Salud y Fármacos is an international non-profit organization that promotes access and the appropriate use of pharmaceuticals among the Spanish-speaking population.

Prescripción, Farmacia y Utilización
Generales

Investigación sobre los hábitos de los consumidores de medicamentos
Editado por Boletín Fármacos

Cuando no hay alternativas no queda más remedio que usar el dinero de las farmacéuticas
Tiago Villanueva (médico residente, Lisboa)
Editado y traducido por Boletín Fármacos de: Pharma money: the least common denominador, Healthy Skepticism, 6 de agosto de 2007, disponible en: www.healthyskepticism.org/news/2007/Sep.php

Una respuesta a Tiago Villanueva. Hay alternativas
Geoffrey Spurling (profesor de medicina general, Universidad de Queensland, Australia), disponible en: www.healthyskepticism.org/news/2007/Oct.php

Si busca nombres para medicamentos: recurra a la psicología
Traducido y editado por Boletín Fármacos de: Tom Murphy, Drug makers make name games big business, The Associated Press, 22 de enero de 2008.

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Investigación sobre los hábitos de los consumidores de medicamentos
Editado por Boletín Fármacos

The Nielsen Company realizó un estudio de mercado mundial relacionado con el consumo de medicamentos, a través de una encuesta mundial entre 26.486 usuarios de internet alrededor del mundo, con el objetivo de estudiar el mercado de medicamentos y los hábitos de los consumidores ante un malestar [1].

La investigación destaca tres factores fundamentales en los consumidores cuando se sienten enfermos: la fuerte lealtad a las marcas de venta libre que siempre han usado, la reticencia a la visita médica, y una fuerte cultura sobre los “remedios caseros” -especialmente en países del centro y este de Europa y Asia-. En cuando al primer factor, el 42% de los encuestados dijo haber optado por un medicamentos que ya tenía en su hogar durante el período de enfermedad, mientras que el 32% es la proporción de encuestados que declaró visitar al médico. En América latina, este segundo porcentaje asciende al 34%.

En líneas generales, el 29% de los consumidores acuden a la farmacia sin prescripción por un medicamento de venta sin receta (OTC, por sus siglas en inglés); en América latina este porcentaje es menor: 27%. De todas maneras, cuando se trata de medicamentos de venta libre, la mayoría intenta no experimentar y acude a productos que siempre compra [2].

Los medicamentos OTC resultaron ser los más utilizados por los encuestados. Los consumidores más leales a las marcas OTC son los asiáticos: más del 80% de los ciudadanos de Hong Kong, Singapur y China, lo que significa una importante diferencia con el resto de los mercados encuestados. El porcentaje de este tipo de consumidor fiel a su marca es seguido por EE.UU. con el 68%.

Las encuestas reflejaron grandes diferencias entre EE.UU. y Europa en el acceso a los OTC. En EE.UU. es notablemente mayor el porcentaje de consumidores que optan por ir a la farmacia cuando sufren un problema leve de salud (35%) que los que acuden al médico. Por su parte, en estos casos en Europa son más los que van al médico (29%) que los que acuden directamente a la farmacia (27%). Esto es especialmente significativo en Francia, donde el 44% de los consumidores opta por ir al médico, debido a que el sistema público de salud de algunos países como Francia, paga gran parte del costo de los medicamentos [3].

En Europa resulta también decisiva la influencia de los farmacéuticos, pues el 50% de los encuestados declara seguir sus recomendaciones; mientras que en EE.UU. el porcentaje se reduce al 25% y resulta mucho más habitual la automedicación.

Sólo uno de cada cinco consumidores de todo el mundo (19%) declara verse influenciado por la publicidad o las recomendaciones de familiares o amigos a la hora de probar nuevos medicamentos que no necesitan receta, si bien China muestra la mayor influencia de la publicidad a la hora de tomar decisiones de automedicarse.

