Resumen
Al inicio de su segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a anunciar que EE UU abandonará formalmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2025. Abandonar la OMS es un golpe financiero para la Organización, como muchos han señalado, pero es mucho más que eso. La decisión de Trump de abandonar la OMS es contraproducente y pone en riesgo la capacidad de la organización para desempeñar su papel como agencia sanitaria mundial. La OMS ha sido fundamental para responder a las emergencias sanitarias mundiales durante más de siete décadas. Su labor en la lucha contra enfermedades como la viruela, la poliomielitis, el ébola y el VIH/sida, o el convenio internacional vinculante contra el tabaquismo, ha salvado millones de vidas.
La retirada de EE UU de la OMS tendrá graves repercusiones en diversos aspectos de la salud mundial, y el propio país se verá directamente afectado. Los miembros de la OMS deben unirse para fortalecerla y contrarrestar esta decisión de la actual Administración estadounidense.
Nota de Salud y Fármacos. El artículo de Germán Velasquez puntualiza que EE UU aporta cerca del 15% del presupuesto de la institución, y su salida de la organización, además de representar un golpe financiero pone en duda la capacidad de la organización para desempeñar su papel como agencia de salud global.
Durante más de siete décadas la OMS ha sido clave en la respuesta a emergencias de salud pública y en la lucha contra enfermedades como la viruela, la poliomielitis, el ébola y el VIH/SIDA, además de impulsar acuerdos internacionales vinculantes como la convención contra el tabaco, que han salvado millones de vidas.
La retirada estadounidense debilitaría el sistema multilateral, socavaría la cooperación internacional y reduciría la capacidad de respuesta frente a futuras pandemias y crisis de salud globales, al mismo tiempo que impactaría negativamente en la investigación biomédica y en los setenta y dos centros colaboradores de la OMS que se ubican en territorio estadounidense y que dependen de la información y coordinación internacional para el desarrollo de tecnologías, medicamentos y vacunas.
Trump justifica su decisión alegando ineficiencia y un supuesto sesgo de la OMS hacia China, sin embargo, expertos y publicaciones como The Lancet consideran la medida contraproducente y peligrosa tanto para la salud global como para la propia población estadounidense. De hecho, su salida limitaría la capacidad del propio país para defender sus intereses en un organismo que reúne a ciento noventa y cuatro Estados miembros y privaría a su industria farmacéutica de beneficios derivados de la cooperación científica internacional, como ocurrió durante la pandemia de covid-19.
El trasfondo de esta decisión refleja tensiones entre los principios del multilateralismo, que buscan equidad y consenso, y los intereses particulares de potencias que han ejercido un control desproporcionado a través de contribuciones financieras voluntarias. La comunidad internacional, en especial Europa, está llamada a responder de manera coordinada para compensar el vacío financiero y político que dejaría EE UU. Entre las propuestas se plantean nuevas fuentes de financiamiento como impuestos a productos nocivos para la salud y una reestructuración interna que permita a la OMS optimizar sus recursos y reforzar su independencia.
En definitiva, la salida de EE UU se interpreta como un error estratégico que debilita la cooperación sanitaria mundial y representa un retroceso para la seguridad sanitaria del propio país. La urgencia ahora es fortalecer a la OMS, consolidar el multilateralismo y garantizar que la salud pública global no quede subordinada a intereses políticos coyunturales.