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EE UU y Canadá

Los incentivos que gozan las grandes farmacéuticas están fuera de órbita: ¿Porqué hacen falta premios para los medicamentos? (Big pharma incentives are out of whack: why we need an x-prize for drugs)
Steven Johnson
Wired Opinion, 11 de octubre de 2012
http://www.wired.com/opinion/2012/10/prescription-drug-crisis/
Traducido por Salud y Fármacos

El sistema entero de patentes de EE UU necesita serios cambios, pero lo que está peor es el sistema de patentes que tienen los medicamentos. Los gobiernos federal y estatales gastan miles de millones de dólares en investigación básica y los resultados científicos terminan siendo utilizados (por lo menos indirectamente) en el desarrollo de medicamentos estrella (blockbuster drugs) [1]. Y nuestro sistema de patentes entrega a las farmacéuticas el derecho de exclusividad para vender sus innovaciones sin que haya genéricos que les hagan competencia durante años. Big Pharma explica que las patentes son necesarias porque sin ellas no podría recuperar los altos costos que invierten en el desarrollo de nuevos productos. Entre tanto, hay otros medicamentos que el mundo necesita urgentemente, por ejemplo nuevos grupos de antibióticos, tratamientos para enfermedades tropicales, para las llamadas enfermedades raras que afectan a un número relativamente pequeño de personas, y las nuevas enfermedades que van surgiendo. Sin embargo, el sistema actual depende de la venta de medicamentos estrella, y no está organizado para desarrollar aquellos otros medicamentos. Sin duda, los incentivos están trastocados.

Hay otras soluciones a este problema, uno de ellos es financiar directamente los medicamentos que no se están desarrollando y así evitar el alto costo de los monopolios artificiales. Podemos poner como ejemplos a nuestros filántropos más ricos que han usado premios para rejuvenecer el campo de la tecnología (los premios X) y otros ejemplos. En vez de conceder patentes, el gobierno debiera ofrecer una cantidad de dinero determinada como pago para fomentar la investigación en búsqueda de soluciones específicas.

La historia nos ensaña que este sistema no es algo inusual. Promover la innovación por medio de premios es en realidad tan vieja como la ley de patentes. Hacia 1750, la Real Sociedad de Artes de Inglaterra ofreció las así llamadas primas (premiums), que eran premios por buscar soluciones a urgentes problemas técnicos o comerciales de aquella época: las ruedas hiladoras, telégrafos mecánicos, construcción naval, e hilados de brocado fueron todas invenciones que respondieron a primas. Aunque los ganadores consiguieron un buen premio—al final la Real Sociedad de Artes pagó en total bastantes millones en dólares actuales—los descubrimientos no se pudieron patentar. El resultado fue que otras personas pudieron utilizarlos y mejorarlos.

Los premios crean un tipo de sistema económico artificial que mantiene la mayoría de las ventajas principales del mercado libre. Crean incentivos y competición, y diversifican el número de cerebros que trabajan en solucionar el problema. Pero los premios eliminan el gasto poco económico o inútil, ya que premian solo las soluciones que hacen falta. Y cuando se combinan con límites a las patentes monopólicas, los premios pueden asegurar que aquellas innovaciones se distribuirán más rápidamente a todo el mundo.

Ahora, la mayoría de los premios que cubren la solución de los retos con que nos enfrentamos están financiados por filántropos o por organizaciones sin ánimo de lucro. Pero hay gobiernos que han empezado a involucrase en esta alternativa. El gobierno de Obama a través de la Open Government Initiative ha creado premios para más de 150 retos que van desde el desarrollo de gasolinas verde (fuel scrubbers) para las fuerzas aéreas del ejercito a concursos que tengan aplicabilidad para la salud (Healthy App) promocionados por el secretario de salud.

Porque están dirigidos específicamente a personas o grupos que no son parte de la nómina del gobierno, los retos financiados por el gobierno ofrecen una solución que no se puede considerar que sea parte de la burocracia pública. Personas que trabajan dentro del gobierno o políticos pueden definir los retos, pero las soluciones surgen de una posición de ventaja de la periferia y no del centro. Un sistema de premios amplía y diversifica la red de colaboración, anima a los científicos y emprendedores a hacer una contribución, incluso si ellos no tienen una conexión directa con las autoridades de Washington.

Entonces, ¿cómo puede este mecanismo resolver la crisis de los medicamentos de receta? Ya bien re-dirigiendo los fondos de investigación o apropiando nuevos fondos para la atención de salud, podríamos ofrecer miles de millones de dólares de premios para el desarrollo de nuevos medicamentos innovadores. Y podríamos obligar a que los ganadores compartieran sus inventos de una forma abierta, renunciando a patentar sus descubrimientos. El año pasado, el senador Bernie Sanders de Vermont introdujo dos proyectos de ley en esta dirección: el Medical Innovation Prize Fund Act y el Prize Fund for VIH/SIDA Act. Al crear un premio extravagante por un producto exitoso—un tratamiento para VIH/SIDA podía ganar miles de millones de dólares—Sanders busca incrementar el número de organizaciones que se enfrentan con el problema. Y al obligar a los innovadores a permitir que se manufacturen versiones de sus medicamentos, estas leyes permitirían a un mayor número de organizaciones mejorar y refinar sus descubrimientos.

Sanders es el miembro más a la izquierda del Senado, pero es esencial notar que este acercamiento rompe con otras alternativas semejantes que pudieran ser del Gran Capitalismo o de un Gobierno Todopoderoso. El estado no está intentando encontrar medicamentos innovadores ni siquiera tomar decisiones que las empresas tienen que apoyar. En cambio, los proyectos de ley intentan usar el dinero del gobierno—y publicidad—para ampliar la red de entidades empeñadas en resolver problemas que son cruciales y hacer más fácil compartir las soluciones que van apareciendo. En nuestro sistema actual, las patentes del gobierno permiten a los que ganan generar ganancias durante años a expensas de otros. Un sistema basado en premios permitiría que todos ganaran.

1. Blockbuster drugs son medicamentos consiguen ventas por encima de US$1.000 millones al año.
[Nota: Steven Johnson es el autor de Future Perfect (Un futuro perfecto) un libro recientemente publicado por la editorial Riverhead Books, y esta noticia resume algunos de los puntos discutidos en el libro

modificado el 28 de noviembre de 2013