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Reclutamiento, Consentimiento Informado y Perspectivas de los Pacientes

Como un simple “gracias” puede mejorar los ensayos clínicos (How a simple ‘thank you’ could improve clinical trials)
Nature, 2018; 563, 293-294 doi: 10.1038/d41586-018-07410-0
https://www.nature.com/articles/d41586-018-07410-0?cid=Second+Opinion+-+November+24+2018
Traducido por Salud y Fármacos

Cuando los investigadores de Pfizer quisieron mejorar sus ensayos clínicos, los participantes tuvieron una sugerencia clara: los investigadores deberían agradecerles su participación.

Es algo simple, pero revelador. Cuando se completa un ensayo clínico, muchos participantes se van con las manos vacías. La mayoría nunca vuelve a tener noticias de los investigadores o del patrocinador del ensayo. Muchos no se enteran de los resultados del estudio en que participaron. Esto no es suficiente, y refleja un problema más profundo.

Los participantes en ensayos clínicos y las personas que los cuidan se consideran cada vez más como socios en la investigación. Están más informados que nunca acerca de sus condiciones y de sus opciones médicas. Y están exigiendo, y recibiendo, más voz en la forma en que se diseñan e implementan los ensayos clínicos. Parte de esta actividad ha sido impulsada por las redes sociales, que han permitido que las personas con problemas médicos y sus cuidadores se unan, compartan sus experiencias y aboguen por el cambio.

Ha habido algún avance. A fines de la década de 1990, Sharon Terry acudió a una reunión de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU para hablar sobre un proyecto para estudiar una afección llamada pseudoxanthoma elasticum, que afecta a las fibras elásticas de algunos tejidos. Aunque Terry fundó el grupo de defensa que quería financiar parte del estudio, se le dijo que no podía unirse a la reunión porque no estaba capacitada en investigación biomédica. Finalmente, se le permitió asistir, pero solo si se desempeñaba como asistente del director médico de su grupo. (Terry decidió sacar fondos para el proyecto).

Terry dice que hoy es difícil imaginar una escena similar. Ahora, muchas compañías farmacéuticas y centros médicos involucran rutinariamente a las personas con un problema de salud determinado en el diseño de los ensayos clínicos y quieren obtener retroalimentación temprana, en lugar de arriesgarse a lanzar un ensayo en el que nadie se quiere inscribir. En respuesta, los organizadores de los ensayos han modificado protocolos y creado programas de investigación. En los estudios oncológicos, por ejemplo, este tipo de retroalimentación ha dado un impulso a la búsqueda de formas de combatir los efectos secundarios del tratamiento y mejorar la atención de los sobrevivientes.

Los beneficios de este enfoque son persuasivos. Un mayor compromiso con los participantes podría generar protocolos de ensayos clínicos más efectivos y convenientes para los pacientes. Esto se puede traducir en ensayos que alcancen sus metas de inscripción más rápidamente y con tasas de deserción más bajas.

Nancy Roach, fundadora del grupo de defensa Fight Colorectal Cancer en Springfield, Missouri, recuerda una reunión en el Instituto Nacional del Cáncer de EE UU para hablar sobre un ensayo en que los participantes serían asignados a recibir un tratamiento en base a sus mutaciones tumorales. Un borrador de la propuesta requería que las muestras de tumores se caracterizaran en tres o cuatro semanas. Roach, al igual que otros que en representación de los participantes participaban en la reunión, dijeron que no funcionaría: lo máximo que estarían dispuestos a esperar antes de decidirse por un tratamiento sería dos semanas. Después, una encuesta a clínicos e investigadores confirmó que solo esperarían dos semanas antes de decidir el tratamiento. El equipo del proyecto trabajó con los patólogos de los lugares en donde se iba a realizar el ensayo para acortar el tiempo necesario para procesar las muestras. El ensayo, llamado NCI-MATCH, inicialmente tuvo problemas para alcanzar esos objetivos porque se inscribieron muchas más personas de lo esperado. Hasta el momento, hay más de 6.000 participantes.

Más proyectos deberían seguir este enfoque. Es importante asegurar que cuando se utiliza la frase “involucrar al paciente”, está respaldada por acciones significativas. No es suficiente tener a un posible participante en el ensayo durante las reuniones para discutir los diseños del protocolo. Y es inaceptable que algunos científicos todavía estén consultando con gente sobre un protocolo cuando ya ha sido aprobado por el comité de ética y todos los involucrados son reacios a revisarlo.

Involucrar significa capacitar a los participantes y quienes les cuidan para que puedan contribuir con confianza. Algunos dicen que es intimidante estar en una sala llena de especialistas, con la responsabilidad adicional de hablar por toda una comunidad de personas que tienen un problema médico. Involucrar también significa que los investigadores estén dispuestos a incorporar los comentarios de los pacientes. Hay muchos ejemplos de mejores prácticas a seguir, incluyendo lecciones de científicos sociales que han estudiado el compromiso de la comunidad para saber cuál es la mejor manera de lograrlo.

Los ensayos clínicos dependen de la disposición de los participantes, algunos de los cuales están críticamente enfermos. Todos merecen un agradecimiento. Tienen razón cuando esperan mucho más.

creado el 4 de Diciembre de 2020