La confiabilidad de las publicaciones médicas puede depender de la buena fe o de datos verificables. La mayoría de las publicaciones médicas hasta la fecha han sido una forma de alarde académico. Los autores prácticamente anuncian al mundo que han investigado. De buena fe, se pide a otros científicos, así como a profesionales de la medicina, elaboradores de guías y pacientes, que se tomen en serio estos anuncios, se los crean y tomen decisiones importantes (a veces de vida o muerte) basándose en lo que dicen. Sin embargo, los datos brutos no suelen estar disponibles. Otras partes cruciales que permitirían verificar la investigación, como el código, los protocolos detallados y los planes de análisis estadístico, tampoco se suelen compartir, o puede que no existan. En tales circunstancias, ¿se está confiando demasiado cuando se acepta que el trabajo presentado es real?