Este documento analiza la narrativa comercial revisionista promovida por EE UU, que presenta las normas multilaterales como desventajosas y busca justificar aranceles unilaterales y acuerdos bilaterales coercitivos. Demuestra que los principios de no discriminación y reciprocidad son anteriores a Bretton Woods y se integraron en el sistema multilateral mediante iniciativas estadounidenses desde la década de 1930 hasta la creación del GATT en 1947. Lejos de verse perjudicado, EE UU ha moldeado el sistema y se ha beneficiado de él de forma constante, incluso a través de la ampliación, durante la Ronda Uruguay, de las normas vinculantes sobre servicios, propiedad intelectual e inversión.
El análisis muestra que el giro hacia lo que se ha denominado el «sistema Turnberry» conlleva el riesgo de fragmentar los mercados globales, erosionar el principio de nación más favorecida (NMF) y profundizar las asimetrías estructurales que dejan a los países en desarrollo más vulnerables a la exclusión. Al corregir los registros históricos, el documento subraya la importancia de defender las garantías multilaterales de igualdad de trato, al tiempo que se fortalece la capacidad institucional y la coordinación estratégica para salvaguardar mejor las prioridades de desarrollo en un orden mundial cada vez más disputado.