Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante

ENSAYOS CLÍNICOS

Globalización de los ensayos clínicos

Un estudio cuestiona la importancia de los ensayos clínicos sobre insuficiencia cardiaca
Frederic Joelving
Reuters Health, 15 de agosto de 2011
http://www.reuters.com/article/2011/08/15/us-heart-failure-study-idUSTRE77E5PD20110815
Traducido por Salud y Fármacos

Un nuevo estudio sugiere que los estadounidenses que sufren insuficiencia cardiaca y que reciben tratamiento con un producto determinado se benefician menos que los pacientes de otros países. Los resultados que un médico caracterizó como provocativos, mencionan un problema que está surgiendo en el desarrollo de medicamentos. A medida que la investigación se hace cada día más internacional, los resultados de los ensayos clínicos para unos países y otros parecen que no son los mismos.

En el nuevo estudio, los investigadores estudiaron los betabloqueantes. Los ensayos de los betabloqueantes han demostrado que pueden extender la vida de personas con insuficiencia cardiaca. Pero si se analizan los resultados de estos ensayos por países, resulta que los pacientes de EE UU no se beneficiaron en forma significativa, mientras que el número de muertes durante los ensayos se redujeron más de un 5% en el resto del mundo.

El investigador principal del estudio, el Dr. Christopher O’Connor, un cardiólogo del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, dijo que estudios anteriores habían sugerido que había diferencias geográficas en los resultados, pero nunca se han documentado tan claramente como en este nuevo estudio.

Unos cinco millones de estadounidenses padecen insuficiencia cardiaca lo que produce unas 300.000 muertes anuales, según los Institutos Nacionales de Salud (INH).

El estudio de O’Connor, que se dio a conocer este lunes (15 de agosto) en el Journal of the American College of Cardiology, representa el primer intento amplio de analizar el hecho de que ensayos clínicos de betabloqueantes encuentran resultados diferentes dependiendo de la nacionalidad de los participantes.

O’Connor y sus colegas obtuvieron los resultados analizando los resultados de estudios clínicos aleatorios, que representan el diseño experimental más reconocido, que incluían pacientes estadounidenses.

Encontraron cuatro ensayos, el MERIT-HF, el COPERNICUS, el CIBIS-2, y el BEST, con un total de 9.000 pacientes, de los cuales casi la mitad eran estadounidenses.  Durante esos ensayos, los betabloqueantes redujeron la mortalidad de los pacientes que no eran estadounidenses un 36%, mientras que no había una reducción estadísticamente fiable entre los pacientes estadounidenses.

Esto no significa necesariamente que los estadounidenses no se beneficien en absoluto de los betabloqueantes, pero permite cuestionar las guías de tratamiento para la deficiencia cardiaca, que con frecuencia se basan en ensayos clínicos internacionales.

El resultado del estudio “crea alguna preocupación,” dijo O”Connor a Reuters Health. “Si un tratamiento tiene efectos tan diferentes en los pacientes como los que hemos encontrado, tenemos que prestar atención.”

No hay ninguna respuesta clara al por qué de las diferencias de resultados por países. Podría ser por un uso diferente de los medicamentos u otros dispositivos para controlar la insuficiencia cardiaca, o podría ser un resultado fortuito porque solo un estudio incluía una mayoría de pacientes estadounidenses.

O’Connor también comentó que diferencias genéticas podrían jugar un papel porque los afro-americanos a menudo tienen una variante de un gen que provoca que respondan menos a los efectos de los betabloqueantes. Su estudio ha sido financiado por ARCA biopharma, que está desarrollando un tratamiento betabloqueante basado en la genética (genetically targeted).

De acuerdo a O’Connor, cualesquiera que sean las explicaciones de las variaciones geográficas, es un problema que las empresas que desarrollan medicamentos tendrán que tener en cuenta si quieren que sus productos sean aprobados por la FDA.

“Esto realmente va más allá de los betabloqueantes y de la insuficiencia cardiaca, se trata de un problema relacionado a la metodología de los ensayos clínicos” dijo. “Pienso que la FDA se pone nerviosa cuando continúan viendo estas tendencias, que indican que los resultados no son tan positivos en los EE UU”.

Un buen ejemplo es el caso del anticoagulante Brilinta (ticagrelor), de Astra-Zeneca. Por un tiempo pareció que la FDA no iba a aprobar el medicamento porque los estadounidenses que lo tomaban tenían resultados peores que los que usaban un anticoagulante más antiguo, mientras que éste no era el caso de los pacientes europeos que participaban en el estudio.

Finalmente, AstraZeneca pudo convencer a la FDA que la razón por la que Brilinta tenía resultados peores en los pacientes estadounidenses que en los europeos era porque los primeros toman aspirina más frecuentemente que los europeos y la aspirina interfiere con Brilinta. La FDA aprobó Brilinta el 21 de julio de 2011.

En el editorial del Journal of the American College of Cardiology, el Dr. Barry M. Massie, explica que muchos ensayos clínicos se han convertido en mega ensayos con miles de pacientes de diferentes países.

Esto sucede en parte porque los medicamentos y los dispositivos médicos que se usan hoy día son tan eficaces que la gran mayoría de las ventajas de los nuevos medicamentos solo podrán ser minúsculas. Por ello hacen falta muchos pacientes para demostrar que los beneficios potenciales no son resultados fortuitos.

Aunque Massie, del VA Medical Center en San Francisco, considera que los nuevos hallazgos son provocativos, añade que los pacientes estadounidenses pueden beneficiarse del tratamiento con betabloqueantes. “Aún más importante, no se puede excluir que el azar tenga su función en este descubrimiento” escribe Massie en el editorial.

modificado el 28 de noviembre de 2013