En marzo de 2022, Prescrire respondió a una consulta pública iniciada por la EMA durante la preparación de la séptima revisión de su guía para aprobar marcas comerciales de medicamentos autorizados mediante el procedimiento centralizado. La nueva versión de esta guía se publicó en diciembre de 2023.
Para los medicamentos que son objeto de una solicitud de permiso de comercialización en Europa, la EMA intensificará su labor para prevenir errores de medicación relacionados con las marcas comerciales. Pero aún no promueve el uso sistemático de la denominación común internacional.
Establecer una evaluación preliminar de los riesgos relacionados con las marcas comerciales en Europa es un paso en la dirección correcta para la seguridad del paciente, pero, desafortunadamente, los requisitos impuestos a las farmacéuticas siguen siendo muy inferiores a los que se implementan hace años en Estados Unidos y Canadá.
Algunas veces, las marcas comerciales de los medicamentos pueden provocar errores de medicación. Son propiedad de las farmacéuticas, que las protegen implacablemente.
Prescrire monitorea cuidadosamente las políticas que implementan las agencias reguladoras de medicamentos, especialmente en Europa, para prevenir los errores y los efectos adversos relacionados con las marcas comerciales.
Independientemente de los problemas relacionados con las marcas comerciales, que están fuera de su competencia, la EMA controla las marcas comerciales de los medicamentos durante el procedimiento centralizado del permiso de comercialización [1]. En marzo de 2022, Prescrire hizo su aporte a una consulta pública iniciada por la EMA durante la preparación de la séptima revisión de la guía para aprobar las marcas comerciales de los medicamentos [2,3]. Ninguna otra organización que represente a pacientes o profesionales de la salud contribuyó a esta consulta (a). La nueva versión de la guía se publicó en diciembre de 2023 [1]. ¿Cuáles son las principales modificaciones que incluyó?
Las marcas paraguas ya no son aceptables a nivel europeo: una postura bien recibida. La EMA considera que añadir cualquier segmento a una marca comercial constituye una marca comercial nueva, pero rechaza explícitamente las marcas “paraguas”, que agrupan a medicamentos y productos médicos con diferentes composiciones bajo variantes de la misma marca comercial. La EMA señala que el uso de marcas paraguas dificulta la identificación correcta de un producto médico y crea un riesgo de confusión y de errores de medicación [1,3].
Esta postura europea es un adelanto muy necesario en términos de la seguridad del paciente: Prescrire ha solicitado este cambio muchas veces, y apoya la recomendación de la Agencia Francesa de Productos para la Salud (ANSM) de abolir las marcas paraguas, que fue aprobada por el Conseil d’Etat, la corte suprema administrativa de Francia [4-7]. Estas decisiones atinadas tienen el objetivo de prevenir que se incorporen nuevas marcas paraguas en el mercado europeo.
Iniciativas para anticipar mejor los posibles errores provocados por la confusión entre las marcas comerciales. En comparación con la versión anterior publicada en 2013, esta séptima revisión de la guía aporta más información sobre la evaluación de marcas comerciales que hace el Grupo de Revisión de Nombres (NRG, por sus siglas en inglés) de la EMA, y los criterios en los que basa sus decisiones [1,5]. Mientras tanto, la EMA creó una guía de buenas prácticas para la prevención de errores de medicación [8].
Por ejemplo, además de las similitudes visuales y fonéticas, la EMA exige que, al evaluar el riesgo de errores, las farmacéuticas tomen en cuenta la posible confusión con otras marcas comerciales, incluso si no incluyen las mismas letras en el mismo orden. La evaluación también debe considerar cómo se usará el producto en la práctica, la complejidad de su manipulación para los profesionales de la salud, las particularidades de la población de pacientes a la que se destina y los contextos en el que se usará el nombre [1].
La EMA exige que las farmacéuticas propongan nombres que sean compatibles con el envase del producto y que, por ejemplo, sean lo suficientemente cortos como para ajustarse a elementos pequeños del envase básico (es decir, lo que está en contacto directo con el fármaco), como los viales o los blísteres. Se reserva el derecho de remitir casos nuevamente al NRG durante la etapa de revisión de las muestras del envasado, que las farmacéuticas presentan como parte de la solicitud del permiso de comercialización, y de rechazar los nombres que no cumplan con esta guía [1].
