Varias empresas farmacéuticas han anunciado planes para reducir o pausar sus inversiones en el Reino Unido. El momento de los anuncios no es casualidad. Hace menos de tres semanas, fracasaron las negociaciones entre el secretario de salud del Reino Unido, Wes Streeting, y la industria farmacéutica sobre el nivel de reembolso que las farmacéuticas pagan al Servicio Nacional de Salud (NHS) por las ventas de sus productos. Este sistema garantiza que el NHS obtenga precios justos y costos predecibles, mientras las farmacéuticas acceden más rápidamente al mercado de nuevos medicamentos [1].
La industria está cada vez más frustrada con la forma en que el país financia los medicamentos para el NHS y considera que el gobierno no apoya las farmacéuticas. Las autoridades sanitarias han indicado que quieren aumentar el gasto en medicamentos para impulsar a las empresas innovadoras, pero frente a la falta de respuestas concretas, a principios de septiembre Merck, AstraZeneca y Eli Lilly cancelaron sus planes de inversión en el Reino Unido [2], y otras empresas han paralizado sus actividades en el país.
Según The Guardian [3], las grandes compañías farmacéuticas han cancelado o pausado casi £2.000 millones en inversiones previstas en el Reino Unido en lo que va de año. El plan del gobierno para promover el sector de las ciencias de la vida, un pilar clave de la economía, recibió un duro golpe cuando Merck dijo que desmantelaría sus planes para construir un centro de investigación en Londres, valorado en £1.000 millones. Dos días después, AstraZeneca decidió detener una expansión de £200 millones de sus instalaciones de investigación en Cambridge.
Guy Oliver, director de la farmacéutica estadounidense Bristol Myers Squibb (BMS) en el Reino Unido declaró que, debido a la “crónica inversión insuficiente” en medicamentos, la empresa había cancelado 34 colaboraciones con el NHS durante el último año [3].
Un portavoz de BMS declaró: “Como resultado del actual entorno comercial y político en el Reino Unido, hemos reducido considerablemente el tamaño de nuestra organización en los últimos cuatro años, y seguimos evaluando nuestro nivel de inversión en el país” [3].
Merck, además de cancelar la construcción de un centro de I+D de £1.000 millones en Londres, ha cesado las iniciativas de descubrimiento e investigación de fármacos en todo el país. A parte de no hacer nuevas inversiones, Merck también cesará sus operaciones de I+D en el Reino Unido a finales de este año, lo que significa que 125 científicos que trabajan en el Centro de Innovación en Biociencias de Londres (LBIC) y el Instituto Francis Crick perderán sus empleos [4].
La decisión de la empresa se debe a que consideran que el Reino Unido invierte poco en investigación en ciencias de la vida, y a que el gobierno británico valora poco los medicamentos y vacunas innovadoras, una opinión que parece compartir su principal rival, AstraZeneca [4].
El año pasado, AstraZeneca, la mayor empresa británica por capitalización bursátil, también abandonó sus planes de construir una planta de fabricación de vacunas de US$450 millones en Liverpool, después de que las promesas de financiación del gobierno para el emplazamiento no cumplieran las expectativas [3]. Ahora ha pausado una expansión planificada de £200 millones de su centro de investigación en Cambridge [5].
Eli Lilly anunció a principios de septiembre que su proyecto London Gateway Lab, parte de una inversión de £279 millones, estaba en suspenso, “a la espera de mayor claridad sobre el entorno de las ciencias de la vida en el Reino Unido”. Sanofi también ha congelado sus planes de hacer una inversión sustancial, y Novartis está posponiendo futuras inversiones en fabricación o investigación en el Reino Unido. En los últimos 16 años, Novartis ha reducido sus operaciones en el Reino Unido de siete plantas y más de 4000 empleados a una sola planta en Londres con 1200 empleados [3].
La retirada de la industria farmacéutica del Reino Unido se ha estado gestando durante meses y puede que no sea enteramente culpa del Reino Unido. La administración Trump ha estado presionando a las compañías farmacéuticas para que inviertan más en EE UU U [1]. Un informe de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI) reveló que la inversión extranjera directa cayó un 58% entre 2021 y 2023 [4].
Referencias