Según Ed Silverman [1], en diciembre de 2024, Eton Pharmaceuticals compró Increlex, un medicamento que se utiliza para tratar un trastorno del crecimiento poco frecuente, la deficiencia primaria grave del factor de crecimiento insulínico tipo 1, por US$22,5 millones, y rápidamente aumentó su precio de lista de US$5.882 a US$14.705 (150%), escudándose en que es la única manera de mantener el medicamento en el mercado y obtener beneficios.
Esta es una de las estrategias que utiliza la industria para responder a las sanciones que, en virtud de la Ley del Plan de Rescate Estadounidense (American Rescue Plan Act), las empresas tienen que pagar a Medicaid cuando aumentan los precios de sus medicamentos por encima del valor de la inflación.
Otras empresas han utilizado otras tácticas, por ejemplo, los fabricantes de insulina redujeron considerablemente los precios de algunos de sus tratamientos para evitar los reembolsos. GSK retiró versiones de un popular inhalador para el asma y lo sustituyó por un genérico autorizado más económico, aunque la irregularidad en la cobertura de los seguros causó controversia.
Eton calculó que perdería US$2.100 por cada vial administrado a niños con cobertura de Medicaid, lo que se traduce en más de US$100.000 anuales por cada paciente. En EE UU, alrededor de 200 niños padecen una deficiencia primaria grave del factor de crecimiento insulínico tipo 1, pero solo se ha recetado Increlex a unos 60, y la mitad están cubiertos por Medicaid. El año pasado, las ventas totales fueron de unos US$15 millones.
Para compensar las pérdidas por los reembolsos, Eton acude a los seguros comerciales. Según el director ejecutivo de Eton, incluso con el aumento de precio, la empresa está ganando poco dinero: “El pagador comercial básicamente financia el producto para que esté en el mercado, y el gobierno se lucra con ello”.
Según expertos, lo que ha hecho Eton Pharmaceuticals es excepcional, y no creen que sucedan cosas similares con otros medicamentos. Además, dicen, el panorama podría verse afectado por los inminentes aranceles que el presidente Trump ha indicado repetidamente que se impondrán a los productos farmacéuticos. Una empresa farmacéutica de marca podría decidir absorber el costo de los aranceles, especialmente porque sus medicamentos suelen tener márgenes de ganancia de aproximadamente el 90%. Pero las empresas que, por cualquier motivo, decidan trasladar parte o la totalidad de los costos de los aranceles, tendrán que calcular en qué medida los aumentos de precios superan la inflación y generan reembolsos para Medicaid y Medicare. Se espera que este tipo de dilema se convierta en una problema aún mayor que la controversia sobre los aranceles propuestos.
Las posibilidades de pagar los reembolsos de Medicaid también probablemente se vean afectadas por el tamaño de la población de pacientes que consume un medicamento. Si más de la mitad de los pacientes a los que se les receta regularmente un medicamento están cubiertos por Medicaid, la capacidad de “subir el precio indefinidamente” es poca, porque es de esperar que los pagadores comerciales se resistan a pagar una factura considerable.
En este caso, sin embargo, Eton confía en que los pagadores comerciales absorban su pronunciado aumento de precio, ya que Increlex es un medicamento para enfermedades ultra raras y la población que lo necesita es muy pequeña. Se supone que es menos probable que los pagadores comerciales se resistan y rechacen la cobertura, especialmente porque no existe un tratamiento alternativo.
Para mitigar el costo para los pacientes y sus familias, Eton ofrece un programa de asistencia al paciente que puede incluir la exención de copagos y el acceso gratuito a su medicamento. La compañía sostuvo que muchos pacientes han visto una reducción en sus gastos de bolsillo y ninguno ha experimentado un aumento. Y en los últimos tres meses, el número de niños que han obtenido el medicamento gratis aumentó de seis a diez.
Los que critican la política del gobierno afirman que “[el gobierno], al esforzarse por lograr precios bajos para sí mismo mediante descuentos o reembolsos, termina trasladando los costos al mercado, imponiendo una carga desproporcionada a los patrocinadores de planes comerciales y algunos pacientes”.
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