Alentar a las empresas a presentar el nombre que proponen junto con una evaluación preliminar de los riesgos asociados a esos nombres representa un adelanto para mejorar la seguridad. Sin embargo, a finales de agosto de 2024, los nuevos requisitos de la EMA no se habían incorporado al formulario de la solicitud del NRG [1,9].
Una metodología de revisión mucho menos rigurosa que la de las agencias reguladoras de Norteamérica. La nueva revisión de la guía establece finalmente el método que la EMA usa para controlar las similitudes entre los nuevos nombres propuestos y los que ya existen: proporciona información sobre sus reglas generales, expone sus criterios, explica el proceso de revisión lingüística que siguen las agencias reguladoras nacionales y presenta su propia lista de verificación para la evaluación [1].
El análisis de similitud de la EMA se basa en un conjunto de datos, que se actualizan regularmente, extraídos de la base de datos europea de medicamentos, que está disponible al público en una planilla de cálculos desde julio de 2018 y que tiene funciones limitadas para hacer búsquedas de este tipo [10,11]. En respuesta a nuestra solicitud —como parte de la consulta— de que se provea una herramienta de búsqueda más sofisticada, como el programa que la FDA de EE UU hizo disponible en 2009, la EMA indicó que está desarrollando su propio algoritmo para evaluar las similitudes fonéticas y ortográficas entre los nombres de los productos médicos [3,12].
Desde 2006, el desarrollo de métodos psicolingüísticos y ergonómicos para analizar los factores humanos que contribuyen a errores de confusión entre nombres de medicamentos hizo que los reguladores de Estados Unidos y de Canadá refuercen sus procedimientos de revisión y los requisitos que imponen a las farmacéuticas [5]. El procedimiento de revisión de la FDA se basa en un dossier específico para la presentación, que incluye el etiquetado y el envasado correspondientes, junto con cualquier dispositivo de administración o medición, y la evaluación del nombre, el etiquetado y el envasado realizada por la farmacéutica (b). Esta revisión toma en cuenta el contexto en el que se usará el medicamento, e incluye: la búsqueda en bases de datos para identificar nombres similares y la ejecución de un análisis de similitud usando su propio programa “POCA” (siglas en inglés para “análisis fonético y ortográfico por ordenador”) de acceso público; una lista de casos reportados de errores por confusión; la ejecución de estudios de simulación de las diferentes etapas del uso de un medicamento; y la búsqueda activa de posibles causas de confusión usando un Análisis del Modo y Efecto de Fallas (AMEF) [12,13]
Desde 2014, la agencia reguladora de medicamentos de Canadá (Health Canada) ha adoptado un procedimiento más metódico y ha exigido que las farmacéuticas ejecuten tres pasos: realizar una búsqueda sistemática para identificar nombres de medicamentos similares que creen un riesgo de confusión; simular la percepción del medicamento, en particular en el contexto de la información electrónica; y elaborar una síntesis de todos sus descubrimientos, incluyendo un AMEF. Health Canada también aporta muchas aclaraciones metodológicas y ejemplos, incluyendo listas de atributos que se deben tomar en cuenta cuando se determina el grado de similitud entre marcas comerciales que podrían causar confusión [14].
Por tanto, la metodología estipulada en la guía europea parece muy inferior a las que usan la FDA y Health Canada [13,14].
Denominación común internacional: la EMA no prefiere su uso en las marcas comerciales. En su contribución a la consulta, Prescrire sugirió que la EMA podría alentar a las farmacéuticas a usar marcas comerciales compuestas por la denominación común internacional (DCI) combinada con el nombre del titular del permiso de comercialización. Prescrire sostuvo que, en la Unión Europea, no existe una obligación de usar un nombre de fantasía, y que se debería imponer esta solución cuando se rechace una marca comercial propuesta por una farmacéutica (c). Esto podría actuar como incentivo al proporcionar una opción de vía rápida con un costo menor para las farmacéuticas y las agencias [1,3].
