Salud y Fármacos is an international non-profit organization that promotes access and the appropriate use of pharmaceuticals among the Spanish-speaking population.

Economía y Acceso
Tratados de Libre Comercio, Exclusividad en el Mercado, Patentes

Ser el primer fármaco de clase es cada vez menos ventajoso
Diario Médico, 15 de septiembre de 2009 
Ver en Economía y Acceso sección Industria y Mercado

La verdad oculta tras los beneficios de la industria (The hidden truth behind drug company profits)
Johann Hari
The Independent, 5 de agosto 2009
www.independent.co.uk/opinion/commentators/johann-hari/johann-hari-the-hidden-truth-behind-drug-company-profits-1767257.html
Traducido por Salud y Fármacos

Ecuador. Ecuador deroga patentes de transnacionales farmacéuticas
Prensa Latina, 24 de octubre de 2009 
Ver en Regulación y Política sección América Latina

EE.UU. Sanofi-aventis y la biotecnológica norteamericana Merrimack firman un acuerdo mundial exclusivo de licencia y colaboración para un anticuerpo monoclonal en oncología
Pm Farma México, 2 de octubre de 2009
mexico.pmfarma.com/noticias/noti.asp?ref=3940

Indonesia. SIDA: Activistas arremeten contra patentes
Johanna Son
Ips, 12 de agosto de 2009
www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=92997

Perú. Medicinas caras y gastos estatales millonarios
La Primera, 26 de septiembre de 2009
www.diariolaprimeraperu.com/online/economia/medicinas-caras-y-gastos-estatales-millonarios_35554.html

Unión Europea. Sanofi, Sandoz entre las firmas en incursión por antimonopolio
Pm Farma México, 13 de octubre de2009
mexico.pmfarma.com/noticias/noti.asp?ref=3969

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Ser el primer fármaco de clase es cada vez menos ventajoso

Diario Médico, 15 de septiembre de 2009 
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La verdad oculta tras los beneficios de la industria

(The hidden truth behind drug company profits)
Johann Hari
The Independent, 5 de agosto 2009
www.independent.co.uk/opinion/commentators/johann-hari/johann-hari-the-hidden-truth-behind-drug-company-profits-1767257.html
Traducido por Salud y Fármacos

Lo que relato a continuación es la verdad sobre uno de los escándalos contemporáneos sobre el que se habla poco. Hoy se prohíbe a las personas que más necesitan los medicamentos que salvan vidas que los produzcan. Este es el último ejemplo: las fábricas ubicadas en los países de medianos y bajos ingresos están desesperadas por producir sus versiones más baratas de Tamiflu para poder proteger a sus conciudadanos pero se les ha prohibido tajantemente. ¿Por qué? Para que las compañías farmacéuticas puedan proteger sus patentes y beneficios. Hay alternativas a este horrible sistema, pero prefieren ignorarlas.

Para entender esta historia tenemos que empezar con lo que aparenta ser un misterio. Durante meses la OMS ha estado anunciando que si la fiebre porcina se extiende a los países más pobres del mundo podría afectar a cientos de miles de personas o incluso más. Sin embargo, también han estado diciendo a los gobiernos de los países pobres que no produzcan Tamiflu, el único medicamento que reduce los síntomas y podría salvar vidas.

La respuesta a esta novela está en otra historia mucho mayor sobre la forma como nuestro mundo está funcionando hoy.

Durante décadas nuestros gobiernos han permitido que se fuera construyendo un sistema extraño de producción de medicamentos. La mayor parte del trabajo científico que resulta en la comercialización de medicamentos que después inhalamos, ingerimos y absorbemos en nuestro estómago o intestino, se realiza en los laboratorios de las universidades y se paga con nuestros impuestos.

Las compañías farmacéuticas se incorporan tarde en el proceso de desarrollo y pagan la última parte del desarrollo, una etapa que si bien es cara también es poco creativa, como por ejemplo comprar los químicos y los ensayos clínicos. A cambio tienen los derechos exclusivos para producir y beneficiarse del medicamento durante años. Nadie más puede producirlo.

