Wall Street Journal ha publicado un artículo sobre las variaciones significativas de los precios de los medicamentos de prescripción en EE UU, que dependen del plan de cobertura de medicamentos de cada paciente y de su lugar de residencia [1].
El sistema de pago de medicamentos en EE UU presenta una alta complejidad y costos elevados. Un hallazgo significativo es que Medicare (el seguro público para los mayores de 65 años y discapacitados) paga precios muy dispares por un mismo medicamento, incluso para beneficiarios que están asegurados bajo el mismo plan. La cobertura de medicamentos de Medicare asume la mayor parte del costo de un medicamento, pero los pacientes tienen que abonar deducibles y copagos, cuyo monto depende del plan. Estos gastos de bolsillo también dependen de su lugar de residencia y del plan de medicamentos al que pertenece el beneficiario, y pueden alcanzar miles de dólares (la administración Biden los limitó a US$2.000 al año, y de momento esa ley sigue vigente). Las disparidades geográficas se explican en parte porque Medicare divide su cobertura en 34 regiones, y los planes de salud deben presentar ofertas separadas para cada región.
Por ejemplo, las versiones genéricas de Zytiga (acetato de abiraterona) para el tratamiento del cáncer de próstata se venden a beneficiarios de Medicare a más de 2.200 precios diferentes. En el norte de Michigan, estos genéricos tienen un costo mensual de US$815, lo que equivale a la mitad del precio en Detroit, mientras que en un condado cercano al lago Michigan, el costo asciende a US$3.356.
La variabilidad en los precios de los medicamentos implica que los pacientes deben seleccionar un plan que ofrezca un precio más bajo para su receta, con el fin de reducir sus gastos. Paula Kirk, de 70 años, ha optimizado su plan de medicamentos recetados de Medicare en los últimos cinco años, logrando una reducción de más de US$2.500 en sus gastos anuales para el medicamento Tykerb.
Parte de esta variabilidad de precios se debe a la participación de intermediarios o gestores de beneficios farmacéuticos (Pharmacy Benefit Managers PBMs). Estos intermediarios han establecido precios distintos para diferentes planes de salud. Los que administran los planes de la Parte D de Medicare recurren a los PBM para que negocien con los fabricantes el precio de los medicamentos de marca, y la suma que reembolsarán a las farmacias por los medicamentos genéricos y de marca que vendan a los pacientes.
Los PBM afirman que negocian los precios más bajos para los planes de salud y las personas mayores; y la Asociación de Gestión de Cuidado Farmacéutico, que representa a los PBMs, afirmó que es común que los precios de los medicamentos genéricos fluctúen. Sin embargo, los expertos sostienen que los PBM podrían aprovecharse de la fluctuación de precios, ya que Medicare no tiene la capacidad de monitorear el mercado y las cantidades diversas que abona.
El director ejecutivo de 46brooklyn Research, una entidad sin ánimo de lucro enfocada en el análisis de precios de medicamentos ha indicado que los PBM fijan los precios de los medicamentos de manera inconsistente y desorganizada.
Optum Rx de UnitedHealth Group, Express Scripts de Cigna y Caremark de CVS Health son los principales PBM y controlan cerca del 80% de las recetas en EE UU.
Para determinar los precios acordados por las tres principales empresas y otros PBMs, 46brooklyn llevó a cabo un análisis de lo que los administradores reembolsaron a las farmacias en nombre de Medicare por los medicamentos de marca y genéricos que dispensaron durante el segundo trimestre de 2024 [2]. Los hallazgos revelan una considerable variación en los precios de Otezla (apremilast), indicado para el tratamiento de la psoriasis; Xarelto (rivaroxabán), un anticoagulante; y Tykerb (lapatinib) un fármaco oncológico con 460 precios diferentes. En el condado de Kirk, el precio del lapatinib para el plan de Medicare de Centene es de US$3.622, mientras que Humana lo ofrece al doble de ese precio. Además, en algunas áreas de California, el costo puede alcanzar hasta US$10.000, y en el centro de Pennsylvania, puede superar los US$12.000
La dosis de 30 mg de Otezla (apremilast) presentó una de las mayores diferencias de precio entre los medicamentos de marca: Express Scripts registró 633 precios; Optum Rx, 569 precios; y Caremark, 431.
Al menos 61 medicamentos se vendieron a precios mensuales que diferían en US$30,000, incluyendo un rango de US$223,037 para Orfadin (nitisinona), indicado en un raro trastorno metabólico. Otros 300 medicamentos registraron más de 1.000 precios, con una diferencia mayor a los US$1.000 entre el precio más bajo y el más alto.
Los precios fluctuaban notablemente entre los diferentes planes de salud, aun entre planes que utilizaban al mismo PBM.
Los PBM más destacados documentaron una variabilidad significativa en los precios del Zytiga (acetato de abiraterona), con Caremark reportando 643 precios distintos, Express Scripts 500, y Optum Rx 445; en comparación, Capital Rx, un PBM con un número menor de beneficiarios, solo presentó dos precios.
El director ejecutivo de Capital Rx explicó que la empresa establece sus precios basándose en el Costo Promedio Nacional de Adquisición de Medicamentos (National Average Drug Acquisition Cost), un índice de referencia utilizado por el gobierno de EE UU para calcular los costos de los medicamentos. Este índice se basa en una encuesta de precios en farmacias minoristas. Además, se destacó que los precios de Capital Rx son significativamente más bajos en comparación con los reportados por muchos otros planes de salud, lo que sugiere que utiliza una estrategia de precios más competitiva y accesible para los consumidores.
Brien Vaughn, un jubilado de 76 años de Tampa, ha enfrentado dificultades para reducir los costos de su medicamento anticoagulante, Xarelto (rivaroxaban). Hace cuatro años, intentó cambiar su plan de medicamentos de Medicare, pero el nuevo plan no cubría su receta, lo que lo llevó a permanecer con Centene, su aseguradora actual, para evitar complicaciones adicionales. Vaughn describe el sistema como una “caja negra”, señalando la falta de transparencia en los precios de los medicamentos.
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