La EMA se opuso a esta propuesta: a pesar de que afirma que no quiere desalentar el uso de las DCI, exige que los nombres compuestos por la DCI combinada con el nombre de una empresa o una marca comercial se sometan al mismo proceso de revisión que los nombres de fantasía. La EMA también rechazó la idea de adoptar esta solución si el NRG no aceptaba ningún nombre de fantasía [1,3,4]. Sus razones para justificar esta postura incluyen: el argumento de que sería un obstáculo para el libre comercio (que de hecho facilitaría al usar marcas comerciales globales); la falta de evidencia de que los errores de medicación disminuyen cuando las DCI se usan en los nombres de los productos médicos; y la extensión de las marcas comerciales que se crearían, que no serían compatibles con el etiquetado en los elementos pequeños del envasado y conllevarían un riesgo de errores de selección en las listas electrónicas, sobre todo con las combinaciones a dosis fijas [1,3].
Por definición, la puntuación de la similitud del nombre es desfavorable para las DCI que incluyen una raíz común compartida por un grupo de medicamentos, aunque ayuda a reconocer su relación. La nueva guía de la EMA fija el umbral para revisar la similitud ortográfica entre una marca comercial y su DCI en el 50% [1].
Fuerte influencia de las consideraciones comerciales en relación con las marcas. A diferencia de las DCI, se pueden asignar diferentes marcas comerciales para el mismo fármaco en sus diferentes indicaciones [1]. Esto es lo que sucede con la semaglutida, autorizada bajo la marca Ozempic para la diabetes tipo 2 y Wegovy para la obesidad.
Las farmacéuticas invierten considerables recursos para desarrollar marcas comerciales que sean fáciles de recordar y, por tanto, se puedan promocionar fácilmente. A menudo, este proceso involucra a expertos de agencias especializadas, algunos de los cuales contribuyeron de manera activa a la consulta sobre esta guía (a) [3].
Se ha ampliado considerablemente la sección de la guía que establece los detalles del proceso de revisión y de las condiciones bajo las cuales el NRG de la EMA toma sus decisiones [1]. Por ejemplo, se considera que los nombres propuestos se “aceptan condicionalmente” cuando existe un riesgo de confusión entre dos candidatos que se están revisando; el primero que obtenga el permiso de comercialización se mantiene y el otro se rechaza. En tales casos, la EMA puede, frente a la solicitud de una de las dos farmacéuticas involucradas, poner a ambas empresas en contacto directo para que negocien, sin participar más en el diálogo [1,3].
La guía también incorpora una decisión desarrollada por el NRG en 2011: la reutilización de las marcas que ya se han comercializado, algo que no se incluía en la sexta revisión de la guía, publicada en 2013 [15]. A pesar de que el NRG afirma que, al revisar un nombre reutilizado, toma en cuenta aspectos relativos a la experiencia con el producto y a los problemas de seguridad, esto representa un riesgo para la seguridad del paciente [1,3]. Las marcas comerciales que son idénticas o muy similares a las que se usan en otros países, pero que contienen principios activos diferentes, crean confusión y pueden provocar errores de medicación o hacer que los usuarios consulten la información del medicamento equivocado. Se han identificado diferentes casos en Europa y otros lugares, incluyendo al Candazol (que corresponde al sertaconazol en Francia, pero al omeprazol en Grecia), y Previscan (que corresponde a la fluindiona en Francia, pero a la pentoxifilina en Argentina) [3,16,17].
En la práctica, aún se puede mejorar. En su respuesta a la consulta pública, Prescrire celebró las mejoras que se hicieron a la guía sobre las marcas comerciales autorizadas mediante el procedimiento centralizado. Pero es una lástima, por ejemplo, que solo se aliente a las farmacéuticas a reportar directamente los errores relacionados con los nombres de sus medicamentos al NRG, siendo que cualquiera que observe tal error debería reportarlo a los sistemas de farmacovigilancia [1]. Que se establezca una evaluación preliminar (por parte de las farmacéuticas) de los riesgos relacionados con una marca comercial representa un avance para la seguridad del paciente, pero, desafortunadamente, los requisitos siguen muy por debajo de los que se han implementado durante años en Estados Unidos y Canadá.
Referencias seleccionadas de la búsqueda bibliográfica de Prescrire