Finalmente, es importante destacar el uso de remedios caseros en varios países europeos y asiáticos. Polonia, Letonia, Rusia, Alemania y Suiza son los países más propensos a utilizar estos remedios que a visitar al médico o ir a la farmacia. Y los “no consumidores” son, en general, escandinavos, daneses y noruegos que, con un tercio de su población cada uno, lideran el ranking global por no tomar “absolutamente nada” para curar una complicación de salud.

Los 47 mercados en los que Nielsen realizó el estudio fueron Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, China, República Checa, Dinamarca, Egipto, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hong Kong, Hungría, India, Indonesia, Irlanda, Italia, Japón, Corea, Letonia, Lituania, Malasia, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Filipinas, Polonia, Portugal, Rusia, Tailandia, Singapur, Sudáfrica, España, Suecia, Suiza, Taiwan, Turquía, UAE, Reino Unido, EE.UU. y Vietnam.

Referencias:
1. Nielsen Group, Consumer Ailments and Remedies a global Nielsen consumer report, agosto de 2007, disponible en: www2.acnielsen.com/reports/documents/GlobalReport_AilmentsRemediesAugust07b.pdf
2. Infobrand, Santo remedio: hábitos de consumo de medicamentos.
3. Nielsen Group España, Dolores de cabeza, resfriados y dolores de espalda, las dolencias más comunes en el mundo, según el estudio global de Nielsen, 7 de septiembre de 2007.

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Cuando no hay alternativas no queda más remedio que usar el dinero de las farmacéuticas
Tiago Villanueva (médico residente, Lisboa)
Editado y traducido por Boletín Fármacos de: Pharma money: the least common denominador, Healthy Skepticism, 6 de agosto de 2007, disponible en: www.healthyskepticism.org/news/2007/Sep.php

Imagínense la siguiente situación. Usted es un médico joven empezando su residencia. Está muy entusiasmado y con gran motivación, y decidido a aprovechar al máximo este intenso periodo tan importante de su carrera médica que incluye entre otras cosas clases, cursos, presentaciones en congresos o investigación. Tanto tomar cursos como participar en congresos es sumamente costoso sobre todo cuando los ingresos de los residentes son tan limitados.

En Portugal donde trabajo, la mayoría de los residentes como yo reciben ayuda de la industria farmacéutica para financiar los cursos y participar en congresos. Esto es así porque no hay casi ninguna otra fuente de financiación, ni siquiera del gobierno que es el que paga nuestro salario. La influencia de la industria farmacéutica en el entrenamiento de postgrado es aun más considerable porque las compañías también toman la responsabilidad de proveer el entrenamiento externo, ya que el gobierno no lo hace.

Así que aceptar visitas de los visitadores es la regla número uno de este retorcido y complicado, pero necesario, juego. Cada semana, recibo invitaciones de los visitadores para tomar un curso que ofrece la industria que representan. A menudo, los cursos son de buena calidad (y no me refiero a esos que son en realidad charlas promocionales en hoteles de lujo, los cuales desprecio) que ofrecen médicos reconocidos a nivel provincial o nacional. En mi opinión, aceptar la visita de visitadores es por tanto importante por dos razones principales. La primera, y con mucho la más importante, es que sin estos cursos, los residentes no recibiríamos casi ningún entrenamiento de postgrado.

Aun más, a parte del material promocional sesgado que nos ofrecen, que normalmente lo tiro a la papelera terminada la visita, los visitadores entregan a menudo separatas de excelentes libros de texto que muchas veces no se pueden conseguir en las librerías.

La segunda razón es que algunos de los visitadores por su propia iniciativa o por la nuestra pueden estar dispuestos a patrocinarnos la participación en cursos o congresos importantes. Esto es significativo cuando hablamos de cursos y conferencias que tiene un costo por concepto de viaje, hotel y dietas. Con un salario de 1.800 euros mensuales no puedo participar en ninguna conferencia internacional y hacer una presentación. Ya di por imposible este año participar en el Congreso Europea de Medicina General (WONCA) al darme cuenta que gastaría lo equivalente a mi salario mensual por asistir a este congreso de tres días.

