“Alargar los retrasos en las negociaciones de precios no es más que un acto de rendición total ante las exigencias de los grupos que cabildean en nombre de las corporaciones farmacéuticas”, dijo un activista.
El 15 de abril, el presidente de EE UU, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para retrasar las negociaciones de precios de una amplia categoría de medicamentos de venta con receta para el programa Medicare, otorgando a la acaudalada industria farmacéutica una victoria importante, ya que cabildea agresivamente contra cualquier esfuerzo por frenar su poder para fijar los precios [1].
La orden de Trump, titulada “Bajando los precios de los medicamentos, priorizando una vez más a los estadounidenses” (“Lowering Drug Prices by Once Again Putting Americans First“), ordena al secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., que coordine con el Congreso para “modificar” el programa de negociación de precios de medicamentos de Medicare, que se estableció bajo la administración Biden, y que ya ha dado resultados significativos, a pesar de que las compañías farmacéuticas han hecho todo lo posible por bloquearlo en los tribunales [2-5].
Especificamente, Trump pide una prórroga de cuatro años al período durante el cual los medicamentos de moléculas pequeñas de venta con receta están exentos de la negociación de precios con Medicare. Según la Ley de Reducción de la Inflación, los medicamentos de moléculas pequeñas —que suelen tomarse en forma de píldora y representan el 90% de los medicamentos actualmente en circulación— no están sujetos al proceso de negociación de precios hasta al menos nueve años después de la fecha en que fueron aprobados por la FDA [6, 7].
Steve Knievel, defensor de la política farmacéutica en Public Citizen, advirtió en un comunicado que, al retrasar la fecha de negociación para muchos medicamentos, la orden de Trump podría lograr lo opuesto a lo que dice quiere conseguir, y podría revertir lo que se ha avanzado recientemente en abordar uno de los problemas que ha afligido a EE UU durante mucho tiempo [8-10].
“Retrasar aún más la negociación de los precios de los medicamentos para Medicare resultaría en precios más altos para los pacientes y los contribuyentes, no más bajos”, dijo Knievel [11]. “Facultar a Medicare para negociar los precios de los medicamentos es la única medida legislativa significativa que se ha adoptado para abordar la manipulación de precios que ha estado haciendo la industria farmacéutica durante los últimos 40 años. Ahora Trump propone socavar ese logro “.
“Ampliar los períodos de retraso en la negociación”, añadió Knievel, “no es más que una capitulación total ante las demandas de los grupos de cabildeo de las corporaciones farmacéuticas que quieren seguir cobrando de más a los beneficiarios de Medicare y a los contribuyentes”.
El grupo de defensa Protect Our Care dijo después de la orden que “Trump acababa de rendirse ante la industria farmacéutica, una vez más”.
“Su nueva orden ejecutiva presiona para retrasar las negociaciones de precios de los medicamentos para Medicare, dando a las compañías farmacéuticas cuatro años adicionales para incrementar los precios para las personas mayores”, dijo Protect Our Care. “Las únicas que ganan aquí son las empresas farmacéuticas”.
La nueva orden del presidente retoma el lenguaje que los grupos que cabildean en nombre de la industria farmacéutica han utilizado en sus mensajes contra el programa de negociación de precios de Medicare, al que la industria se ha opuesto desde un principio.
La primera sección de la orden establece que la diferencia de cuatro años entre el momento en que los medicamentos de moléculas pequeñas y los biológicos están sujetos a las negociaciones de precios de Medicare, bajo la ley actual, se conoce como la “penalización de la píldora”, una frase que la mayor organización de cabildeo de la industria farmacéutica invocó repetidamente en sus ataques contra el programa durante la época de Biden [12, 13].
El lenguaje de la “penalización de la píldora” también se utilizó en los anuncios de un grupo llamado Seniors 4 Better Care, que —como revelaron Donald Shaw y David Moore del noticiero informativo, Sludge— “no es realmente un grupo de personas mayores, sino más bien una fachada de un grupo ficticio dirigido por cabilderos llamado American Prosperity Alliance”.
“Seniors 4 Better Care ha aumentado su gasto en anuncios que parecen estar dirigidos a Trump y su círculo más cercano”, informaron Shaw y Moore en febrero.
A principios de este año, los legisladores republicanos de la Cámara y el Senado —incluyendo los que reciben más dinero de la industria farmacéutica para sus campañas— presentaron una legislación que retrasaría el proceso de negociación de precios para medicamentos de moléculas pequeñas, lo que indica el apoyo del Partido Republicano a los objetivos establecidos en la orden ejecutiva de Trump [14- 16].
“No se equivoquen”, dijo la directora ejecutiva de Patients for Affordable Drugs, Merith Basey, sobre la legislación, “este es otro intento de las grandes empresas farmacéuticas de manipular el sistema a su favor, a expensas de los pacientes” [17].
Referencias