Aunque no sea el objetivo de las personas que trabajan en este sistema, las consecuencias son con frecuencia mortales. Las compañías farmacéuticas que eran dueñas de las patentes de los medicamentos contra el Sida llevaron a juicio al gobierno post-Apartheid de Sudáfrica por pretender producir copias de esos medicamentos, con los mismos niveles de efectividad, a un costo de US$100 por persona y por año y así salvar a muchos de los ciudadanos que estaban muriendo. Querían que el gobierno pagase los US$10.000 por persona por año o que no hicieran nada. En los países pobres, el sistema de patentes deja a muchos enfermos sin acceso a los medicamentos que necesitan.

Esto es lo que revela la solución al misterio de la gripe porcina. Los ciudadanos democráticos estaban tan enfurecidos con el intento de que los sudafricanos no accedieran a los medicamentos que pueden salvar vidas, que ejercieron presión y consiguieron introducir algunas modificaciones en el sistema de comercio internacional. Se acordó que, en caso de emergencia de salud pública, los países pobres podrían producir sus propios medicamentos genéricos. Se trata de producir exactamente el mismo producto, pero sin la marca ni las grandes retribuciones por el uso de las patentes a las compañías farmacéuticas de Suiza o las islas Caimán.

Es decir, bajo la nueva normativa, los países pobres podrían producir tanto Tamiflu genérico como quisieran. Hay compañías en China e India que dicen que se están preparando para hacerlo. Sin embargo, la compañía farmacéutica Roche tiene la patente de Tamiflu y no quiere que los países pobres produzcan las copias más baratas que necesitan. Quiere que la gente compre el medicamento de marca, por el que reciben beneficios. Aunque no tiene obligación, Roche ha otorgado licencias a varias compañías de países en desarrollo para que produzcan Tamiflu, pero tienen que pagar por la patente, y es casi imposible que puedan satisfacer la demanda.

La OMS parece estar apoyando a Roche contra el resto de nosotros. Los expertos de WHO son los que están en mejor posición para determinar qué se entiende como una emergencia que permite saltarse las patentes, y su mensaje es: “No utilicen esta flexibilidad”.

El profesor Brook Baker, un experto en patentes de medicamentos, dice: “¿Por qué se comportan de esta manera? Por la presión directa e indirecta de la industria farmacéutica. Es sorprendente”.

¿Cual será el resultado final? James Love, director de Knowledge Economy International, quién ha estado realizando campañas contra el sistema actual de patentes, dice: “Los países pobres no están lo preparados que podrían haber estado. Si hubiera una pandemia, el número de personas que mueran podría ser muy superior al que pudiera haber sido. Mucho mayor. Es horrible”.

Big Farma defiende el sistema con un argumento que a primera vista parece razonable: necesitamos poner precios altos a nuestros medicamentos para poder desarrollar más medicamentos que salven vidas. Queremos desarrollar tantos tratamientos como podamos, y solo podemos hacerlo si tenemos recursos. Mucha de la investigación que financiamos no aporta medicamentos nuevos, es un proceso caro.

Sin embargo, un estudio detallado que realizó la Dra Marcia Angell, ex-editora del New England Journal of Medicine, dice que solo el 14% de su presupuesto se invierte en el desarrollo de medicamentos, generalmente en la escasamente creativa fase final. El resto son beneficios y gastos de marketing. E incluso de ese minúsculo 14%, las compañías farmacéuticas invierten una gran proporción desarrollando medicamentos nuevos que hacen exactamente lo mismo que otros existentes (son medicamentos yo también o me too) pero tienen una molécula algo diferente para poder obtener una nueva patente y recibir otra avalancha de beneficios.

El resultado, como dice el US Government Accountability Office, es que el mercado de medicamentos en lugar de ser una fuente de innovación se ha estancado. Las compañías no invierten casi nada en las enfermedades que matan a la mayoría de los humanos, como la malaria, porque las víctimas son pobres, y por lo tanto no pueden extraer grandes beneficios.

La disfunción del sistema de patentes nos afecta a todos. El comisionado de competencia de la Unión Europea, Neelie Koors, concluyó que este sistema hace que los europeos paguen un 40% más por sus medicamentos de lo que deberían, y si ese dinero se invirtiera en servicios de salud se podrían salvar muchas vidas.

