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ÉTICA Y DERECHO

Publicidad y Promoción

Argentina. La medicalización de la vida diaria: un especialista habla de prohibir la publicidad de fármacos
Mirada Profesional, 14 de octubre de 2014
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Se trata de Carlos Damin, experto en toxicología. Según su opinión, la venta indiscriminada, en kioscos y lugares prohibidos, más la promoción descontrolada, genera “una sociedad sobremedicada y polimedicada”. “La publicidad que tenemos es nociva, no informa”, sostuvo. Críticas al modelo “Farmacity” de venta de medicamentos.

La reciente denuncia del Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud (IEPS) sobre la falta de control de la publicidad de la Aspirineta, fomentada en el país para algunos usos que fueron puestos en duda en EE UU por la FDA en marzo de este año, dejó al descubierto el problema de la promoción descontrolada de los medicamentos, una tendencia mundial que está instalada hace rato en el país. Muchas alternativas se fueron planteando a lo largo del tiempo, incluyendo una serie de leyes y disposiciones para regular esta actividad. Para un reconocido especialista, la salida parece ser otra: prohibir la publicidad de los fármacos.

Carlos Damin es jefe de cátedra de Toxicología en la Facultad de Medicina (UBA) y jefe de la División de Toxicología del hospital Fernández. Uno de los expertos más destacados del país en materia de toxicología, alerta que el mal uso de medicamentos es la segunda causa de internación, y pide medidas de control. “Habría que prohibir la publicidad de remedios”, dijo en una entrevista publicada por Diario Z.

En 2009, Damin colaboró con la ley nacional de farmacias, que prohíbe la venta de medicamentos sin la supervisión de un farmacéutico. Pero él va un poco más allá y opina que no debe haber publicidad de medicamentos. “No son bienes de consumo”, explica en la misma entrevista. Además, alerta que “no se puede controlar el consumo de los productos de venta libre”.

“Estoy totalmente en contra de la publicidad de medicamentos y de la venta en kioscos, supermercados o por delivery. El argumento de los que defienden esta modalidad es que compiten por marca, pero no aumentan la demanda. Falso: cuando hacen publicidad, buscan aumentar la venta y, por ende, la demanda”, remarcó el especialista.

Para Damin, la publicidad que tenemos “es nociva”. “No es informativa. Hay unas gotitas digestivas que te dicen que comas todo frito y después te tomás las gotitas y listo. Te ponen a modelos, actores y actrices para decirte lo buena que es la vida y lo bomba que la podés pasar si te tomás una aspira. Está mal. Habría que prohibir la publicidad porque un medicamento se requiere o no. Y además no es un bien de consumo, es un bien social”, se quejó.

El especialista intentó explicar porque la gente recurre a la automedicación, y no consulta a un médico ni recurre a una farmacia para comprar sus tratamientos. La respuesta está vinculada al avance de la publicidad farmacéutica. “Estamos inmersos en la cultura de la inmediatez. Te duele la cabeza, querés que te borren el dolor. Confundimos tristeza con depresión, medicamos la tristeza creyendo que se compran comprimidos de sonrisas. Pero un medicamento no es un estornudo ni un bostezo. Los medicamentos son muy útiles, ayudaron a prolongar la expectativa de vida, pero hay que tener cuidado: también generan enfermedades y hasta muertes”, advirtió.

En su cargo como jefe de servicio de emergencia del Fernández, Damin genera las primeras estadísticas sobre intoxicaciones vinculadas a medicamentos. En este sentido, en estos días están actualizando el estudio de 2011, de los cual se desprende que del porcentaje total de las intoxicaciones, “la de medicamentos, con o sin receta, es la segunda causa, detrás del alcohol”. “Pensamos que nos iba a dar más alto el de medicamentos libres (18 % del total) porque en el otro estudio nos daba mucho más”, reconoció.

De este trabajo se desprende que las intoxicaciones más comunes son con psicofármacos. “El más conocido es el clonazepam. Luego están los cardiológicos y las vitaminas, los antiinflamatorios no esteroi­des, como la aspirina, el ibuprofeno. Esos medicamentos de venta libre, en altas dosis, son potencialmente peligrosos”, ratificó Damin.

Por último, el especialista recordó que el consumo de medicamentos “crece sin parar”, y ató esta tendencia al auge del “modelo Farmacity”. “Los medicamentos no son bienes de consumo, entonces no pueden estar en un supermercado o en farmacias que parezcan supermercados. No puede haber góndolas y tampoco pueden vender golosinas porque entiendo que los kiosqueros se enojen. Un medicamento no es una golosina”, concluyó

creado el 12 de Septiembre de 2017