Por lo tanto, es muy difícil para una persona en mi situación cerrar las puertas a la industria farmacéutica, a pesar de que me doy cuenta perfectamente de la trampa y el peligro que conlleva esta “promiscuidad.” No me siento satisfecho en absoluto al tener que ajustar mis hábitos de prescripción para favorecer a los medicamentos de una u otra compañía. En Portugal, los médicos de atención primaria pueden escoger entre docenas de medicamentos tanto genéricos como de marca que hay en el mercado. No hace mucho almorcé con un visitador de una compañía de genéricos que admitía que aunque el patrocinio por parte de la industria como norma en vez de excepción no es lo ideal es una realidad inevitable de la vida profesional de los médicos jóvenes como yo, y yo estoy de acuerdo.

La falta de regulación del mercado es también responsable de esta situación. Sin duda, estos niveles de acoso no existirían si los médicos no pudieran elegir entre las marcas de medicamentos que prescriben, o si el número de compañías fuera mucho menor de forma que los médicos solo pudieran escoger entre unas pocas medicinas genéricas o de marca.

Finalmente, también aclararía que el precio que hay que pagar por unos pocos libros, cursos y este patrocinio anómalo es tener que abrir las compuertas de la inundación de visitas (un promedio de tres diarias) así como tener que aguantar unos discursos aburridos. Por cada 20 visitadores, quizá uno o dos solamente ofrecen materiales que son útiles, ya sea un libro, una invitación a un curso o patrocinarnos la asistencia a un curso o congreso.

¿Es este precio que tenemos que pagar demasiado? Mi respuesta tentativa sería quizás, porque la industria farmacéutica está lejos de ser una organización filantrópica altruista ideal, y reconozco completamente el dilema ético y las consecuencias e implicaciones que general esta excesiva propaganda que aceptamos de la industria farmacéutica.

Pero en medicina, no estoy seguro si es mejor quedarse solo o estar mal acompañado. En definitiva son los pacientes los que se beneficiarán del nivel de nuestra preparación y competencia. Y cuando el gobierno no se preocupa de nuestro desarrollo profesional, no me parce del todo mal que las compañías farmacéuticas llenen el agujero mientras no haya alguien más que esté dispuesto a hacerlo.

Los médicos en formación deben admitir que la ayuda en su educación que ofrece la industria no es despreciable, que los visitadores pueden ser unos aliados importantes en nuestro entrenamiento, aunque no sea el más deseable ni el que quisiéramos. Y por eso digo que bajo las circunstancias actuales el apoyo de la industria farmacéutica es lo que nos permite entrenarnos para el beneficio de nuestros pacientes.

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Una respuesta a Tiago Villanueva. Hay alternativas
Geoffrey Spurling (profesor de medicina general, Universidad de Queensland, Australia), disponible en: www.healthyskepticism.org/news/2007/Oct.php

La salud del paciente es lo que todos los residentes desean cuando empiezan el arduo proceso de convertirse en competentes médicos.

Una gran suerte que tenemos los que practicamos medicina en Australia es el haber tenido una financiación del gobierno durante el periodo de formación sin tener que estar expuestos a influencias comerciales. Tiago Villanueva parece no tiene esta suerte en Portugal. En un momento crucial de su entrenamiento busca rellenar este vacío educativo en la industria farmacéutica. Estoy seguro que esto pareciera ser la opción más conveniente cuando no hay otra alternativa razonable. Aquí en Australia, la industria farmacéutica estaría localmente feliz de tener la oportunidad de poder ejercer una influencia tan grande en la formación de los residentes ya que el hábito de prescripción que adquieren durante esos años perdurará durante toda su vida.

Parece que a la industria farmacéutica está satisfecha con la situación presente en Portugal. Lo que no se entiende es por qué el gobierno permite esta situación. Quizás no le importa porque así no tiene que gastar dinero, quizás está expuesto a unos cabildeos insistentes para que no participe en la educación de los residentes.

