Salud y Fármacos is an international non-profit organization that promotes access and the appropriate use of pharmaceuticals among the Spanish-speaking population.

Entrevistas

José María Di Bello: “el 80% de las patentes otorgadas son inmerecidas”
Mirada Profesional, 5 de septiembre y 13 de septiembre de 2017
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El secretario de la Fundación GEP (Grupo Efecto Positivo http://fgep.org/es/institucional/) analiza la situación de los medicamentos contra la hepatitis C, que hace más de un año no se compran.

El año pasado, por primera vez el Estado argentino compró sofosbuvir, el medicamento de última generación para tratar la hepatitis C, que por su alta tasa de sobrevida prácticamente cura la enfermedad. Pero su elevado valor lo pone fuera del alcance de la mayoría de los pacientes, lo que generó una polémica mundial todavía sin resolución.

Luego de esta compra, el Ministerio de Salud abandonó esta estrategia, y hoy hay 500 personas que esperan la medicación. En esta entrevista, José María Di Bello, secretario de la Fundación GEP, explica cómo está la situación de esas personas, y cómo son los mecanismos necesarios para garantizar la atención de esas personas.

P ¿Cómo está la situación de los fármacos de última generación contra la hepatitis C en el país?
R: Hace un año y medio que no se volvieron a comprar los tratamientos contra la hepatitis C, particularmente sofosbuvir, la pastilla emblemática en el nuevo tratamiento, ya que gracias a este medicamentos combinado con otras drogas se logra la cura de la enfermedad. Hasta ahora había fármacos que eran menos efectivos y además tenían efectos adversos muy severos. Hay que entender que la hepatitis C termina con la cirrosis hepática y la muerte, por eso este medicamento es tan importante, porque logra la cura. Son comercializados desde 2014 por el laboratorio Gilead, que puso a la venta el tratamiento de 12 semanas a 84 mil dólares, es decir, la píldora valía en esos días mil dólares. Es un precio extorsivo, lo que hace el laboratorio es levantar patentes en todos los países, lo que es inmerecido, porque el sofosbuvir era de dominio público, uno de los requisitos para patentar un principio activo es que debe ser una novedad, además de propiedad inventiva y aplicación industrial. En realidad este fármaco se venía usando hace tiempo, se venía usando con paciente con HIV que tenían además infección de hepatitis C.

P ¿Cómo se genera ese proceso?
R: Gilead compra la patente en 2011, y busca sacar patentes en todos los países, de manera inmerecida. Los laboratorios abusan del sistema de patentes, el 80 por ciento de las patentes otorgadas en el mundo son inmerecidas, porque no son novedad, se hacen pequeñas modificaciones y las anotan como principios activos nuevos. El laboratorio hace abuso de esta situación, en Europa llegó a cobrar 40 mil euros el tratamiento, y en Brasil y la Argentina la quiere cobrar a 15 mil dólares. En el país, el medicamento no tiene otorgada la patente, nuestra organización presentó oposiciones, compartimos argumentos con la industria farmacéutica nacional, el tema final no está resuelto. Pero en 2015 gracias a esto Richmond se anima a producir una versión genérica de sofosbuvir, lo que permitió muy buena competitividad de precios, lo que hizo fue realizar la primera compra de 1.200 tratamientos de última generación, la mitad a Richmond y la mitad a Gador, la subsidiaria de Gilead. La entrega se concretó en marzo de 2016, y fue la única vez que se entregaron los tratamientos, con la promesa del Ministerio Salud de volver a comprar pero sin ninguna novedad. Hay una lista de 500 pacientes en estadio F4, el más avanzado de la enfermedad, pero todavía no logramos darle el tratamiento.

P ¿Qué pasa si un paciente no recibe el medicamento?
R: La hepatitis sigue progresando, llega a la cirrosis, lo que genera la necesidad de un trasplante. En este año y medio hubo personas que murieron, una chica de 19 años murió por no acceder a los tratamientos, su padre conoce la situación de la enfermedad cuando la hija nació, donde salió que toda la familia estaba infectada. Se presentaron recursos de amparo, se lograron compras compasivas con el Ministerio de Desarrollo Social, que son muy engorrosas. Ahora en la Argentina hay tres laboratorios argentinos que producen el medicamento, por lo tanto ya no es el precio elevado el que traba la compra. Hace tres semana se concretó una compra de urgencia de 250 tratamientos para estos 500 pacientes graves.

P ¿Qué valor tiene que se hayan fabricados versiones nacionales del sofosbuvir?
R: Que laboratorios locales hayan producido los nuevos medicamentos contra la hepatitis C, porque no está resuelta la patente, hizo que bajaran los precios, y tengamos esa compra de emergencia, con un precio único en la región y casi el mundo, de unos 600 dólares para el tratamiento de 12 semanas. Eso se da justamente porque no hay patente, y hay competencia. La suba de los medicamentos obviamente tiene que ver con el abuso del sistema de patentes que hacen las farmacéuticas multinacionales, lamentablemente con la nueva gestión del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) esto está pasando, como sucedió con la resolución 56, que intentó dar de baja las guías de patentabilidad.

P ¿Qué son estas guías?
R: En el 2012, en la Argentina se crean criterios muy estrictos para patentar productos farmacéuticos. Esas guías lo que hacen es decir que es patentable y que no, una potestad que tenemos por ley, que recoge lo que dicen acuerdos internacionales, que buscan que una patente tenga una novedad, aplicación industrial y otras cuestiones. Si bien logramos frenar la resolución 56, se comenzaron a firmar acuerdos bilaterales, lo que nos preocupa.

El más polémico es el firmado con EE UU…

El acuerdo de patentes con USA es lamentable, lo que hace ese acuerdo es que el solicitante de la patente pida que se tome como válido los exámenes que se hacen en la oficina de Estados Unidos, que entrega patentes sin criterios, a “troche y moche”, como pasó con el sofosbuvir. Si esto pasara en la Argentina, y se le diera la patente porque se toman como válidos los exámenes en suelo norteamericano, no podríamos tener producción nacional, ni los precios tan buenos que logramos. Terminaremos pagando los 15 mil dólares que quiere el laboratorio. Esto frena la accesibilidad, y en la medida que las corporaciones farmacéuticas ganen esta pelea lo que se produce es un genocidio, porque frena el acceso a la salud y los medicamentos.

En este contexto la fundación difundió un informe que habla de un aumento de más del 40 por ciento de los tratamientos contra la hepatitis C el año pasado.

En el informe mostramos como en el 2016, en comparación con el 2015, aumentó la cantidad de productos a la industria farmacéutica multinacional, por lo que se compró mucho más producto patentado. Además, se utilizaron mecanismos de compra directa en detrimento de las licitaciones públicos, que es un mecánico más transparente que mejora los precios.

creado el 3 de Enero de 2021