OMS. Health Policy Watch ha publicado un articulo sobre el impacto que la salida del gobierno de EE UU de la OMS puede significar para la agencia [1]. Según este articulo, el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, en la reunión del Consejo Ejecutivo de febrero, recortó el presupuesto de la agencia mundial de salud para 2026-27 a US$4.200 millones de dólares, pero aun así tiene un déficit de casi US$1.900 millones (45% del presupuesto) para ese periodo, además de un déficit de US$600 millones de dólares hasta finales de 2025.
EE UU, el mayor donante histórico de la OMS, ha sido el factor clave de la crisis. EE UU otorgó a la OMS casi US$1.000 millones en contribuciones fijas y voluntarias en 2022-23. Sin embargo, la administración saliente del presidente estadounidense Joe Biden nunca pagó los US$130 millones que debía antes de dejar el cargo. En total, EE UU adeuda US$260 millones en cuotas para 2024-25, fondos que es poco probable que la OMS reciba del nuevo presidente estadounidense Donald Trump, a pesar de su obligación legal de pago [1].
En una conversación con el personal de la OMS de todo el mundo a través de Zoom, el Director General, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, prometió que las reducciones de personal se realizarán, “empezando por la alta dirección, pero que se reflejarán en todos los niveles y regiones” [1].
Tambiém enfatizó que: “La reducción se realizará de forma cuidadosa y estratégica, basándonos en un ejercicio de priorización que estamos llevando a cabo para asegurarnos de centrarnos en nuestras funciones principales, aprovechando nuestra ventaja comparativa y logrando el mayor impacto posible con nuestros recursos reducidos…Los recortes se realizarán según el resultado de la priorización, y no según el tipo de contrato, la categoría, o ni ningún otro factor” [1].
La OMS cuenta con unos 9.473 funcionarios desplegados en la sede, las oficinas regionales y en unos 120 países.
Otro artículo de Health Policy Watch explica lo que estos recortes al presupuesto de la OMS y a la Agencia Estadounidense de Desarrollo (USAID United State Agency for International Development) puede representar para los programas de salud global [2]. Según esta noticia, la OMS está trtando de recortar su presupuesto en un 25%, pero se perfila un panorama sombrío: personas que se quedan sin alimentos, países sin medicamentos y hospitales que cierran como consecuencia del drástico recorte de los presupuestos de salud mundial por parte de EE UU.
Malaria: ¿15 millones de casos adicionales este año? el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus dijo que “se están produciendo graves interrupciones en el suministro de pruebas diagnósticas de malaria, medicamentos y mosquiteros tratados con insecticidas debido al desabastecimiento, retrasos en la entrega o falta de financiación”, en parte por los recortes que ha hecho la administración Trump al presupuesto de la USAID. En los últimos 20 años, EE UU ha sido el mayor donante bilateral para el control de la malaria, ayudando a prevenir aproximadamente 2.200 millones de casos y 12,7 millones de muertes.
Tedros declaró que: “Si las interrupciones continúan, podríamos ver 15 millones de casos adicionales de malaria y 107.000 muertes solo este año, lo que revertiría 15 años de progreso”.
VIH: Interrupción inminente del suministro de ARV “La suspensión de la mayor parte de la financiación del PEPFAR, el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA, provocó la interrupción inmediata de los servicios de tratamiento, pruebas diagnósticas y prevención del VIH en más de 50 países”.
Las interrupciones de los programas contra el VIH podrían revertir 20 años de progreso, lo que provocaría más de 10 millones de casos adicionales de VIH y tres millones de muertes relacionadas con el VIH, más del triple de la cantidad de muertes del año pasado.
Los ocho países con mayor riesgo inmediato de quedarse sin antirretrovirales son Haití, Kenia, Lesoto, Sudán del Sur, Burkina Faso, Malí, Nigeria y Ucrania.
Fallos devastadores en la respuesta a la tuberculosis. 27 países de África y Asia se enfrentan a graves problemas en su respuesta a la tuberculosis, por escasez de recursos humanos, interrupciones en el diagnóstico y el tratamiento, y el colapso de los sistemas de información y vigilancia. “Y el trabajo vital de participación comunitaria se está deteriorando”, declaró Tedros.
En los últimos 20 años, el apoyo de EE UU a los servicios de tuberculosis ha salvado casi 80 millones de vidas.
Durante la covid-19 se registraron 700.000 muertes adicionales por tuberculosis como resultado de las interrupciones de los servicios, lo cual es un sombrío indicio de lo que se puede esperar.
Amenaza para la inmunización. La red mundial de la OMS contra el sarampión y la rubéola, compuesta por más de 700 laboratorios y financiada exclusivamente por EE UU, enfrenta su cierre inminente. Esto ocurre en el peor momento posible, con el resurgimiento del sarampión. La OMS estima que “habrá cientos de miles de muertes adicionales como resultado de acciones que comprometen los programas de vacunación ya en marcha, y muchos cientos de miles más como resultado de la falta de despliegue e introducción de vacunas listas para su uso y de la falta de protección de las comunidades de todo el mundo, incluyendo la vacuna contra la malaria”.
