En 2024, un estudio que usó una base de datos británica de clínica médica, vinculada a datos de hospitalizaciones y mortalidad, investigó varios efectos adversos conocidos de los neurolépticos en pacientes con demencia de 50 años o mayores [1].
Entre 1998 y 2018, la base de datos registró a 173.910 pacientes con demencia de 50 años o mayores. De estos pacientes, 35.339 se expusieron a un neuroléptico por primera vez. Cada uno de estos pacientes se emparejó con 15 controles que no recibieron neurolépticos [1].
En comparación con los controles, los pacientes expuestos tenían un riesgo mayor de padecer los siguientes trastornos durante los 90 días posteriores a la primera prescripción de un neuroléptico:
Dado que no se tomó en cuenta el paro cardiorrespiratorio y la muerte súbita, no se pudo establecer el riesgo de arritmias ventriculares [1].
En la práctica, los neurolépticos exponen a los adultos mayores con demencia a un riesgo de diferentes efectos adversos relativamente frecuentes y graves, incluyendo infecciones y trastornos cardiovasculares, renales y óseos. Esta es una razón para usarlos lo menos posible. Si de todas formas se opta por el tratamiento con un neuroléptico, es importante esforzarse al máximo por establecer la dosis mínima eficaz y reevaluar regularmente el beneficio del tratamiento [2].
Referencias