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PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN

Breves

Nueve reglas para el uso seguro de los medicamentos (Nine Rules for Safer Drug Use)
Worst Pills Best Pills Newsletter,
febrero de 2011
Traducido por Salud y Fármacos

Regla 1: asegúrese de que la terapia farmacológica es realmente necesaria

A menudo los fármacos se prescriben para tratar problemas situacionales como la soledad, el aislamiento y la confusión. Siempre que sea posible en primer lugar debe intentarse un enfoque no farmacológico para solucionar este tipo de problemas, como la adquisición de nuevas aficiones, relacionarse con otras personas y salir más de casa.  Cuando una persona sufre de depresión tras la pérdida de un ser amado, por ejemplo, el apoyo de los amigos, los familiares o un psicoterapeuta a menudo es más efectivo que un antidepresivo.

Terapias no farmacológicas como la pérdida de peso y el ejercicio son preferibles a la terapia con fármacos para problemas como la hipertensión leve o la diabetes tipo 2 leve.  El incremento de la ingesta de fibra y líquidos en la dieta es preferible al uso de laxantes para el estreñimiento.  Llevar medias de descanso es más barato, seguro y probablemente más efectivo que tomar fármacos cardiacos o diuréticos para las piernas hinchadas debido al problema del retorno venoso en las piernas (no por una enfermedad cardiaca).

Solo en determinadas ocasiones deberían prescribirse fármacos para la ansiedad o los problemas para conciliar el sueño, particularmente en personas mayores.

Muchos de estos fármacos son peligrosos y adictivos.  Una “enfermedad” para la que la terapia farmacológica solo resulta apropiada en contadas ocasiones, y no siempre, es cualquier enfermedad o reacción adversa producida por un fármaco. Por ejemplo, el tratamiento adecuado para el parkinsonismo inducido por fármacos consiste en la interrupción del tratamiento del fármaco causante de la enfermedad, no en tomar un segundo fármaco para tratar el problema.

Siempre consulte a su médico sobre si un fármaco puede producir efectos secundarios que son peores que la enfermedad que desea tratar.  Un ejemplo común es el tratamiento farmacológico para la hipertensión.  Estos fármacos se prescriben con extraordinaria frecuencia a personas de edad avanzada con un ligero aumento de la tensión arterial que no presentan síntomas o problemas derivados de la hipertensión.  En la mayoría de los casos, el tratamiento farmacológico hace que estas personas se sientan peor, sin evidencia de beneficio alguno.  El principio guía: tome la menor cantidad de fármacos posible para reducir las reacciones adversas e incrementar así las probabilidades de tomar los fármacos que son realmente necesarios.

 Regla 2: si la terapia farmacológica está indicada, en la mayoría de los casos (especialmente en personas de edad avanzada) es más seguro comenzar con una dosis inferior a la habitual en un adulto.

Cuando inicie un nuevo tratamiento, comience con la dosis más baja posible.  En otras palabras, “inicio lento, vaya despacio”. Una dosis menor producirá menos efectos secundarios, que casi siempre están relacionados con el tamaño de la dosis.  Algunos expertos sugieren que las personas de edad avanzada comiencen con una dosis entre un tercio y la mitad de la dosis habitual para un adulto para la mayoría de los fármacos.  A continuación, debe vigilar la presencia de efectos secundarios e incrementar la dosis poco a poco y solo si es necesario.

Regla 3: cuando comience un nuevo tratamiento, consulte si es posible retirar algún otro fármaco.

Si su médico está considerando la incorporación de un nuevo fármaco a su tratamiento, es una oportunidad para volver a evaluar los fármacos que ya toma y eliminar aquellos que no son absolutamente esenciales.  La posibilidad de una interacción farmacológica adversa entre el nuevo fármaco y uno de los antiguos puede llevar a la retirada o al cambio de un fármaco.

 Regla 4: hable regularmente con su médico sobre la posibilidad de interrumpir su tratamiento.

Al menos cada tres a seis meses, revise con su médico su necesidad de continuar con cada medicamento.  En el caso de los antibióticos y muchos fármacos que afectan al estado psíquico, como los hipnóticos-sedantes, tranquilizantes y antidepresivos, esta reevaluación debe realizarse con mayor frecuencia.  El principio prevalente para médicos y pacientes debe ser retirar cualquier tratamiento a menos que sea necesario.

