La hiponatremia es un efecto adverso conocido de los inhibidores de la bomba de protones (IBP) [1]. Un equipo sueco investigó el periodo de tiempo transcurrido hasta la aparición de hiponatremia grave que provocó la hospitalización de pacientes que tomaban un IBP. Los IBP que se utilizaron con más frecuencia fueron el omeprazol y el esomeprazol [2].
Se realizó un estudio de casos y controles usando una base de datos de servicios médicos suecos que cubre a toda la población. Se identificó a 11.213 adultos que habían sido hospitalizados por un primer episodio de hiponatremia. Se los comparó con 44.801 controles que no tenían hiponatremia, y se emparejaron según edad, sexo y lugar de residencia [2].
En general, tras ajustar por un conjunto de factores de riesgo para padecer hiponatremia, el análisis mostró una asociación estadísticamente significativa entre la exposición a un IBP y la hospitalización por hiponatremia.
En los pacientes expuestos a un IBP, el riesgo de hospitalización por hiponatremia fue aproximadamente 7 veces mayor durante la primera semana del tratamiento con un IBP, con un cociente de probabilidades ajustado (aOR) de 6,9 (intervalo de confianza del 95% [IC95]: 4,8-9,9). El riesgo relativo descendió gradualmente durante las semanas posteriores, con un aOR de 1,1 después de la semana 5 (IC95: 1,03-1,18) [2].
En la práctica, el uso de los IBP, particularmente al inicio del tratamiento, es una de las causas que se deben considerar cuando un paciente tiene síntomas que sugieren hiponatremia, como náuseas, vómitos, desmayos, cefalea y alteraciones del estado de conciencia.
Para este problema, es prudente hacer estudios que incluyan, en particular, los niveles de sodio en sangre, e interrumpir el tratamiento mientras se esperan los resultados [3].
Referencias