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Utilización

Dudas sobre las vacunas: no culpe a la gente

(Vaccine hesitancy: Don’t blame the public)
Adam C Urato
Indian Journal of Medical Ethics, 9 de agosto de 2021. DOI: https://doi.org/10.20529/IJME.2021.061
https://ijme.in/articles/vaccine-hesitancy-dont-blame-the-public/
Traducido por Salud y Fármacos, publicado en Boletín Fármacos: Prescripción, Farmacia y Utilización 2021; 24(4)

Tags: comercialización de la medicina, conflictos de interés, captura regulatoria, influencia de la industria farmacéutica, medicina basada en la evidencia, ignorancia del público, empresas farmacéuticas, FDA, CDC, Wall Street, beneficios de la industria, maximizar beneficios

Maya Goldenberg, Vaccine Hesitancy: Public Trust, Expertise, and the War on Science (Science, Values, and the Public), University of Pittsburgh Press; 1st edition, 2021 March 9; 264 pgs, $45(hardcover) $ 41. 90 (Kindle), ISBN-10: ‎0822946556

Como especialista en Medicina Materno-Fetal, todos los días atendiendo a mujeres con embarazos de alto riesgo en EE UU. En este momento, varias veces al día, las pacientes que acuden a mi oficina me preguntan sobre la vacuna Covid-19. En estas conversaciones con las mujeres y sus parejas, muchos muestran verdadera preocupación por las vacunas. Es comprensible que las mujeres embarazadas procedan con precaución con una nueva vacuna. Sin embargo, mis conversaciones con estas familias revelan algo mucho más generalizado: una preocupación general por las vacunas y otras recomendaciones de salud pública.

¿Por qué hay tanta incertidumbre alrededor de las vacunas entre grandes segmentos del público? Maya Goldenberg aborda este mismo tema en su nuevo y oportuno libro Vaccine Hesitancy. Ella expone las explicaciones más frecuentes: la guerra contra la ciencia, el rechazo de la experiencia y que la culpa es del público ignorante. Pero luego argumenta convincentemente y de forma bien referenciada que estas explicaciones, que en su mayoría centran la atención y la culpa en el público, no son la razón principal por la que vemos tanta indecisión alrededor de las vacunas. Más bien, se debe a la escasa confianza del público en la Medicina. (Con el término “Medicina” me refiero a las instituciones de salud pública, hospitales, médicos, investigadores, expertos, compañías farmacéuticas, fabricantes de dispositivos y otros grupos que se podría decir que representan el “establecimiento médico”). Cuando explica las dudas sobre las vacunas no señala con el dedo al público, sino al propio establecimiento médico.

El libro de Goldenberg es esencial porque para abordar el problema hay que entender las razones por las que han surgido dudas sobre las vacunas. Lo típico es culpar al público. Si el público tiene la culpa, las posibles soluciones consisten en educar, censurar la desinformación, avergonzar y obligar a vacunarse. Estos esfuerzos pretenden lograr que un público ignorante y difícil de manejar cambie sus formas. Sin embargo, si el problema es la confianza del público en la Medicina, entonces la responsabilidad recae en el establecimiento médico, quién debe preguntarse por qué ha perdido la confianza del público de una manera tan dramática y espectacular en las últimas décadas.

Y la pérdida de confianza del público en la Medicina ha sido dramática. Una encuesta reciente publicada en mayo de 2021 por la Escuela de Salud Pública de Harvard [1] confirmó lo que los pacientes dicen todos los días en mi clínica: casi la mitad de los estadounidenses no confían en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la FDA, u otras instituciones importantes de salud pública [2].

Entonces, ¿por qué hay tanta falta de confianza? Goldenberg se centra en tres explicaciones: las redes sociales, el racismo médico y la comercialización de la ciencia biomédica. Parece ponderarlas por igual en su libro. Sin embargo, desde mi punto de vista, y por lo que escucho de los pacientes, la tercera razón (influencia corporativa) es, con mucho, la más importante. En pocas palabras, el público ha perdido la confianza en la medicina porque ahora se sabe que el dinero de las empresas ha corrompido a la medicina.

Las compañías farmacéuticas más influyentes son grandes corporaciones multinacionales que cotizan en bolsa. Y a pesar de los mensajes que puedan poner en los anuncios televisivos o de lo que digan sus voceros públicos, el principal objetivo de estas empresas no es mejorar la salud y el bienestar del público. El objetivo principal de una corporación es maximizar las ganancias y el rendimiento financiero para los accionistas [3]. Esto es lo que buscan hacer las corporaciones. Esto es lo que sucede realmente en la práctica. Así es como se comportan las corporaciones. No son organizaciones benéficas. No son agencias de salud pública. Estas empresas se centran específicamente en las ganancias.