Muchas reacciones adversas se producen por continuar el tratamiento con fármacos durante más tiempo del necesario.  Muchos fármacos, como los antidepresivos, hipnóticos-sedantes, tranquilizantes y otros que se prescriben para un problema agudo, no son necesarios más allá de un corto periodo de tiempo y finalmente comienzan a presentar riesgos sin beneficios probados.  La reducción progresiva y cuidadosa de la dosis de estos fármacos puede mejorar significativamente la salud de un paciente.

Además, a la hora de considerar la interrupción de un fármaco, usted y su médico deben considerar la posibilidad de reducir la dosis.  Una excepción es el uso de antibióticos, los cuales deben tomarse durante todo el periodo de tiempo prescrito, incluso si se siente mejor antes de haber finalizado la dosis prescrita.

Regla 5: averigüe si presenta alguna reacción farmacológica adversa.

Si desarrolla cualquier reacción adversa tras el comienzo del tratamiento con un fármaco, póngase en contacto con su médico. Pregunte en primer lugar si realmente necesita tomar el fármaco y, si lo necesita, pregunte si puede sustituirse por un fármaco más seguro o si se puede emplear una dosis menor para reducir o eliminar el efecto adverso.

Si usted o un familiar o conocido experimentan cualquier tipo de reacción (psíquica o física) tras el inicio de un nuevo tratamiento, debe ponerse en contacto con el médico encargado del tratamiento.

Otra forma de identificar posibles reacciones farmacológicas adversas es buscar el nombre de su fármaco a través de la función de búsqueda en nuestra página de Internet WorstPills.org.  Tras introducir el nombre del fármaco, busque en el perfil del fármaco la información sobre las reacciones adversas causadas por el fármaco.

El resto de reglas para un uso más seguro de los fármacos (o no uso) se recopilaron a partir de una serie de listas, pero particularmente de los Principios de Prescripción General para Sujetos de Edad Avanzada de la OMS.  Sin embargo, estas normas son aplicables a todos los grupos de edad y todos los médicos y pacientes implicados en la terapia farmacológica deben conocerlos.

Regla 6: asuma que cualquier nuevo síntoma que experimente tras el inicio de un nuevo tratamiento fue causado por el fármaco.

Si experimenta un nuevo síntoma, notifíqueselo a su médico.

Regla 7: antes de abandonar la consulta de su médico o la farmacia, asegúrese de que usted o su acompañante entienden las instrucciones de administración del medicamento.

Independientemente de la edad, la posibilidad de desarrollar una reacción farmacológica adversa es lo suficiente alta como para que al menos otra persona, ya sea familiar o conocido, deba conocer la posibilidad de su aparición.  Esto es especialmente importante para los fármacos que producen reacciones adversas como confusión o pérdida de memoria.  Para adultos de mayor edad, las complejidades del uso de fármacos pueden ser mayores, especialmente para aquellos sujetos que toman más de un fármaco o en personas con discapacidades físicas o mentales.  En estos casos, incluso es más importante informar a otra persona sobre la posible aparición de reacciones farmacológicas adversas.

Pregunte a su médico para asegurarse de que el etiquetado del fármaco incluye, si fuera posible, la indicación del fármaco. Esto es especialmente importante cuando va a tomar varios fármacos.  Toda la información concerniente al uso adecuado del fármaco también debería incluirse en el etiquetado.  Además del etiquetado del fármaco, debe obtener un prospecto con instrucciones e información sobre el mismo.

Regla 8: deseche todos los fármacos antiguos con seguridad.

Muchas personas están tentadas a mantener y reutilizar fármacos después de que su estado de salud haya cambiado, lo cual es una idea peligrosa.  Además, nuevos tratamientos farmacológicos pueden hacer que los fármacos antiguos sean muchos más peligrosos si se combinan.  Asimismo puede estar tentado a dar fármacos, como antibióticos, a un familiar o conocido al que cree que puede beneficiarle.  Resista a estas tentaciones y evite problemas futuros causados por el uso de fármacos obsoletos y deséchelos en contenedores destinados a tal fin cuando finalice la terapia.

Regla 9: consulte a su médico de familia para coordinar su tratamiento

Si visita un especialista y éste desea comenzar un nuevo tratamiento además del tratamiento que ya toma, consulte en primer lugar con su médico de familia o internista.  De igual forma, si es posible, es importante contactar con el farmacéutico.

Nota del editor: En algunos países de América Latina los que dispensan medicamentos no son farmacéuticos, si bien algunos usen batas blancas, por lo tanto no pueden ofrecer atención farmacéutica de calidad.  La recomendación de consultar con el farmacéutico solo se aplica a los países en que se hace atención farmacéutica por personal calificado.

modificado el 28 de noviembre de 2013