Según nuestro análisis de los datos de las evaluaciones clínicas disponibles en 2022, el diurético tiazídico clortalidona es el hipotensor de elección para el tratamiento de primera línea de la hipertensión en adultos que no cursan un embarazo y no tienen diabetes ni un riesgo alto de padecerla. Si la clortalidona no está disponible (como sucede en Francia, donde se comercializa únicamente como parte de una combinación a dosis fijas), la hidroclorotiazida parece ser una elección aceptable [1].
La evidencia sobre la eficacia de la clortalidona proviene de varios ensayos clínicos comparativos, en particular de un ensayo clínico aleatorizado grande llamado “Allhat”, ejecutado por una organización del sector público de EE UU. En este ensayo clínico, se comparó, con doble enmascaramiento, a la clortalidona con el bloqueador del canal de calcio amlodipino y con el inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina lisinopril, en aproximadamente 33.000 pacientes hipertensos de 55 años o mayores (promedio de edad de 67 años) que tenían al menos un factor más de riesgo cardiovascular.
Tras cinco años de seguimiento, la incidencia de cardiopatía coronaria mortal o de infarto del miocardio sin desenlace mortal (el criterio principal de valoración), fue similar en los tres grupos: 1,9% por año. La mortalidad por todas las causas también fue similar en los tres grupos: 2,9% por año. Se descubrió una incidencia anual menor de insuficiencia cardíaca en el grupo clortalidona que en los otros grupos, estadísticamente significativa [2].
Se han publicado los datos obtenidos de los participantes en Allhat tras un seguimiento total de 23 años, y aportan información adicional. Se obtuvieron datos posteriores al ensayo clínico de una base de datos administrativa de EE UU. El criterio principal de valoración en este estudio fue la mortalidad cardiovascular, y la mortalidad por todas las causas fue un criterio secundario de valoración [3]. No se informó la proporción de pacientes que seguían tomando el medicamento que les habían asignado inicialmente.
Veintitrés años después del inicio del ensayo clínico, la mortalidad cardiovascular entre los pacientes aleatorizados en el grupo clortalidona fue del 23,7%, versus el 21,6% en el grupo amlodipino, y versus el 23,8% en el grupo lisinopril (diferencias estadísticamente no significativas). La mortalidad por todas las causas fue similar en los tres grupos durante todo el período de seguimiento [3].
En la práctica, para los pacientes hipertensos que tienen otro factor de riesgo cardiovascular, la clortalidona, el amlodipino y el lisinopril parecen tener una eficacia similar para reducir la mortalidad cardiovascular y la mortalidad por todas las causas durante las dos décadas posteriores.
Referencias seleccionadas de la búsqueda bibliográfica de Prescrire