Los pacientes con apnea del sueño experimentan principalmente somnolencia diurna debido a los microdespertares nocturnos frecuentes, que fragmentan el sueño y reducen su calidad [1,2]. Al parecer, la apnea del sueño afecta el rendimiento cognitivo a corto plazo: provoca problemas de memoria y de concentración. También parece aumentar el riesgo de sufrir accidentes de tránsito debido a la somnolencia al conducir. Cuando es grave, la apnea del sueño parece estar relacionada con un aumento del riesgo de eventos cardiovasculares y una reducción de la esperanza de vida [3].
La mayoría de los casos se deben a obstrucciones de las vías respiratorias, por ejemplo, debido a que la lengua se inflama o a que la base de la lengua se pliega; otros tienen una causa central, debido a alteraciones del impulso central para respirar durante el sueño [1,2,4,5]. Estos trastornos provocan hipoxia. En ocasiones, los medicamentos se relacionan con la aparición de la apnea del sueño, especialmente mediante su acción central [3,5].
Una oportunidad para aprovechar los datos franceses. Un equipo de un centro regional de farmacovigilancia francés investigó la participación de los medicamentos en la apnea del sueño, y para ello utilizaron datos registrados en la “Muestra general de beneficiarios del seguro médico” (General Sample of Health Insurance Beneficiaries o EGB) entre 2006 y 2018. El EGB se diseñó para representar a aproximadamente un 1% de la población cubierta por el seguro médico obligatorio de Francia.
En el EGB, la exposición a un medicamento se estima a partir de los datos de reembolso de los medicamentos dispensados en farmacias comunitarias. Con este método, el equipo analizó los medicamentos que tomaban los pacientes con apnea del sueño diagnosticada en un hospital o que empezaron el tratamiento para la apnea del sueño, por ejemplo, con una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias [6,7].
En particular, se excluyó a los pacientes con enfermedades cardiovasculares, debido a la asociación entre estas enfermedades y la apnea del sueño [5,6].
Se usó un “análisis de simetría de secuencias” para comparar la incidencia de dos secuencias de eventos durante un período de observación de un año: la exposición al medicamento seguida de la apnea del sueño versus la apnea del sueño seguida de la exposición al medicamento. Los autores consideraron que, si observaron con más frecuencia “medicamento seguido de apnea del sueño” que “apnea del sueño seguida del medicamento”, es posible que el medicamento participe en la aparición de la apnea del sueño [6].
Principalmente psicotrópicos, incluyendo algunos en la lista de medicamentos a evitar de Prescrire. Los autores consideraron que los datos de los siguientes medicamentos constituyeron una señal de seguridad: los antitusivos opioides, como la codeína y el dextrometorfano; los ansiolíticos, como las benzodiacepinas y la etifoxina; los relajantes musculares de acción central, como la benzodiacepina tetrazepam; la quinina, en particular autorizada para tratar los calambres; y la flunarizina, un neuroléptico que se usa para prevenir los ataques de migraña: se sabe que su acción sobre el sistema nervioso central estimula el apetito, que conlleva un riesgo de aumento de peso [6, 8, 9].
Después, los autores realizaron un análisis de desproporcionalidad usando la base de datos de farmacovigilancia de la OMS. Comparando todas las notificaciones registradas en esta base de datos, se observó una proporción más alta de notificaciones de apnea del sueño tras el uso de medicamentos que pertenecen a tres clases: opioides, benzodiacepinas y relajantes musculares de acción central. El análisis reveló posibles señales de seguridad con el tiocolchicósido, un relajante muscular de acción central, y la betahistina, un análogo estructural de la histamina que se usa para el vértigo [6].
La etifoxina, el tiocolchicósido y la flunarizina están entre los medicamentos que Prescrire recomienda evitar, así como la quinina indicada para los calambres [8].
Otros medicamentos que afectan el centro respiratorio. Otros medicamentos afectan el centro respiratorio, ya sea deprimiéndolo, lo que reduce la ventilación, o estimulándolo, lo que provoca hiperventilación. Los medicamentos implicados son: otros opioides, usados como analgésicos, como la morfina y el fentanilo, o usados como tratamiento de sustitución de opioides, como la metadona y la buprenorfina; las benzodiacepinas; el baclofeno, un relajante muscular de acción central que se usa para algunos tipos de espasticidad o para tratar la dependencia del alcohol; el oxibato de sodio, usado para tratar la narcolepsia; el antiagregante plaquetario ticagrelor; y el antihemorrágico eltrombopag [2, 10-14].
También se han implicado a los medicamentos que pueden provocar aumento de peso y, por tanto, apnea del sueño. Algunos de estos medicamentos también conllevan un riesgo de depresión del centro respiratorio: los psicotrópicos, incluyendo los neurolépticos “atípicos”, como la quetiapina o la clozapina; los antidepresivos, como la amitriptilina o la paroxetina; el “estabilizador del estado de ánimo” litio; los antiepilépticos, como el ácido valproico, la gabapentina y la carbamazepina; la insulina; los corticoesteroides en dosis altas; los androgénicos, como la testosterona; los estrógenos y progestágenos; y los medicamentos que provocan retención de líquidos y de sodio, que provocan edema, lo que a su vez puede provocar dificultad para respirar al obstruir las vías respiratorias, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), incluyendo a los inhibidores de cox-2, o los bloqueantes del receptor adrenérgico alfa 1 [9-11, 15, 16].
Otros medicamentos con mecanismo desconocido. Existen muchos más medicamentos con los que se ha reportado apnea del sueño, pero aún se debe determinar el mecanismo subyacente, a saber: los bisfosfonatos; los inhibidores del FNT alfa; los interferones; el esomeprazol; la digoxina; algunos inmunosupresores, como el natalizumab y el belatacept; y el factor de crecimiento mecasermina, que se usa para tratar el trastorno del crecimiento [11,13,14].
En la práctica, en ocasiones la apnea del sueño es provocada por medicamentos, pero se han hecho pocas evaluaciones de este efecto adverso. Para beneficiar a los pacientes, es importante seguir notificando los posibles efectos adversos a los centros de farmacovigilancia. Y cuando un paciente presenta apnea del sueño, es importante preguntarse si puede ser provocada por un medicamento y si se debería modificar el tratamiento que recibe.
Revisión de la literatura hasta el 13 de enero de 2025