Esto no quiere decir en absoluto que los empleados o los ejecutivos de esas empresas no se preocupen por la salud pública. Como individuos, como seres humanos que son parte de la sociedad, puede que les importe mucho. Pero en sus roles como empleados corporativos, tienen la responsabilidad fiduciaria de enfocarse decididamente en las ganancias de los accionistas.

Para ilustrar este punto, una y otra vez durante las últimas décadas hemos visto a las compañías farmacéuticas y a los fabricantes de dispositivos ocultar datos y comportarse de forma que anteponen las ganancias corporativas al bien público. Esto se vio con absoluta claridad en el caso de la crisis de los opioides [4]. Pero la lista de otros ejemplos es bastante larga e incluye Vioxx [5], el Estudio 329, en el que se ocultaron datos que mostraban un aumento de suicidios en niños tratados con antidepresivos [6], la controversia sobre Zyprexa, en la que se ocultaron los riesgos para la salud de un fármaco para la esquizofrenia [7], y una larga lista de otros eventos.

Una de las mayores amenazas para las ganancias farmacéuticas son los expertos médicos independientes, las instituciones de salud pública y las asociaciones médicas profesionales que podrían recomendar que no se utilicen sus medicamentos y vacunas. En este escenario, es posible que los medicamentos no se aprueben y, si se aprobaran, es posible que no se vendan porque las voces médicas confiables podrían alejar al público.

Entonces, la pregunta crucial aquí es: ¿cómo evitan las grandes empresas farmacéuticas la seria amenaza para sus ganancias que representarían las voces fuertes e independientes en Medicina? La respuesta es que las empresas ha eludido con éxito este escenario invirtiendo dinero en Medicina. Las grandes empresas innovadoras financian a los expertos (que ha convertido en “líderes clave de opinión”) [8], financia a las instituciones de salud pública (como los CDC y la FDA) y financia a las asociaciones médicas profesionales. El establecimiento médico, en muchos aspectos, se ha visto dominado por la industria farmacéutica. Esto ha llevado a políticas y prácticas médicas que ponen las ganancias corporativas por encima del interés público. Y el público ha perdido la confianza en este sistema que está manipulado.

Tomemos a los Centers of Disease Control and Prevention (CDC) como ejemplo (y se podría hacer un argumento similar con respecto a la FDA). La idea de que los CDC son un organismo independiente, libre de influencia corporativa, es simplemente falsa. La industria farmacéutica ha invertido dinero en la Fundación del CDC durante años, y los donantes incluyen a AstraZeneca, Johnson and Johnson y Pfizer [9]. El propósito de este fondo corporativo es impulsar las recomendaciones de los CDC en una dirección que aumente las ganancias de estas empresas. Los CDC y las propias empresas pueden decir que las donaciones están destinadas simplemente a apoyar a los CDC en su misión de mejorar la salud pública. Pero la simple verdad es que a las corporaciones no se les permite usar arbitrariamente el dinero de los accionistas para objetivos de salud pública. Si las donaciones a los CDC no estuvieran ayudando de alguna manera a mejorar las ganancias y la rentabilidad de los accionistas, estas empresas no las estarían otorgando.

Y la influencia de estas grandes corporaciones va más allá de la financiación de la Fundación de los CDC. También hay una puerta giratoria en los CDC (así como en la FDA). Cuando Julie Geberding dejó el cargo de directora de los CDC, inmediatamente se puso a trabajar en Merck para “liderar el negocio global de vacunas de la compañía, valorado en US$5.000 millones”. Las organizaciones de noticias han documentado “una red de estrechos vínculos entre los CDC y las empresas que fabrican vacunas” [10]. Vale la pena señalar que los dos revisores principales de la FDA que aprobaron originalmente la solicitud de comercialización de oxicodona de Purdue obtuvieron un puesto en Purdue tras dejar la agencia [4].

Si el problema central detrás de las dudas alrededor de las vacunas (y la razón central de la falta de confianza del público en la Medicina) son los lazos corporativos, entonces ¿por qué la Medicina no corta esos lazos? La respuesta a esa pregunta es que eso causaría enormes pérdidas económicas para los principales centros de poder (Medicina e Industria Farmacéutica). La medicina perdería todos los dólares de la industria farmacéutica. Para las propias compañías farmacéuticas, perder estas relaciones financieras debilitaría drásticamente su influencia y control. Esta pérdida de influencia eventualmente resultaría en recomendaciones y pautas menos favorables y tendría un impacto significativo en las ganancias corporativas.