¿Cuáles son las consecuencias para los futuros médicos portugueses este modelo de formación de residentes? No hay visitadores médicos que vayan a hablar con los residentes para decirles que no prescriban, no habrá ninguno que ponga énfasis en soluciones dietéticas o promueva el ejercicio, y ninguno pondrá énfasis en terapia cognitiva conductual. Hay un número infinito de otros ejemplos como estos.

Lo que la evidencia nos dice es que la información que reciben los médicos por parte de la industria farmacéutica omite información importante sobre la seguridad de los medicamentos, que promueve el incremento de la prescripción de medicamentos, aumento el costo de la prescripción, todo lo cual lleva a una prescripción poco racional. Es decir, este resultado no es lo más deseable para un médico en formación y ni ciertamente para el paciente portugués. La decisión del gobierno portugués de no financiar el entrenamiento de los residentes no es la mejor decisión para el país. Portugal tendrá que pagar más por los medicamentos prescritos y habrá muchas prescripciones innecesarias. La prescripción irracional producirá daños al paciente que se traducirá en hospitalizaciones y aumento de número de estancias hospitalarias. Estos problemas perdurarán durante muchos años mientras se sigan entrenando con este modelo las siguientes generaciones de médicos. Los costos mencionados serán mucho mayores para el país que lo que los gastos en los pudiera incurrir el gobierno financiar un entrenamiento apropiado de los residentes.

Queda claro que Tiago Villanueva es consciente del conflicto que genera la influencia de la industria farmacéutica durante el resto de su vida profesional y está bien que tenga esta preocupación. Más que aceptar con incomodidad esta situación, debería saber que sus pacientes se beneficiarán más si se abstuviera de obtener información de los visitadores y siguiera métodos de aprendizaje basados en la evidencia (usando información que está accesible gratuitamente en el Internet o que se puede encontrar en su biblioteca local) y organizara con un grupo de colegas un cabildeo para que el gobierno les proporcionara los medios de formación. Healthy Skepticism estaría dispuesto a ayudarles en todo lo que pudiera.

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Si busca nombres para medicamentos: recurra a la psicología
Traducido y editado por Boletín Fármacos de: Tom Murphy, Drug makers make name games big business, The Associated Press, 22 de enero de 2008.

Prozac, Viagra, Lipitor son nombres de medicamentos populares que no tienen ningún significado específico. Pero crearlos ha costado millones de dólares. La investigación muestra que letras con un sonido duro como P, T, K transmiten eficiencia, X nos da una sensación de algo científico, L, R y S en cambio nos hacen sentir relajados, y la Z nos sugiere velocidad [a]. A principios de enero, Eli Lilly escogió el nombre de Effient para su nuevo medicamento para el síndrome coronario agudo.

Anthony Shore, director global de nombres y escritos de Landor Associates comentó: “Yo diría que ese nombre es un tanto atrevido porque solo le falta un par de letras para convertirse en Eficiente”. Las compañías farmacéuticas cuando buscan un nombre para un nuevo medicamento que quieren que se convierta en un producto popular y exitoso a menudo utilizan ciencias un tanto raras que juntan simbolismos con letras o prefijos. Por ejemplo, en el caso de Prozac, según Jim Singer, presidente de Namebase una firma que busca nombres, que ayudó a Lilly a buscar el nombre de Prozac, cuando se pronuncia la primera silaba se contraen los labios como si se fuera a besar y se empuja hacia fuera un chorro de aire, lo que llama la atención y tiene un significado de efectividad.

El proceso de buscar nombres ni es fácil ni se está haciendo más fácil. La reglamentación es cada vez más estricta y en el mercado de los medicamentos de marca se encuentran cada vez más nombres. De acuerdo con Thomson CompuMark, una compañía investigadora de marcas registradas, la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de EE.UU. archivó más de 14.000 nombres nuevos de medicamentos en 2007, lo que significa un aumento del 23% desde 2003. La FDA ahora revisa entre 300 y 400 nombres anuales. Bob Lee, consejero de comercio de Lilly declaró: “Está resultando casi imposible hacerlo [patentar un nombre].”