¿Por qué mantenemos este sistema tan deficiente? Solo en EE.UU., durante la última década, las compañías farmacéuticas han invertido más de US$3.000 millones en cabilderos y contribuciones políticas. Han pagado a los políticos para que mantengan un sistema que protege sus intereses. Si tiene dudas sobre la profundidad de estos vínculos escuche al congresista republicanos, Walter Burton, quién dijo sobre la última legislación aprobada en EE.UU. en el 2003: “la compañías farmacéuticas escribieron la ley”.

Hay otras formas mucho mejores de producir medicamentos, si quisiéramos implementarlas. El que primero las propuso fue Joseph Stiglitz, quien recientemente ganó el Premio Nobel de economía. Según él: “Para investigar se necesita dinero pero el sistema actual ocasiona que los recursos limitados se gasten mal”.

El plan de Stiglitz es sencillo. Los gobiernos de los países industrializados pueden crear un fondo de varios miles de millones de dólares para compensar a los científicos que desarrollan tratamientos o vacunas para las enfermedades. Los premios más grandes serán para los científicos que logren tratamientos para las enfermedades que matan a millones de personas, como la malaria. Una vez se paga el premio a la innovación, los derechos para utilizar el tratamiento pasan a ser de dominio público. Cualquier persona, en cualquier parte del mundo, puede producir el medicamento y utilizarlo para salvar vidas.

En este sistema, se mantiene el incentive financiero para los científicos y se beneficia toda la humanidad, no un monopolio privado y los que tienen la suerte de pagar el alto precio del medicamento. Con esto se terminaría con la irracionalidad del sistema actual que invierte una fortuna en medicamentos yo también (me too) e impide que los enfermos puedan producir los medicamentos que les salvarían la vida.

No es una propuesta barata, nos costaría un 0,6% del PIB, pero a mediano plazo se ahorraría una fortuna porque los sistemas de salud ya no tendrían que pagar grandes sumas a las compañías farmacéuticas. Mientras tanto, se abaratarían tremendamente los costos de los medicamentos y millones de personas podrían acceder a ellos por primera vez en su vida.

Sin embargo las compañías farmacéuticas y escuadrones de cabilderos están haciendo lo posible por frenar los esfuerzos por cambiar el sistema. Esta es la razón por la que la forma como se regula la producción mundial de medicamentos está diseñada para servir los intereses de los inversionistas en la industria farmacéutica, no la salud de la humanidad.

La idea de encerrar el acceso al conocimiento médico que puedes salvar vidas para que unos cuantos se beneficien es una de las cosas más grotescas de nuestros días. Tenemos que desmontar este sistema para que los enfermos puedan vivir. Solo entonces podremos globalizar el espíritu de Jonas Salk, el gran científico que inventó la vacuna de la polio y rehusó a patentarla diciendo que sería lo equivalente a “patentar el sol”.

 

 

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Ecuador. Ecuador deroga patentes de transnacionales farmacéuticas
Prensa Latina, 24 de octubre de 2009 
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EE.UU. Sanofi-aventis y la biotecnológica norteamericana Merrimack firman un acuerdo mundial exclusivo de licencia y colaboración para un anticuerpo monoclonal en oncología
Pm Farma México, 2 de octubre de 2009
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Sanofi-aventis y Merrimack Pharmaceuticals Inc. anuncian la firma de un acuerdo mundial exclusivo de licencia y colaboración para el MM-121, destinado al tratamiento de tumores sólidos. El MM-121 es el primer anticuerpo monoclonal totalmente humano destinado a las células cancerosas con sobreexpresión o amplificación del receptor ErbB3 (o HER3). En la actualidad, el MM-121 se encuentra en Fase I de desarrollo clínico.

Según los términos del acuerdo, Sanofi-aventis tendrá la licencia exclusiva mundial para desarrollar, fabricar y comercializar el MM-121. Merrimack conservará los eventuales derechos para la promoción conjunta en Estados Unidos. “La experiencia de los equipos de Merrimack, junto con su conocimiento sobre el desarrollo biológico, le han permitido identificar con éxito al receptor ErbB3 como una prometedora diana e iniciar rápidamente el desarrollo clínico del MM-121 “, comentó Marc Cluzel, Vicepresidente Senior de I+D de Sanofi-aventis.

“El MM-121 es un anticuerpo monoclonal de vanguardia que aporta un nuevo tratamiento innovador al portafolio de oncología de Sanofi-aventis. Estamos encantados de colaborar con Merrimack en el desarrollo del MM-121, ya que creemos que es una molécula prometedora que podrá satisfacer un importante vacío en el tratamiento de los pacientes afectados por cáncer “.

