La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un análisis de la forma como se utilizan los antibióticos a nivel global. El informe está basado en los datos del Sistema Global de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos y su Uso (Global Antimicrobial Resistance -AMR- and Use Surveillance System GLASS) de 2022 y en los datos del sistema de la OMS Acceso, Vigilancia, Reserva (AWaRe) que clasifica los antibióticos en tres categorías:
El sistema GLASS se empezó a implementar en 2020, y para diciembre de 2023 se habían inscrito 90 países, territorios y áreas (CTA, countries, territories and areas), de los cuales 74 habían reportado datos nacionales. Sin embargo, la participación global sigue siendo inferior al 50%, con vacíos de información en países no europeos y de ingresos más bajos.
En 2022, en promedio, cada día, 18 de cada 1.000 personas recibieron un antibiótico, con una mediana de 18,3 dosis diarias definidas por cada 1.000 habitantes (DID). No obstante, el uso de antibióticos varía hasta diez veces entre los CTA con el mayor y con el menor consumo. Para entender estas variaciones hay que hacer un análisis más profundo, pero sugieren patrones tanto de uso excesivo como de acceso limitado a los antibióticos.
El uso de antibióticos en la categoría de Vigilancia sigue siendo relativamente alto en muchos entornos y por lo tanto, solo una de cada tres CTA cumple con el objetivo de la ONU de que el 70% de los antibióticos que se consumen pertenezcan a la categoría de Acceso.
Los antibióticos Vigilancia contribuyen de forma desproporcionada a la RAMI y es necesario intensificar los esfuerzos para evitar su uso innecesario o restringir su utilización cuando los antibióticos en la categoría Acceso son suficientes.
Finalmente, algunos CTA de ingresos bajos y medianos informaron un uso escaso o nulo de antibióticos Reserva, que se necesitan para tratar infecciones causadas por las bacterias más resistentes a los medicamentos.
Prioridades inmediatas
Los principales hallazgos del informe tienen implicaciones inmediatas para las políticas.
En primer lugar, la OMS seguirá ayudando a los países a establecer sistemas de vigilancia sostenibles para recopilar datos de gran calidad sobre el uso de antibióticos. La Academia de la OMS ofrecerá un curso en línea para mejorar la medición, la comprensión y el uso de datos sobre la utilización de los antibióticos para fortalecer la capacidad de los CTA.
En segundo lugar, los países deben implementar políticas de gestión para que los prescriptores utilicen de forma predeterminada antibióticos Acceso en lugar de antibióticos Vigilancia siempre que sea posible y, de entrada, eviten el uso innecesario de antibióticos.
La OMS colaborará estrechamente con sus socios, incluida la Asociación Médica Mundial, la organización internacional que representa a los médicos, quienes desempeñan un papel muy importante en la implementación de las recomendaciones incluidas en el informe, en particular las relacionadas con la prescripción responsable.
En tercer lugar, los países deben garantizar el acceso a todos los antibióticos esenciales, incluidos los categorizados como Reserva. La OMS está trabajando con socios, como la Alianza Mundial para la Investigación y el Desarrollo de Antibióticos, para desarrollar un marco que mejore la disponibilidad de antibióticos esenciales para los países con recursos limitados.
La RAMI se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos no responden a los medicamentos, lo que dificulta o imposibilita el tratamiento de las infecciones y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, enfermedades graves y la muerte.
La RAMI podría revertir muchos avances en la medicina moderna. El uso excesivo e inapropiado de antibióticos y otros antimicrobianos son factores clave que conducen a la RAMI, y el acceso inadecuado a medicamentos esenciales sigue siendo un problema en muchos entornos con recursos limitados.