Una organización internacional sin ánimo de lucro para fomentar el acceso y el uso adecuado de medicamentos entre la población hispano-parlante

REGULACIÓN Y POLÍTICAS

Comunicación

Cambio en reversa en regulaciones sanitarias. Ahora le toca al pueblo…su derecho a la salud.
Rubén D. Carrera D.; M. Sc., Secretario Internacional de la Asociación de Profesores de la Universidad de Panamá; APUDEP, y Profesor del Departamento de Ciencia y Tecnología Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Panamá.

En los Estados Unidos, en 1937, después de ocurrir un hecho funesto similar al de nuestro país con el uso del alcohol tóxico, al año siguiente establecieron el Decreto de Medicamentos, Alimentos y Cosméticos que propició la creación de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés).

En Panamá, con el advenimiento del actual gobierno las esperanzas renacieron esperando un esfuerzo encaminado a priorizar en la búsqueda de soluciones al actual sistema de salud. Claramente esto no ha ocurrido ni hay la voluntad política ni la actitud de atacar de raíz el problema en materia de salud. Se procura bajar la fiebre pero la infección continuará.

En el caso de los productos farmacéuticos y medicamentosos, en lugar de establecer requisitos regulatorios cada vez más rigurosos, por lo ocurrido, ha quedado de manifiesto una flexibilidad excesiva en tales exigencias denotando un poco importa con la salud de todos nosotros y dando claras muestras que vale más el adquirir y amasar bienes y riquezas materiales, aunque sea a costa de valiosas vidas humanas.

Una muestra de lo anterior es mantener aún vigentes los artículos 197 y 198 de la Ley 45 del 31 de octubre de 2007, que paradójicamente dicta normas sobre protección al consumidor, sin embargo lo que propone es desconocer la certificación de oferentes y el cumplimiento del registro sanitario de los productos farmacéuticos y medicamentosos, entre otros exabruptos.

El gobierno de turno en lugar de eliminar estos artículos ahora lleva a cabo una reforma a la Ley 1 del 10 de enero de 2001, que dicta normas Sobre Medicamentos y otros Productos para la Salud Humana, con el lema de “esta vaina va porque va”, en donde reafirma lo estipulado en la Ley 45, so pretexto de que aquellos productos que procedan de países con tecnología de punta se les debe eximir del registro sanitario.

¿Acaso no saben que algunos productos farmacéuticos son fabricados sin cumplir con las Buenas Prácticas de Fabricación en países con tecnología y recurso humano con escasa o nula preparación en la materia y, qué esos mismos productos “a granel” son acondicionados –envasados y rotulados – en otros países, ahora sí, con tecnología de punta y que ese es el criterio que toman para decir que son fabricados allí? ¿Sabrán acaso que el 1% de los productos farmacéuticos fabricados en los mismos Estados Unidos son falsos? ¿Y que más del 10% de los medicamentos fabricados en el mundo son falsos, según la Organización Mundial de la Salud?

Lo más triste y lamentable es que profesionales del sector salud avalen lo anterior y otros, “más inteligentes” se hayan atrevido a afirmar públicamente que, el registro sanitario debe ser gratuito, como si los reactivos que se utilizan para el análisis de los medicamentos fueran hechos con agua de la bahía de Panamá y quienes llevan a cabo estos análisis fueran personas sin necesidades y con compromisos económicos.

Lo que sí debe hacerse es dotar al IEA con más equipo y reactivos, y nombrar más personal para poder agilizar la cantidad de productos analizados diariamente. Lo anterior permitirá ampliar el horario de servicio de este Instituto Especializado de Análisis.
Otras de las aberraciones propuestas en la mesa de la comisión establecida para las pretendidas reformas a la Ley 1, es que se limite a sólo ocho horas la presencia de un farmacéutico idóneo en un establecimiento farmacéutico, independientemente que el servicio que brindan sean las veinticuatro horas del día. ¿Saben cuál es la justificación que aducen?

Que no hay suficientes farmacéuticos graduados para cumplir con lo que manda la actual ley. Señores del gobierno actual, lo que deben proponer y defender como propio, si realmente les preocupa la salud de los panameños, es que las partidas que se asignen en el presupuesto general del Estado a la Universidad de Panamá deben garantizarle que sean suficientes para la construcción de más aulas de clases y laboratorios dotados con instrumentales, equipos y reactivos, y así en lugar de admitir sólo ciento veinte estudiantes por año sean doscientos, por ejemplo, y de esta forma poder aumentar el número de egresados por año.

Otro miembro de esa mesa, iluminado probablemente por un espíritu celestial, ante su propia pregunta ¿quién sabe más acerca de medicamentos después de los farmacéuticos? propuso que los médicos podrían llevar a cabo algunas de las funciones consagradas, hoy, sólo a los farmacéuticos. Respeto su propuesta y reconozco que los médicos y especialistas, en términos generales, conocen a cabalidad los medicamentos en el ámbito de su competencia pero, quién realmente posee la sapiencia acerca de los fármacos, productos farmacéuticos y medicamentosos: desde su obtención, selección, investigación y desarrollo (involucrando las fases preclínicas y clínicas), preparación, fabricación, estudios de estabilidad, control de calidad, almacenamiento y distribución, acción farmacológica, farmacodinamia, efectos colaterales y toxicidad, así como atención farmacéutica, farmacovigilancia, farmacocinética, y otras especialidades, somos los farmacéuticos. Aunado a lo precitado nuestra labor diaria está impregnada con un alto contenido altruista, humanista y de una gran sensibilidad social y respeto por la salud de nuestros semejantes.

Quien dirija todo el sistema tiene que abordar la regulación, fabricación, distribución, uso y asesoramiento de los productos farmacéuticos y medicamentosos, y esos deben ser los farmacéuticos, para garantizar al paciente su cuidado de la salud. Sí, ya sé que alguien escribió que cuando prescribe se le antoja escribir, al margen; “por favor no despachar líquido de radiador con dietilenglicol” y que además para recetar acata lo que le dice su secretaria.

Señor, si usted afirma lo anterior por lo ocurrido en el Laboratorio de Producción de la Caja de Seguro Social debe saber que quien dirige la Producción de Medicamentos jamás puede estar al frente del Departamento de Análisis, pues eso sería ser juez y parte del proceso de fabricación y, atención, eso no lo digo yo, lo recomienda la Organización Mundial de la Salud en cuanto al cumplimiento de las Buenas Prácticas de Fabricación.

La colega farmacéutica imputada en este nefasto suceso, que lamento mucho, sólo era jefa del Departamento de Producción y no la jefa del Departamento de Análisis.

¿Qué se debe reformar entonces? Bien, que la Dirección de Farmacias y Drogas tenga jurisdicción en la Zona Libre de Colón. Que los radiofármacos sean fabricados y preparados por farmacéuticos, entre otros tópicos.

Colegas farmacéuticos mantengámonos en estado de alerta y prestos a la lucha para defender el derecho a la salud que tienen los panameños y panameñas.

modificado el 28 de noviembre de 2013