Según el acuerdo, Sanofi-aventis se compromete a abonar una suma inicial de 60 millones de dólares por los derechos de investigación, desarrollo, fabricación y comercialización.

Merrimack recibirá una serie de pagos escalonados por el MM-121, que podrían alcanzar la cifra de US$410 millones, en función de los avances realizados en el desarrollo y el registro, así como royalties sobre las ventas mundiales del producto y una serie de pagos adicionales por un importe máximo de US$60 millones, en función de las ventas mundiales del producto. Merrimack participará en el desarrollo clínico del MM-121. El acuerdo de licencia está sujeto a la no violación de la Ley antimonopolios Hart-Scott-Rodino.

 

 

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Indonesia. SIDA: Activistas arremeten contra patentes
Johanna Son
Ips, 12 de agosto de 2009
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Jabbar llamó a gobiernos y comunidades a recordarles a las empresas farmacéuticas la diferencia fundamental que existe entre poseer patentes sobre bienes –como objetos de diseño o teléfonos celulares– y sobre medicamentos para el tratamiento del VIH que pueden salvar vidas.

"Éstas son medicinas que hacen la diferencia entre la vida y la muerte", sostuvo Jabbar, también vicepresidente mundial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Al aplicar el sistema de patentes al fármaco y al proceso que conduce a él, "creamos monopolios injustos y bloqueamos la transferencia de conocimientos" que pueden salvar muchas vidas en todo el mundo, dijo.

Es tiempo de reescribir las reglas de los derechos de la propiedad intelectual, un pilar del sistema del comercio mundial, opinan críticos como él. "En el contexto del VIH y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), necesitamos un nuevo concepto sobre los derechos de propiedad de la gente en vez de derechos de la propiedad intelectual", planteó Jabbar.

Varios activistas que promueven la eliminación de las patentes de los fármacos se amontonaron frente al lugar donde Jabbar formulaba sus declaraciones con pancartas que rezaban: "No a las patentes de los medicamentos para el sida". Arremetiendo contra varios laboratorios por negarse a permitir que se desarrollen versiones genéricas de los fármacos utilizados en las terapias del VIH, clamaron: "¡Avergüéncense!".

Jabbar expresó su apoyo a una propuesta de Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, de reconocer los derechos de propiedad intelectual de la población. Sugirió crear un fondo para pagar a los científicos que logren la fórmula para curar enfermedades claves, tras lo cual los fármacos pasarán al dominio público en vez de convertirse en "propiedad" de las compañías farmacéuticas.

En una entrevista, Jabbar dijo que la idea de los derechos de propiedad de la población incluiría pagar a los laboratorios para que continúen produciendo la medicación necesaria. Reiterando las críticas formuladas por muchos activistas en el Congreso, citó estudios según los cuales apenas 15 por ciento del costo de los medicamentos se destina realmente a su desarrollo. El resto se usa en mercadotecnia.

Remitiéndose a investigaciones académicas, Jabbar dijo que la protección de patentes hace aumentar los precios de los fármacos en promedio 400 por ciento, y a menudo supera 1.000 por ciento. "Ellos pueden ganar dinero, pero no tienen que obtener 400 por ciento de ganancias. Eso es codicia, y es vergonzoso", opinó.

Al mismo tiempo, Jabbar dijo que hay señales de que el "concepto de voluntad de la gente" gradualmente se abre camino a la hora de presionar a las firmas farmacéuticas. En julio, el laboratorio GlaxoSmithKline concedió una licencia gratuita y voluntaria a una empresa sudafricana para producir la versión genérica del abacavir, compuesto activo de un medicamento antirretroviral. A comienzos de este año liberó varias de sus patentes para medicinas utilizadas en el tratamiento de enfermedades tropicales, pero excluyó a las usadas en casos de VIH y sida.

Hay ejemplos como Brasil, India y Tailandia, que asumieron roles clave en la producción de tratamientos más accesibles para el VIH. "A estas corporaciones (farmacéuticas) se les está forzando a reconocer que hay una demanda pública, que hay hostilidad", dijo Jabbar.