Goldenberg ha identificado correctamente el problema de las dudas sobre las vacunas. Y por eso su libro hace una contribución esencial a nuestra comprensión. El principal impulsor de las dudas alrededor de las vacunas no es la ignorancia del público. De hecho, lo que está alimentando la desconfianza es en realidad el conocimiento y la percepción del público de cómo funcionan los vínculos entre la Medicina y la Industria Farmacéutica. Sin embargo, la conclusión de todo esto es que la Medicina y la Industria Farmacéutica no tienen interés real en abordar la verdadera causa detrás de las dudas del público sobre las vacunas. Por eso, estas entidades prefieren centrarse en culpar al público. No se centran en el problema de la influencia de la industria porque no tienen una solución.

El problema, con respecto a la pandemia de Covid-19, es que ahora gran parte del público no confía en los CDC, la FDA o en el sistema médico en su conjunto. ¿Quién confiaría en un sistema que está tan financiado por la industria, cuyo objetivo principal son las ganancias de Wall Street? El público quiere importantes instituciones de salud pública que estén libres de la influencia de las farmacéuticas.

Sin embargo, hay un lado positivo en esto, ya que la desconfianza del público en realidad nos ofrece esperanza. Tal desconfianza es un paso crucial para intentar reformar el sistema. El libro de Goldenberg nos ayuda a dar otro paso en la dirección correcta para que la Medicina pueda eventualmente ser una voz fuerte e independiente que defienda la salud pública y el bien público, libre de la influencia corruptora del efectivo corporativo.

Referencias

  1. Harvard TH Chan School of Public Health. The Public’s Perspective on the United States Public Health System. Harvard: Harvard TH Chan School of Public Health; 2021 May[cited 2021 May 24]. Available from: https://cdn1.sph.harvard.edu/wp-content/uploads/sites/94/2021/05/RWJF-Harvard-Report_FINAL-051321.pdf
  2. Blendon R, Findling M. Nearly half of Americans don’t trust CDC and FDA – that’s a problem. The Hill. 2021 May 5[cited 2021 May 24]. Available from: https://thehill.com/opinion/healthcare/553600-nearly-half-of-americans-dont-trust-cdc-and-fda-thats-a-problem
  3. Bower JL, Paine LS. The error at the heart of corporate leadership. Harvard Business Review. 2017 May-Jun[cited 2021 May 24]. Available from: https://hbr.org/2017/05/the-error-at-the-heart-of-corporate-leadership?ab=seriesnav-spotlight
  4. Kolodny A. How FDA failures contributed to the opioid crisis. AMA J Ethics. 2020; 22(8):E743-750. Available from: https://journalofethics.ama-assn.org/article/how-fda-failures-contributed-opioid-crisis/2020-08
  5. Wilson M. The New England Journal of Medicine: commercial conflict of interest and revisiting the Vioxx scandal. Indian J Med Ethics. 2016 Jul-Sep[cited 2021 May 24];1(3):167-71. Available from: http://ijme.in/articles/the-new-england-journal-of-medicine-commercial-conflict-of-interest-and-revisiting-the-vioxx-scandal/?galley=html
  6. Le Noury J, Nardo JM, Healy D, Jureidini J, Raven M, Tufanaru C, Abi-Jaoude E. Restoring Study 329: efficacy and harms of paroxetine and imipramine in treatment of major depression in adolescence. BMJ. 2015 Sep 16; 351:h4320. Available from: https://www.bmj.com/content/351/bmj.h4320.long
  7. Berenson A. Documents suggest Lilly concealed drugs’ risks. Seattle Times. 2006 Dec 17[cited 2021 May 24]. Available from: https://www.seattletimes.com/nation-world/documents-suggest-lilly-concealed-drugs-risks/
  8. Moynihan R. Key opinion leaders: independent experts or drug representatives in disguise? BMJ. 2008 Jun 19;336(7658):1402-3.
  9. CDC Foundation. Our Partners: Foundations. CDC Foundation website. [cited 2021 May 24]. Available from: https://www.cdcfoundation.org/partner-list/foundations
  10. Benjamin M. UPI Investigates: The vaccine conflict. UPI. 2003 Jul 21[cited 2021May 24]. Available from: https://www.upi.com/Odd_News/2003/07/21/UPI-Investigates-The-vaccine-conflict/44221058841736/
creado el 8 de Noviembre de 2021