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Precios

Hay que controlar a los especuladores como Valeant Pharmaceuticals (Price gougers like Valeant Pharmaceuticals must be tamed)
Kenneth L. Davis
Forbes, 3 de junio de 2016
http://www.forbes.com/sites/kennethdavis/2016/06/03/a-market-fix-for-generic-drug-price-gouging/#47d8d33c7731
Traducido por Salud y Fármacos

Ha llegado el momento de permitir que el poder de la economía de libre mercado resuelva el continuo escándalo de la industria de medicamentos genéricos. Operadores financieros sin escrúpulos, haciéndose pasar como empresas farmacéuticas, principalmente Valeant y Turing Pharmaceuticals AG, han logrado manipular el precio porque se han aprovechado de las distorsiones de la oferta y la demanda. El libre mercado puede corregir estas distorsiones. Valeant y Turing compraron medicamentos viejos que tienen un mercado monopólico y no enfrentan ninguna competencia directa en los Estados Unidos. Pero son medicamentos importantes.

Nitropress, utilizado para tratar pacientes cuya presión arterial ha alcanzado niveles peligrosos, más que triplicó su precio a US$805 por frasco inmediatamente después de ser adquirido por Valeant, mientras Isuprel, que se utiliza para tratar problemas del ritmo cardíaco, se disparó más de seis veces a US$1.346 por frasco. Turing compró un antiparasitario con más de 63 años de existencia, Daraprim (pirimetamina) y dio un paso todavía más audaz, infló su precio en más de 5.000% hasta alcanzar los US$750/tableta. El medicamento sirve para tratar la toxoplasmosis, una infección por un parásito común en gatos, que puede ser mortal para los fetos en el útero y causa síntomas graves, como convulsiones, complicaciones pulmonares y visión borrosa en los que tienen el sistema inmunitario comprometido. En los Estados Unidos, el mercado es lo suficientemente pequeño como para que ninguna empresa produzca una alternativa genérica.

La indignación pública sobre estos aumentos obligó a que los directores ejecutivos de ambas compañías perdieran su puesto, la cotización de Valeant se desplomó (Turing es privado), pero el problema de fondo sigue sin resolverse, a pesar de las promesas de la compañía para ofrecer descuentos a los hospitales. De hecho, un número considerable de otros medicamentos más viejos también cuestan hoy en día muchos múltiplos de lo que habían costado hace apenas unos años porque otros fabricantes de medicamentos genéricos han adoptado la misma estrategia para aumentar sus ganancias. Las consolidaciones entre fabricantes y distribuidores de medicamentos genéricos también han contribuido a forzar el aumento de los precios.

Las compañías farmacéuticas tienen derecho a ser compensadas por su esfuerzo en investigación y desarrollo de nuevas moléculas, y descubrimientos que avancen la medicina. Pero los aumentos persistentes de precio para los medicamentos genéricos son insostenibles, no responden a principios éticos y nos afectan a todos, no sólo a los pacientes que toman los medicamentos. El mayor costo se agrega a las tensiones financieras que ya tienen los hospitales, obliga a subir las primas de seguros y aumenta los gastos de los programas Medicaid y Medicare que están inanciados por nuestros impuestos

Las empresas que únicamente buscan explotar el negocio farmacéutico para maximizar sus propios beneficios sin tener en cuenta las necesidades de los pacientes deben ser humilladas por la misma fuerza que han procurado evitar: el poder de corrección de la oferta y la demanda del mercado.

Para restablecer el equilibrio más equitativo entre la oferta y la demanda, necesitamos reanimar la competencia. Si en Estados Unidos no hay competencia entre fabricantes nacionales para un medicamento en particular, puede haber mucha en el mercado internacional. Así que debemos abrir el mercado de medicamentos de Estados Unidos a los genéricos que no han sido revisados por la FDA y han sido aprobados en los países avanzados con altos estándares de calidad, incluyendo los países de Europa occidental, Australia y Canadá. Los estándares para la aprobación de medicamentos en esos países son tan fuertes como en los Estados Unidos y, de hecho, cuatro de cada cinco sustancias activas que se utilizan en la fabricación de medicamentos en Estados Unidos se han fabricado en el extranjero.

La FDA permite que los consumidores de Estados Unidos compren en el Internet y reciban medicinas por correo que han sido aprobadas en el extranjero, y, en el caso de la escasez de medicamentos, las normas de la FDA permiten la importación de productos farmacéuticos que han recibido la aprobación en el extranjero pero no en los Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos incluso amenazó con importar versiones genéricas de ciprofloxacina en 2001, cuando entró el pánico del ántrax, ocasionando que Bayer, el fabricante del producto de marca, redujera significativamente su precio.

La pirimetamina, el medicamento para la toxoplasmosis, cuesta menos de US$1 en Australia y Gran Bretaña. Permitir rápidamente su importación obligaría a Turing a bajar su precio en EE UU.

Para resolver el problema de la oferta y la demanda en el mercado de Estados Unidos hay que dar un segundo paso. La FDA debe acelerar la revisión de las empresas que quieren fabricar medicamentos genéricos para los que no hay ningún otro competidor, y en los casos donde solo hay dos o tres proveedores. Se requiere especial atención, porque la mal financiada oficina de medicamentos genéricos de la FDA a menudo tarda más de tres años en aprobar las nuevas solicitudes de fabricación, un impedimento substancial para la entrada de nuevos actores en el mercado de genéricos.

La ley Hatch Waxman de 1984 que creó la industria de medicamentos genéricos fue pensada para que los medicamentos fueran más asequibles. Es el momento de cumplir con esa intención abriendo la industria farmacéutica a la competencia mundial de proveedores de calidad, para acabar con las distorsiones al precio final que injustamente castigan a los financiadores, proveedores y pacientes.

creado el 7 de Diciembre de 2016