Irónicamente, son los grandes problemas de la ciencia y la medicina –entre ellos el VIH/sida– los que han conferido a los laboratorios un peso tan importante que prácticamente da forma a las políticas mundiales de salud pública. Aunque las reglas de la Organización Mundial del Comercio brindan espacio para infringir patentes y recurrir a las licencias obligatorias en nombre de las necesidades de salud pública, incluidos el VIH y el sida, muchos activistas señalan que esto dista de ser suficiente.

El régimen comercial mundial también implementó un sistema donde los derechos corporativos sobre la propiedad intelectual –especialmente los de las firmas farmacéuticas– se aplican fuertemente, a expensas del bien público, sostuvo Jabbar.

Quienes violan patentes o desarrollan versiones genéricas de los medicamentos movilizan a las empresas que los registraron mucho más que cuando se hacen copias de películas o libros, aunque esté claro que en el caso de los fármacos hay un interés de salud pública en juego, agregó.

Aunque la idea de los derechos de la propiedad de los individuos no es algo que los laboratorios abrazarán, "eso no significa que no debamos hacer campaña por ella", dijo Jabbar. "Las fantasías de hoy son los hechos del mañana", enfatizó.

 

 

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Perú. Medicinas caras y gastos estatales millonarios
La Primera, 26 de septiembre de 2009
www.diariolaprimeraperu.com/online/economia/medicinas-caras-y-gastos-estatales-millonarios_35554.html

De concretarse el Tratado de Libre Comercio entre el Perú y la Unión Europea (UE), el precio de los medicamentos se incrementaría en 26%, y si el gobierno acepta los requerimientos europeos de extender a 25 años los derechos de los patentes y la protección de datos de prueba a 11 años, para el año 2025 se proyecta que el Estado deberá subsanar US$ 250 millones anuales y US$ 147 millones anuales, respectivamente, para garantizar a la población el acceso a los medicamentos. Ello en opinión de Roberto López, representante de Acción Internacional de la Salud, quien recalcó que la tras la férrea demanda europea en propiedad intelectual, están las grandes compañías farmacéuticas que se oponen a reducir sus cuantiosas utilidades al permitir el ingreso de medicamentos genéricos.

“Monopolizar el mercado farmacéutico afectaría a las familias más humildes, que no podrían pagar los altos precios de las medicinas”. Citó por ejemplo que por cada tableta de olanxapina (medicina para tratar enfermedades mentales) el Estado paga S$ 16, cuando su real costo es US$0,80.

El viceministro de Comercio Exterior, Eduardo Ferreyros, enfatizó que el Perú no aceptará ninguna propuesta que implique un posterior aumento en los precios de los medicamentos (1,00 US$=2,91 soles nuevos).

 

 

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Unión Europea. Sanofi, Sandoz entre las firmas en incursión por antimonopolio
Pm Farma México, 13 de octubre de2009
mexico.pmfarma.com/noticias/noti.asp?ref=3969

Esta semana se han dado a conocer el nombre de las farmacéuticas que tuvieron visitas sorpresivas de protectores antimonopolistas en fechas recientes. De acuerdo a diversos informes publicados en la prensa así como a las propias declaraciones de las compañías, los reguladores visitaron a Sanofi-aventis, Teva Pharmaceutical Industries, la unidad de genéricos de Novartis -Sandoz- y Laboratorios Ranbaxy.

Ésta es la tercera ola de inspecciones sorpresa dentro de la amplia investigación de prácticas competitivas de la industria farmacéutica que se están llevando a cabo en los últimos tiempos. En julio, tras las dos primeras rondas, la Comisión Europea informó que las farmacéuticas han utilizado gran variedad de técnicas para mantener la competencia genérica lo más alejada posible del mercado. La Comisión está investigando ahora si esos esfuerzos violan las normas antimonopolios.

La Comisión ha enfocado sus investigaciones en los acuerdos de “pay-for-delay” en los cuales las farmacéuticas de marca y firmas de genéricos resuelven litigios de patentes de manera que consiguen mantener a los fármacos genéricos fuera del mercado.

Hasta ahora, la Comisión Europea no ha iniciado acciones contra compañía alguna, pero si lo hace, las violaciones antimonopolios podrían conllevar grandes multas, informa Reuters.

 

 

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modificado el 19 de septiembre de 2017