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Tratados de Libre Comercio, Propiedad Intelectual y Patentes

EE UU. Los altos precios de los medicamentos se deben el sistema de patentes, no al abuso de países extranjeros (The problem with high drug prices isn’t ‘foreign freeloading,’ it’s the patent system)
Tahir Amin
CNBC, 27 June 2018
https://uk.finance.yahoo.com/news/problem-high-drug-prices-isn-130800006.html?guccounter=1
Traducido por Salud y Fármacos

Los estadounidenses siguen soportando los precios de los medicamentos de venta con receta más altos del mundo. Según una encuesta reciente, uno de cada cuatro no puede surtir sus recetas por los altos precios. Y a pesar de que los precios de los medicamentos se triplicaron en la última década, los analistas predicen que se duplicarán nuevamente en los próximos diez años.

Tenemos un gran problema en nuestras manos, y aunque las nuevas propuestas del Congreso y del presidente buscan mejorar el sistema de establecer los precios de los medicamentos, no serán soluciones duraderas a menos que abordemos un factor fundamental en esta crisis nacional: las patentes.

Contrariamente a las afirmaciones recientes de la administración de Trump, el origen de nuestros problemas con los medicamentos de venta con receta no es que los “gobiernos extranjeros” creen esquemas injustos de precios: es el sistema injusto de determinar los precios que tenemos aquí, en EE UU. Los monopolios que otorgan las patentes de los medicamentos tienen mayor alcance, son más duraderos y más estrictos que en cualquier momento del siglo pasado, y los pagan los estadounidenses y todo el mundo.

Antes de que un medicamento de venta con receta ingrese al mercado -antes de que empiece la negociación de los precios entre financiadores, agencias gubernamentales, aseguradoras, etc.-, la oficina de patentes de EE UU otorga la exclusividad de ventas a los fabricantes de medicamentos y tiene un gran impacto en el mercado.

Desgraciadamente, si bien las patentes son un mecanismo importante para incentivar y recompensar la innovación, las compañías farmacéuticas han descubierto cómo manipular el sistema – prolongando los monopolios, diciendo que hay innovación donde a menudo no existe.

En un estudio reciente sobre cada uno de los medicamentos que se comercializaron entre 2005 y 2015, un profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de California descubrió que “se habían apartado de forma alarmante de la clásica conceptualización de lo que es la propiedad intelectual de los medicamentos”.

‘Evergreening’ o falsa extensión de la patente
El estudio documentó que el 74% de las nuevas patentes fueron para medicamentos que ya existían, en lugar de para medicamentos nuevos. Descubrió que el 80% de los casi 100 medicamentos más vendidos ampliaron su periodo de exclusividad en el mercado al menos una vez, y el 50% extendió sus patentes más de una vez, logrando atrasar la comercialización de los genéricos.

La estrategia se llama “evergreening” o extensión falsa de la patente”: los fabricantes de medicamentos hacen cambios que no son nuevos, ni agregan algo que puede ser terapéuticamente útil pero consiguen una nueva patente y prolongan la exclusividad en el mercado.

Uno de los medicamentos oncológicos más caros que hay en el mercado, Revlimid®, es un buen ejemplo: su precio es superior a los US$125.000 por año de tratamiento, y Celgene ha solicitado 105 patentes sobre Revlimid®, muchas de las cuales han sido otorgadas, extendiendo su monopolio hasta el a fines de 2036. Esto otorga a la cartera de patentes de Revlimid® una vida útil de 40 años, que se está utilizando para bloquear o disuadir a los competidores genéricos.

Pero un análisis reciente de I-MAK revela que varias de las patentes de Celgene son meras extensiones, y no constituyen un nuevo invento. Pero, debido a la maraña de patentes en torno a Revlimid®, se proyecta que los que pagan los medicamentos gasten US$45.000 millones más de lo que podrían tener que pagar si los competidores genéricos sacaran sus versiones al mercado cuando caduque la primera patente en 2019. Mientras tanto, Celgene también está en la lista de las compañías farmacéuticas que la FDA recriminó recientemente por negarse a compartir muestras con fabricantes de genéricos, para que pueden fabricaréstas puedan testar sus productos frente a las marcas y obtener la aprobación de la FDA.

En EE UU, los monopolios, por la ausencia de competencia genuina en el mercado de medicamentos de venta con receta, resultan en precios prohibitivamente costosos para los estadounidenses (y personas de todo el mundo) que los necesitan. En 2015, por ejemplo, los senadores Wyden y Grassley descubrieron, después de una investigación bipartidista de 18 meses, que el famoso precio de US$84.000 para el medicamento contra la hepatitis C de Gilead se basó en “una estrategia de precios y marketing diseñada para maximizar los ingresos, sin prestar mucha atención al acceso o asequibilidad”.

Gilead sacó el segundo medicamento contra la hepatitis C, Harvoni®, a un precio aún mayor: US$94.500. ¿Quién se beneficia cuando los medicamentos tienen un precio tan alto? No es el 85% de los estadounidenses con hepatitis C que aún no pueden pagar el tratamiento.

Pocas soluciones asequibles
La revista médica francesa Prescrire en 2014 escribió “Desde principios de la década de 2000, hay muy pocos medicamentos nuevos o indicaciones que haya proporcionado un avance tangible para los pacientes”. Este es el problema con los precios actuales de los medicamentos. Un montón de medicamentos de gran valor protegidos por patentes, pero muy pocas soluciones nuevas verdaderamente asequibles y útiles para los pacientes.

Hasta que se reforme nuestro sistema de patentes, la industria farmacéutica continuará abusando de él, negando la competencia real, bloqueando los incentivos para los verdaderos descubrimientos de medicamentos y utilizando estrategias de marketing inteligentes para los “nuevos” productos que no mejoran las terapias existentes.

Para un mercado libre y competitivo que realmente ayude a los pacientes de EE UU, lo que realmente necesitamos es restaurar la imparcialidad del sistema de patentes en EE UU. Por conveniencia se puede culpar a los países extranjeros o las compañías de seguros o a cualquier número de entidades por nuestros altos precios de los medicamentos, pero hasta que veamos la causa principal del problema y dejemos de desviarnos, los pacientes en EE UU y alrededor del mundo seguirán sin acceso a tratamientos asequibles.

Tahir Amin es cofundador y codirector ejecutivo de I-MAK.org, una organización sin fines de lucro compuesta por abogados sénior, científicos y expertos en salud que desde hace 15 años están trabajando para reducir los precios de los medicamentos.

creado el 4 de Diciembre de 2020