Sin embargo, la recompensa puede ser enorme. Las ventas globales de medicamentos ascendieron en 2006 a US$643.000 millones según IMS Health (empresa que monitorea las actividades de la industria farmacéutica). Pero antes de que se obtenga el primer dólar de ganancia, las compañías tienen que poner un nombre al medicamento que sirva para muchos idiomas, obtener la aprobación de Patentes y Marcas Registradas y de la FDA, y aprobar exámenes diferentes en cada uno de los 27 países de la Unión Europea.

Crear y valorar un nombre puede costar entre US$250.000 y US$500.000, después se gasta un par de millones más en las revisiones de los reguladores y en las investigaciones que hay que hacer en los registros de marcas. El proceso puede durar tres años.

Scott Piergrossi, director de creación de la firma de consultores Brand Institute Inc., que ha valorado miles de marcas para las farmacéuticas, dice que las compañías intentan que el nombre solo sea de dos o tres sílabas y no tenga más de nueve letras para que la gente las pueda pronunciar y recordar. El nombre también tiene que decir algo. Aquí es en donde el simbolismo ayuda.

Cialis, el nombre del medicamento para la disfunción eréctil se deriva de ciel, la palabra en francés que significa cielo. Produce un suave y fluido sonido que da una sensación de intimidad. En cambio, Viagra de Pfizer evoca el de poder de las cataratas del Niágara. Shore comentó: “Creo que Viagra da en el clavo al intentar traer a la mente la virilidad”. Inventar palabras que se basan en el simbolismo del subconsciente no es la primera opción de las farmacéuticas.

Shore indicó: “Una palabra sin un significado obvio requerirá una inversión mayor de marketing para que se convierta en una palabra memorable.” La lista original de cientos de posibles nombres se reduce a otra de entre 30 y 50. Según Bob Lee de Lilly, el proceso de selección que busca nombres que sean idénticos o casi idénticos reduce aun más la lista. Eventualmente, las compañías mandan la selección a la FDA y a las reguladoras europeas, en donde los nombres de marca experimentan un escrutinio adicional.

Hay que tener en cuenta que los nombres no pueden sugerir que el medicamento tiene un objetivo específico. Por ejemplo, el tratamiento para la caída del cabello Rogain, llegó a la FDA con el nombre de Regain [en inglés, “volver a adquirir”] y fue rechazado.

La FDA también examina la seguridad y por ello un nombre no se puede parecer a otro demasiado para evitar confusiones cuando los médicos escriben las recetas. Los reguladores envían los nombres por escrito y también grabados en voz a enfermeras, médicos y farmacéuticos para saber lo que opinan. Ellos pueden sugerir nombres de otros medicamentos con los cuales se pueden confundir los nuevos y hacer un análisis de lo que podría pasar se hubiera una confusión.

Las compañías farmacéuticas tienen que estar preparadas para que les rechacen los nombres que han escogido. La FDA rechaza entre un 35 y un 40% de los nombres que revisa. En Europa los rechazos llegan hasta el 50%. Pero los resultados de tanto esfuerzo merecen la pena. Prozac se convirtió en el medicamento de mayor venta de Lilly, con más US2.000 millones anuales hasta que perdió la patente. Prozac se hizo un nombre tan corriente que acabó en el Webster’s New World College Dictionary.

Nota de los editores:
a. Hay que tener en cuenta que los comentarios en este artículo se refieren al mundo angloparlante. Sería necesario saber si los principios teóricos aquí expresados se pueden traducir a diferentes contextos lingüísticos y culturales.

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(regresa a prescripción, farmacia y utilización)

 

     
modificado el 13 de septiembre de 2017