El glaucoma hace referencia a un grupo de enfermedades oculares crónicas que pueden dañar el nervio óptico, provocando pérdida de la visión y ceguera si no se trata a tiempo [1, 2]. Aunque los primeros signos y síntomas no suelen ser perceptibles, se pueden detectar mediante exámenes oculares exhaustivos realizados periódicamente por un optómetra u oftalmólogo.
Uno de los principales factores de riesgo del glaucoma es el aumento de la presión dentro del ojo, conocida como presión intraocular. Por desgracia, aunque el aumento de la presión intraocular se trata eficazmente con medicamentos, muchos pacientes con glaucoma siguen sufriendo daños en el nervio óptico y pérdida del campo visual.
Recientemente, se ha estudiado la suplementación con nicotinamida, una forma de vitamina B3, como una manera adicional de proteger el nervio óptico en pacientes afectados de glaucoma. Aunque se están realizando estudios, la nicotinamida no está aprobada para tratar el glaucoma y se desconoce su seguridad.
En este artículo se analiza un documento de posición sobre el uso de la nicotinamida para el glaucoma y el riesgo de daño hepático inducido por el fármaco, publicado en enero de 2025 por la Sociedad Americana del Glaucoma y la Academia Americana de Oftalmología [3].
Dado que la nicotinamida es un suplemento alimenticio, se puede obtener sin receta.
Si padece glaucoma, el Grupo de Investigación de Salud de Public Citizen está de acuerdo con el documento de posición y recomienda que no utilice nicotinamida en dosis elevadas, a menos que participe en un ensayo clínico en el que su función hepática se monitoree estrechamente. Si padece una enfermedad hepática, o la ha padecido en el pasado, no debe tomar suplementos de nicotinamida.
La niacina —otro suplemento alimenticio— también es una forma de vitamina B3. Sin embargo, la niacina y la nicotinamida no son intercambiables. Se sabe que la niacina daña el hígado en dosis elevadas y no se está aprobado como tratamiento del glaucoma [4].
Antecedentes del glaucoma
En EE UU, alrededor de 3 millones de personas padecen glaucoma [5]. Aunque puede afectar a cualquier persona, esta enfermedad ocular es más frecuente en quienes tienen antecedentes de glaucoma en su familia y en adultos mayores de 60 años. Además, los adultos de raza negra mayores de 40 años tienen entre seis y ocho veces más probabilidades que los de raza blanca de desarrollar glaucoma. Las personas diabéticas tienen el doble de probabilidades de desarrollar glaucoma en comparación con las personas sin diabetes.
Se desconocen las causas exactas del glaucoma y en la actualidad no existe cura [6]. El tratamiento más habitual consiste en aliviar la presión intraocular alta con colirios de venta con receta [7]. Si los colirios no funcionan como es debido, puede ser necesario recurrir a medicamentos orales, tratamiento con láser o intervención quirúrgica para ayudar a drenar el líquido intraocular.
La nicotinamida ha entrado en escena recientemente, después de que los resultados de estudios en animales y personas sugirieran que la administración de suplementos en dosis altas puede ayudar a proteger el nervio óptico en pacientes con glaucoma [8].
Antecedentes de la vitamina B3
La vitamina B3, tanto en forma de nicotinamida como de niacina, se encuentra en muchos suplementos multivitamínicos y ayuda al organismo a convertir los alimentos en fuente de energía [9]. La vitamina B3 también es importante para el funcionamiento celular. La mayoría de la gente obtiene suficiente vitamina B3 de los alimentos que ingiere.
Especialmente en dosis altas, la suplementación con niacina se asocia a enfermedades hepáticas, incluyendo la insuficiencia hepática. La suplementación con nicotinamida se asocia a menos efectos adversos, pero a dosis altas (500 miligramos [mg] al día, o más) puede causar diarrea, hematomas que se producen con facilidad o hemorragias. A dosis aún mayores (3.000 mg/día), el consumo de nicotinamida puede provocar vómitos, náuseas y daños hepáticos.
Los ensayos clínicos que evaluaron el efecto de la nicotinamida en el glaucoma utilizaron suplementos con unos 3.000 mg de nicotinamida al día, lo que supone 150 veces la dosis diaria recomendada de 20mg al día [10]. Para proteger a los participantes de las lesiones hepáticas inducidas por fármacos, todos los ensayos excluyeron a los pacientes con antecedentes de enfermedad hepática. A pesar de ello, entre los más de 300 participantes en estudios sobre glaucoma completados y en curso, se han identificado al menos dos casos de lesiones hepáticas inducidas por fármacos.
Además, los resultados disponibles no han establecido la seguridad de la suplementación con nicotinamida ni si el suplemento puede ralentizar la progresión del glaucoma a largo plazo [11, 12]. El documento de posición advertía que el beneficio potencial de la nicotinamida solo se podría “detectar en un entorno de investigación” y podría no resultar en una “recuperación visual que tuviera un impacto importante para el paciente” [13].
Por este motivo, estos grupos médicos advierten que las dosis altas de nicotinamida para el tratamiento del glaucoma solo se deben considerar como parte de un ensayo clínico en el que se vigile estrechamente la función hepática. Cuando se consideren dosis más bajas (que el Grupo de Investigación en Salud de Public Citizen no recomienda fuera de un ensayo clínico), solo se debe hacer en colaboración con un médico de atención primaria y con la realización periódica de pruebas de la función hepática.
Qué hacer
No tome nicotinamida ni suplementos de niacina para prevenir o tratar el glaucoma, a menos que esté inscrito en un ensayo clínico.
Si desarrolla algún posible efecto adverso de la nicotinamida, como distensión abdominal, estreñimiento, náuseas o dolor de cabeza, comuníquelo inmediatamente a los investigadores del estudio o a su médico de atención primaria, para que puedan evaluarlo.
Busque atención médica inmediata si presenta signos de lesión hepática inducida por el medicamento, como ictericia (coloración amarillenta de la piel o los ojos), orina oscura o heces de color claro.
Asegúrese de someterse periódicamente a exámenes oculares completos, sobre todo si corre un mayor riesgo de desarrollar glaucoma u otras enfermedades oculares. Si desarrolla nuevos síntomas visuales, como puntos ciegos en la visión periférica, consulte inmediatamente a un oftalmólogo.
Los hábitos saludables, como hacer actividad física, mantener un peso saludable y controlar la presión arterial, pueden ayudar a prevenir la pérdida de visión causada por el glaucoma.
Referencias