos, cuando los autores son acusados ​​de conducta indebida, la crítica se debe a una interpretación diferente de los datos o al desacuerdo con el enfoque estadístico utilizado, en lugar de mala conducta científica. Este paso inicial también implica determinar si las personas que alegan conducta indebida tienen conflictos de interés relevantes. En algunos casos, parece que los intereses financieros y las opiniones expresadas (conflicto de intereses intelectuales) pueden ser la razón de la acusación. Esto no significa que los posibles conflictos de interés por parte de las personas que presentan las acusaciones impidan la posibilidad de que haya habido mala conducta científica por parte de los autores, sino que el proceso de evaluación tiene en cuenta el conflicto de interés.

Si existe una posibilidad de mala conducta científica o de otras irregularidades importantes en la investigación, las denuncias se comparten con el autor correspondiente, quien, en nombre de todos los coautores, debe proporcionar una respuesta detallada. Dependiendo de la naturaleza de la acusación, algunos autores pueden tardar meses en responder a las inquietudes. Después de recibir y evaluar la respuesta, se puede solicitar una revisión adicional y la participación de expertos (como revisores estadísticos). En la mayoría de los casos, las respuestas de los autores y la información adicional que proporcionan en respuesta a las inquietudes planteadas son suficientes para determinar si es probable que las alegaciones presentadas representen una mala conducta. Para los casos en los que es poco probable que haya ocurrido mala conducta, las aclaraciones, los análisis adicionales, o ambos, publicados como cartas al editor, que a menudo incluyen una notificación de corrección, y la corrección del artículo publicado son suficientes. Hasta la fecha, JAMA ha tenido muy pocos desacuerdos con los individuos que hacen acusaciones de mala conducta científica, aunque algunos han criticado el tiempo que se han tomado JAMA y otras revistas para resolver un problema de presunta mala conducta científica [10-12].

Sin embargo, si las respuestas de los autores a las alegaciones planteadas son insatisfactorias o poco convincentes, o si existe alguna duda sobre si se ha producido mala conducta científica, se suele requerir información y la investigación adicional, y se contacta a la institución correspondiente con una solicitud para realizar una evaluación formal. En ese momento, y dependiendo de la naturaleza de las acusaciones, la revista puede publicar un aviso de Expresión de preocupación sobre los informes publicados en cuestión, lo que indica que han surgido problemas de validez u otras inquietudes y que están siendo investigadas [2].

Cuando hay que involucrar a las instituciones se hace con gran cuidado por varias razones. Primero, incluso solo una acusación de mala conducta puede dañar la reputación de una persona. Las personas involucradas en tales alegatos han expresado esta preocupación y la notificación a una institución aumenta el nivel de escrutinio dirigido hacia la persona involucrada. En estos casos, las instituciones son responsables de garantizar el debido proceso y la confidencialidad, en función de sus políticas y procedimientos. En segundo lugar, al igual que JAMA recibe denuncias de mala conducta científica e irregularidades en la investigación, también lo hacen las instituciones. Simplemente, no es posible que todas las instituciones realicen una investigación detallada de cada denuncia recibida; por lo tanto, las revistas JAMA y JAMA Network se aseguran de solo pedir que se involucren las instituciones cuando se ha determinado que es posible que haya habido mala conducta científica y los autores no han respondido adecuadamente a las inquietudes planteadas.

El papel y las responsabilidades de las instituciones
Se espera que las instituciones realicen una investigación adecuada y exhaustiva de las denuncias de mala conducta científica. Algunas instituciones responden de inmediato, acusan recibo de la carta de la revista que describe las inquietudes y comienzan una investigación rápidamente. En otros casos, puede llevar tiempo identificar y contactar a las personas institucionales apropiadas, e incluso entonces, tardan muchos meses en recibir una respuesta. Algunas instituciones parecen estar bien equipadas para llevar a cabo investigaciones, mientras que otras parecen tener poca experiencia en tales asuntos o no realizan las investigaciones de forma adecuada [13]; estas instituciones pueden tardar meses o años en proporcionar a JAMA una respuesta adecuada. En algunos casos que involucran cuestiones de mala conducta fuera de EE UU, las instituciones han indicado que una investigación adicional debe esperar hasta que se resuelvan numerosos problemas legales, lo que retrasa aún más la respuesta.

Los editores de JAMA solicitan a las instituciones que proporcionen actualizaciones periódicas sobre el estado de una investigación, y una vez que se completa la investigación, se espera que las instituciones proporcionen a los editores un informe detallado de sus hallazgos. Para los casos en que se ha identificado una conducta indebida, la institución y los autores pueden recomendar y solicitar la retractación del artículo publicado. En otros casos, según el informe de la investigación de la institución, los editores de la revista determinan qué acciones son necesarias, por ejemplo, si un artículo debe ser retractado; o cuando se haya publicado un aviso de Expresión de Preocupación, si se debe emitir un aviso de Retracción. En cada caso, los avisos están vinculados a y desde el artículo original, y los artículos retractados están claramente identificados como tales para que los lectores e investigadores reciban una alerta adecuada sobre la invalidez de los artículos originales [2].

Conclusiones
Las denuncias de mala conducta científica son un reto. No todas las alegaciones de este tipo justifican una investigación, pero algunas requieren una evaluación exhaustiva. JAMA revisa regularmente su procedimiento para responder a las denuncias de mala conducta para garantizar que el proceso sea oportuno, objetivo y justo para los autores y sus instituciones, y que aporte evidencia que aborde directamente las denuncias de mala conducta. En última instancia, los autores, revistas e instituciones tienen la importante obligación de garantizar la exactitud de la investigación científica. Al responder apropiadamente a las inquietudes sobre mala conducta científica y tomar las medidas necesarias basadas en la evaluación de estas inquietudes, tales como correcciones, retracciones con reemplazo, avisos de expresión de preocupación y retractaciones, JAMA y las revistas de la Red JAMA continuarán cumpliendo con las responsabilidades de asegurar la validez e integridad de la investigación científica.

Información sobre conflictos de interés: Todos los autores han completado y enviado el Formulario ICMJE para Dar a Conocer los Conflictos de Interés Potenciales. La Sra. Flanagin informa que se desempeña como miembro no remunerado de la junta directiva de STM: Asociación Internacional de Editores Científicos, Técnicos y Médicos. No se informaron otros conflictos.

Referencias

  1. US Department of Health and Human Services. 42 CFR Parts 50 and 93. Public Health Service policies on research misconduct; final rule. Fed Regist. 2005;70(94):28386. https://www.gpo.gov/fdsys/pkg/FR-2005-05-17/pdf/05-9643.pdf.Google Scholar
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creado el 4 de Diciembre de 2020