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PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN

Prescripción

EE UU ¿Por qué drogamos a nuestros soldados? (Why are we drugging our soldiers?)
Richard A Friedman
New York Times, 21 de abril de 2012
http://www.nytimes.com/2012/04/22/opinion/sunday/why-are-we-drugging-our-soldiers.html?pagewanted=2&pagewanted=all&_r=0
Traducido por Salud y Fármacos

Desde el inicio de las guerras en Iraq y Afganistán ha habido un aumento importante y continuo de la prevalencia de stress post-traumático entre los soldados. Un estudio reciente de 289.000 soldados estadounidenses que estuvieron en esos dos países documenta que las tasas de stress post-traumático se incrementaron de 0,2% en el 2002 a 22% en el 2008.

Quizás estas cifras no nos deban sorprender dada la duración de las guerras, la frecuencia con la que los soldados son desplegados hacia esos países y el tiempo que tienen que se quedan, sobre todo cuando se compara con otras guerras. La exposición prolongada a un ambiente de combate incierto y peligroso puede contribuir a la presentación del síndrome.

Pero hay otro factor, del que no se ha hablado mucho, que podría tener un papel en las tasas crecientes de síndrome post-traumático, se trata del uso de estimulantes, como el Ritalin y Adderall, entre los soldados.

Ha habido un aumento importante del uso de estimulantes. Los documentos que obtuve a finales de 2010, a través de la ley de libertad de información (Freedom of Information Act), y que acabo de analizar muestran que el gastó anual en estimulantes pasó de US$7,5 millones en el 2001 a US$39 millones en el 2010. Además Tricare Management Activity, la rama del departamento de defensa que gestiona los servicios de salud para los soldados. Reveló que el número de recetas de Ritalin y Aderall para los soldados activos aumentó en casi un 1.000% en cinco años, de 3.000 a 32.000.

La población civil utiliza estimulantes para tratar el trastorno de atención porque les ayudan a concentrarse. A no ser que haya una epidemia del trastorno de atención entre los soldados, una hipótesis poco probable, los militares deben estar utilizando los estimulantes para mantener alertas y despiertos a los soldados que están cansados y necesitan dormir. (Un vocero de Tricare atribuyó el rápido aumento de las prescripciones a que cada vez los médicos reconocen mejor y diagnostican más casos de trastorno de atención. Sin embargo, mientras se tiende a reconocer más la presencia de este problema, los diagnósticos suelen hacerse entre niños y adolescentes).

Los estimulantes hacen mucho más que mantener a los soldados despiertos. También pueden ayudarles a aprender. Los estimulantes, al provocar la liberación de norepinefrina – un compuesto parecido a la adrenalina – en el cerebro, facilitan la memorización de la información. Las experiencias que provocan emociones, tanto si con positivas como negativas, también liberan norepinefrina, y es lo que contribuye a generar recuerdos vivos y persistentes. Esta es la razón por la que tendemos a recordar eventos que han despertado nuestras emociones y aprendemos más cuando estamos algo ansiosos.

Como el síndrome post-traumático es una forma patológica de aprendizaje, conocido como miedo condicionado, los estimulantes podrían aumentar el riesgo de desarrollar el problema.

El papel de la norepinefrina para fortalecer la memoria se demostró en un experimento realizado por Larry Cahill en la Universidad de California en Irvine. El Dr. Cahill administró de forma aleatoria propanolol, un medicamento que bloquea el efecto de la norepinefrina, o placebo a un grupo de personas antes de que escucharan un par de historias: una que despertaba emociones y otra que no (más neutral). Al comprobar lo que recordaban una semana después, los que habían recibido el propanolol no recordaron bien la historia que despertaba emociones en cambio sí recordaban la historia más neutral. Lo que esto significa es que la emoción eleva la cantidad de norepinefrina, lo que aumenta la memoria. Al bloquear la norepinefrina se afecta la memoria emocional. En el caso del stress post-traumático, una situación de combate impactante provoca una reacción de temor – una reacción de huida o combate- con una descarga emocional intensa y el acumulo de norepinefrina en el cerebro. Esto deja huellas de la experiencia dramática en la memoria. También estimula el miedo condicionado, una forma de aprendizaje en la que un estimulo ambiental que antes era neutro – imágenes, ruidos, y olores, por ejemplo – se vinculan al trauma. Por lo tanto para un soldado herido durante la explosión de una bomba, cualquier cosa que recuerde el ruido de una explosión o el olor de quemado se convierte en un estímulo condicionado que evoca el trauma y desencadena los síntomas de stress post-traumático, como un flashback o reacción de sobresalto.

Como la norepinefrina fortalece la memoria emocional, un soldado que consuma estimulantes que liberan norepinefrina en el cerebro podría tener el mayor riesgo de sufrir miedo condicionado y desarrollar síndrome de stress post-traumático.

Esta posibilidad se ha confirmado en estudios en animales y en personas. Cuando se administran pequeñas dosis de norepinefrina en la amígdala de la rata – la zona del cerebro donde se codifica el miedo- se puede aumentar el miedo condicionado. Maieke Soeter acaba de hacer un experimento en la Universidad de Amsterdam donde los estudiantes asociaron una imagen con un pequeño shock eléctrico. Antes de mostrarles las imágenes, los estudiantes fueron asignados aleatoriamente y uno de los grupos recibió placebo y el otro yohimbine, un medicamento que libera norepinefrina en el cerebro. A las 48 horas, los estudiantes que habían recibido yohimbine, al ver la imagen sin recibir el shock tenían más miedo asociado al aprendizaje que los estudiantes que recibieron el placebo.

Los resultados de este estudio indican que los soldados expuestos a niveles elevados de norepinefrina como respuesta el tratamiento con estimulantes, están en riesgo de recaer cuando se exponen de nuevo a lo que ocasionó el stress. Como el tratamiento del síndrome de stress post-traumático consiste en desaprender las respuestas al miedo, los soldados que consumieron estimulantes durante el trauma podrían ser más resistentes al tratamiento.

De hecho, si se bloquean los efectos de la norepinefrina con beta-bloqueantes se puede parar el miedo condicionado e incluso prevenir el síndrome de stress post-traumático.

Roger Pittman, un psiquiatra de la escuela de medicina de Harvard, realizo un estudio pequeño en el 2002 en el que asignó aleatoriamente pacientes que acudieron a emergencias por un problema traumático a recibir el beta-bloqueante propanolol o placebo durante las seis horas después del evento traumático. Al mes, los pacientes que habían consumido el propanolol tenían menos síntomas de stress post-traumático que los que habían consumido el placebo.

Esta información ¿prueba que los estimulantes promueven el desarrollo de síndrome de stress post-traumático?

No, porque el hecho de que dos eventos estén correlacionados no quiere decir que tengan una relación causal. Hay otros factores que podrían jugar un papel importante, como una lesión cerebral, que también es un factor de riesgo y ha ido aumentando durante estas guerras.

De todas formas, se sigue cuestionando si el uso de estimulantes durante el combate aporta más beneficios que riesgos. El siguiente paso es hacer un estudio epidemiológico entre el consumo de estimulantes y el síndrome de stress post traumático entre los soldados.

modificado el 28 de noviembre de 2013