Colapso de la respuesta humanitaria. Casi 24 millones de personas que viven en situaciones de crisis corren el riesgo de no poder acceder a servicios esenciales de salud. Más de 2.600 centros de salud en 12 crisis humanitarias ya han suspendido sus servicios, al menos parcialmente, o lo harán muy pronto.
En Afganistán, la escasez de fondos podría obligar al cierre del 80% de los servicios de salud esenciales financiados por la OMS. Para la primera semana de marzo, 167 centros de salud ya habían cerrado, negando la atención médica vital a 1,6 millones de personas en 25 provincias.
Tedros declaró que: “Sin una intervención urgente, más de 220 centros podrían cerrar para junio de 2025, dejando a otros 1,8 millones de afganos sin acceso a la atención primaria de salud”, declaró la OMS. “En Cox Bazar, Bangladesh, el mayor campo de refugiados del mundo, se ha interrumpido el diagnóstico y el tratamiento de la hepatitis C, así como la vigilancia de la enfermedad, la atención primaria y secundaria, los servicios de laboratorio, la adquisición de suministros y los salarios del personal sanitario”.
Teresa Zakaria, jefa de ayuda humanitaria de la OMS, afirmó que más de 300 millones de personas en 72 países “necesitan asistencia humanitaria urgente para sobrevivir”.
Con datos de tan solo 12 países, 23,8 millones de personas se ven “directamente afectadas por la reducción de los servicios de salud” y “sin servicios de salud urgentes que salvan vidas, todas estas personas correrán el riesgo de morir”.
Zakaria añadió que en: “estos 12 países, más de 2.600 centros de salud se han visto afectados y 900 hospitales y más de 1.200 centros de atención primaria corren el riesgo de cerrar. Es muy pronto para determinar y cuantificar el impacto total, pero ya estamos viendo la gravedad de la situación”.
Para afrontar la crisis, la OMS ha congelado las nuevas contrataciones de personal, despedido a personal temporal y ofrecido planes de jubilación anticipada a los empleados mayores de 55 años.
ONUSIDA. Devex ha escrito sobre lo que representa para ONUSIDA una reducción del 40% de su presupuesto [3]. Según Angeli Achrekar, subdirectora ejecutiva de programas de ONUSIDA, el gobierno estadounidense proporciona financiación a ONUSIDA a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). La financiación de USAID que se ha cancelado asciende a US$50 millones en financiación básica o flexible y aproximadamente US$40 millones en financiación complementaria o destinada a fines específicos. Esto representa alrededor del 40 % de los ingresos totales de ONUSIDA.
Si la ayuda estadounidense para el VIH y el sida no se restablece ni se sustituye por otras fuentes de financiación, ONUSIDA estima que habrá 6,3 millones de muertes adicionales relacionadas con el sida en los próximos cuatro años, diez veces más que en 2023. También estima 8,7 millones de nuevas infecciones por VIH adicionales, frente a los 1,3 millones de 2023.
Además de EE UU, otros donantes también están recortando sus contribuciones: Francia está recortando su presupuesto de ayuda en más de un 30%, mientras que Bélgica lo hará en un 25% en cinco años. El Reino Unido también prevé reducir su gasto en ayuda para 2027, ya que aumentará su gasto en defensa, y este año Suiza eliminó por completo su financiación al programa.
El Fondo Global de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. Según Reuters, el Fondo Global esta tratando de aumentar en un 50% el financiamiento que recibe del sector privado, incluyendo organizaciones filantrópicas y empresas hasta llegar a un total de US$2.000 millones. Gavi también ha adoptado una estrategia similar [4].
El director ejecutivo del Fondo Global, Peter Sands, afirmó que el plan, que se anunciará en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, ya estaba en marcha antes de las elecciones estadounidenses de noviembre. Los grupos de ayuda internacional se enfrentan a un clima fiscal restrictivo a nivel mundial, así como a una creciente demanda de servicios, desde la gestión de conflictos hasta la respuesta al cambio climático, afirmó.
En su última ronda de financiación, el Fondo Mundial recaudó US$15.700 millones para tres años. Esta cifra incluyó US$1.300 millones de dólares del sector privado, incluyendo grupos filantrópicos como la Fundación Gates y empresas como el gigante minero Anglo American y la farmacéutica japonesa Takeda.
EE UU ha sido históricamente el mayor donante del Fondo, y en la última ronda de financiación prometió US$6.000 millones.
GAVI quiere obtener US$9.000 millones para apoyar la inmunización infantil en los países más pobres del mundo. En documentos de la junta directiva publicados en diciembre, también advirtió sobre el creciente riesgo de incumplir sus objetivos debido a los déficits gubernamentales, citando la desaceleración de la economía mundial, las guerras, las prioridades de ayuda contrapuestas y las elecciones en muchos países donantes.
Gavi también planea establecer un grupo de inversores del sector privado este año y centrarse en diversificar sus fuentes de financiación. EE UU también es uno de los principales donantes de Gavi, junto con el Reino Unido y la Fundación Gates.
Referencias