Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante

Comunicación
LA CAMPAÑA MUNDIAL PARA ERRADICAR LA MALARIA HA LOGRADO TENER UN ALTO PERFIL PERO HAY MUY POCA ACCIÓN.
G. Yamey

Tres años han pasado ya desde que se lanzó la campaña mundial para la erradicación de la malaria, el objetivo era reducir a la mitad los problemas de salud atribuibles a la malaria en el año 2010. La campaña ha dado dos pasos positivos muy importantes. El primero ha sido construir una alianza entre las agencias de Naciones Unidas y las agencias de desarrollo, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los gobiernos, el sector privado, investigadores y organizaciones no gubernamentales. El segundo éxito ha sido dar visibilidad a una enfermedad olvidada que ocasiona 3,000 muertes diarias y frena el crecimiento económico en un 1,3% al año en las áreas endémicas. Sin embargo, no ha tenido un impacto en los países más pobres, una dimensión muy importante del programa.

Muchos países pobres expresaron su frustración en la reunión que tuvo lugar en el Banco Mundial el pasado mes de abril. La credibilidad de la alianza depende de que pueda tener un impacto.

El plan de acción es razonable y se apoya en criterios técnicos sólidos: detección y tratamiento temprano de los casos de malaria, detección y control de epidemias, control de vectores utilizando redes impregnadas con insecticida, y la prevención y control de la malaria en el embarazo. La pregunta es ¿qué es lo que ha impedido que la estrategia avance?

Parece ser que la principal obstrucción al avance de esta campaña es la falta de recursos económicos. El cansancio de los donantes y la lentitud en la asignación de fondos ha hecho que no haya dinero. La alianza necesita generar 1.000 millones de dólares anuales. Esto no ha sucedido; la alianza necesita convencer a los donantes de que el dinero se va a gastar bien. Pero además el dinero tiene que desembolsarse de forma adecuada. El Banco Mundial públicamente prometió 500 millones de dólares en préstamos a bajo interés (a través de la Asociación Internacional de Fomento). Pero todo se quedó en promesa, no ha llegado al terreno.

Uno de los retos de la alianza es la transparencia en la distribución de fondos y en los desembolsos. En este momento no se sabe cuál es el presupuesto y como se ha utilizado.

Varios países han pedido la anulación de la deuda externa para emplear esos recursos contra la malaria, pero su demanda ha sido ignorada. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional le pidió a Nigeria que pagase 1,600 millones de dólares que debe, esta cantidad es cinco veces mayor que el presupuesto anual nacional de salud del país.

Otra fuente importante de frustración es que los suministros que se necesitan para disminuir el número de muertes por malaria, como las redes de cama impregnadas de insecticida y los medicamentos, no están disponibles. En los países endémicos sólo el 10% de la población duerme bajo mosquiteras, y de ellas un porcentaje pequeño duerme bajo redes impregnadas de insecticida.

Otro problema con las alianzas globales es que a medida que abarcan a más entidades acaban no respondiendo a nadie. La estrategia de informar sobre los resultados de sus reuniones y exponer las discusiones a la luz pública es permitir que el público sepa lo que está sucediendo y se vean obligadas a ser transparantes.

Traducido y editado de British Medical Journal 2001; 322: 1191-2 por José Antonio Serna

 

modificado el 28 de noviembre de 2013