Andrew Joseph informó [1] que el Reino Unido, a finales de mayo decidió invertir US$800 millones para impulsar las ciencias de la vida, destacando el esfuerzo de las autoridades en apoyar a la industria farmacéutica, aun cuando las empresas biofarmacéuticas han manifestado que las políticas de control de precios que está impulsado en gobierno reducen su interés por seguir invirtiendo en el país.
Estos fondos se invertirán en:
“Se trata de empresas que hacen crecer nuestra economía al tiempo que aportan beneficios mucho más amplios a nuestra salud, y esta inversión multimillonaria les ayudará a llegar aún más lejos“, declaró en un comunicado el Ministro de Hacienda, Jeremy Hunt.
El nuevo informe sobre ensayos clínicos elaborado por Lord James O’Shaughnessy, ex ministro de Salud ofrece 27 recomendaciones, incluyendo cuadruplicar el reclutamiento para 2027, realizar más ensayos en entornos de atención primaria o de forma remota, reducir los plazos para que los reguladores aprueben los estudios en 60 días, incentivar a los proveedores para que participen en la investigación clínica, utilizar los datos del NHS para identificar a posibles participantes.
Sin embargo, para aumentar el número de los ensayos clínicos se tendrán que superar varios escollos. Por ejemplo, a pesar de que hay un sistema unificado de salud, las empresas que desean realizar ensayos a veces tienen que llegar a acuerdos con grupos locales y hospitales individuales. Las empresas se han quejado de que es difícil acceder a los datos anónimos de los pacientes. Algunos médicos también ven con escepticismo la investigación patrocinada por la industria y, o bien están demasiado ocupados, o simplemente no están interesados en participar e inscribir pacientes. Unos US$150 millones del paquete de ayuda se destinarán a allanar estas dificultades.
Richard Torbett, director general de la ABPI, afirmó que el paquete de medidas del Gobierno “ayudará a encarrilar al Reino Unido hacia el cumplimiento de su visión sobre las ciencias de la vida” y que la aplicación de las recomendaciones de O’Shaughnessy “puede ser un trampolín para alcanzar la ambición del Reino Unido de convertirse en una superpotencia científica”. Pero también advirtió que la inversión de la industria en el Reino Unido se vería limitada si las partes no llegan a un acuerdo más favorable sobre la negociación de los precios de los medicamentos de marca.
Fuente Original