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Prescripción, Farmacia y Utilización
Investigaciones

Derechos de prescripción ampliados: la experiencia del Reino Unido
Nick Barber
Traducido por Salud y Fármacos de: Extended prescribing rights: the UK experience, Australian Prescriber 2009; 32:118-9.
www.australianprescriber.com/magazine/32/5/118/9/

En Inglaterra tenemos problemas con la prescripción de medicamentos. Una revisión reciente realizada para el Royal Pharmaceutical Society of Great Britain (RPSGB) [1] encontró errores en cada etapa de la utilización de los medicamentos. En atención primaria la tasa de error es de 7,5%; entre el 2,6 y 5,2% de las recetas no llegan a abastecerse porque ni siquiera llegan a las farmacias, y el 3,3% se dispensan mal. La falta de adherencia al tratamiento en pacientes con un problema crónico es del 30-50%, y el 72% de los medicamentos no se revisan ni siquiera una vez al año. Entre el 4 y 5% de las admisiones hospitalarias se deben a efectos adversos a los medicamentos que son prevenibles. En el momento de la admisión, el 58% de los pacientes tienen discrepancias en los medicamentos que consumen y la tasa de error en la prescripción hospitalaria está entre el 1,5 y 9,2%. En el periodo que transcurre desde que se da de alta al paciente hasta que se le emite una nueva receta, alrededor de la mitad de los pacientes tienen discrepancias no intencionales en la prescripción. Cuando se hace una consulta ambulatoria, el 5% de los medicamentos que se prescriben no se anotan en la historia del médico general, y en el 13% de las consultas no se toma nota de la dosis [1].

El acceso a los medicamentos es otro problema; está muy controlado por la regulación. Los pacientes podrían sufrir innecesariamente, o pasar una larga cantidad de tiempo sin tratamiento porque no pueden encontrar a un médico que les prescriba lo que ellos necesitan.

La pregunta es: ¿Podemos mejorar la calidad de la prescripción y el acceso ampliando el derecho de prescripción a otros grupos profesionales, o eso empeoraría la situación?

Antes de responder a esta pregunta hay que diferenciar, tal como se ha hecho en el Reino Unido, entre la prescripción subsecuente a un diagnóstico y a un plan de tratamiento consensuado (que en el Reino Unido se conoce como “prescripción suplementaria”) y el acto de diagnosticar y prescribir (que se conoce como “prescripción independiente”).

El impulso para ampliar los derechos de prescripción en el Reino Unido provino principalmente de las enfermeras. Ellas hicieron una gran campaña, políticamente muy acertada, que se apoyó en la percepción que tiene el público de las habilidades de las enfermeras, en la ampliación de sus responsabilidades en EE.UU., y en ejemplos de problemas como que las enfermeras no pudieran prescribir un apósito durante una visita al hogar. Los farmacéuticos fueron más cautos, pero su experiencia en el manejo de medicamentos sirvió para que les ampliaran sus derechos de prescripción. La prescripción suplementaria (que antes se llamaba dependiente) se implementó en 2003 y en el 2006 se amplió a prescripción independiente. Los nuevos prescriptores, en atención primaria y secundaria, forman parte de un equipo en el que hay un médico pero desde el punto de vista legal son responsables de sus propias recetas. Tienen acceso y escriben en la historia médica del paciente.

Las universidades de Sheffield, Nottingham, Flinders y South Australia han evaluado conjuntamente la prescripción suplementaria por enfermeras y farmacéuticos [2]. La evaluación, que incluyó la atención primaria y secundaria, es positiva y provee información interesante. En el 2007, tras consultas de unos 20 minutos las enfermeras prescribieron 9,3 millones de ítems, y los farmacéuticos 64.883 (alrededor de un 1% de las prescripciones en atención primaria). De los farmacéuticos encuestados, la mayoría (60%) prescribieron medicamentos cardiovasculares, mientras que la mayoría de las prescripciones de las enfermeras fueron para infecciones (46%). Las entrevistas con los profesionales de la salud demostraron que les agrada la estrategia de prescripción suplementaria y piensan que es segura. Los estudios de caso demostraron que los pacientes piensan que es más fácil hablar con las enfermeras y farmacéuticos que con los médicos. La evaluación más importante sobre la prescripción independiente que hicieron las universidades de Keele y Southampton estará disponible a finales de este año.

Si Australia decidiese ampliar la gama de prescriptores, podría evitar nuestros errores y beneficiarse de nuestras experiencias en educación (los detalles sobre el entrenamiento pueden encontrarse en la página web de RPSGB [3]). En este momento las enfermeras y los farmacéuticos reciben el mismo entrenamiento, los farmacéuticos encuentran que alguna parte, como la farmacología, es demasiado sencilla y quizás sería mejor entrenarlos por separado. Es más, algunas de las enfermeras quieren obtener unas habilidades muy específicas de prescripción y resienten tener que seguir un curriculum más amplio. Los médicos que proveen el tratamiento deberían cumplir con estándares mínimos. Estos médicos deberían recibir financiamiento del nivel central (en este momento las enfermeras y los farmacéuticos tienen que pagar de su bolsillo el entrenamiento, o esperar a que esté disponible alguna de las pocas becas que existen). En algunos estados de EE.UU. los mismos comités certifican a los médicos y a los farmacéuticos, lo que contribuye a que los acepten mejor en el nivel local.

En general, tiene sentido ampliar los derechos de prescripción. Mientras hay que seguir evaluando la estrategia, en los lugares en donde se ha introducido ha sido bien recibida, ha mejorado el acceso y, según un número reducido de estudios de caso, ha sido efectiva. Ampliar los derechos de prescripción es también algo lógico. Los conocimientos sobre los medicamentos son enormes y se siguen ampliando, por lo que tiene sentido compartir la responsabilidad por la prescripción a la vez que se mantiene un sistema integrado de salud.

El papel del médico está pasando por una transición parecida a la que sufrió el teatro durante el siglo pasado. El papel del médico ha sido como el de los gerentes de los actores de la época victoriana- controlar el show, tomando todas las decisiones y siendo el centro de toda acción. La medicina se está complicando demasiado para que este modelo pueda sobrevivir. Los médicos deberían tener un papel parecido al de un director de teatro de hoy. Pueden dar la dirección, la estrategia y las prioridades, pero necesitan trabajar con equipos de colegas, incluyendo prescriptores no médicos.

Referencias

[1] The contribution of pharmacy to making Britain a safer place to take medicines. London: Royal Pharmaceutical Society of Great Britain; 2009. p.8. www.rpsgb.org/pdfs/pharmcontribtobritsaferplacemeds.pdf [cited 2009 Sep 4]
[2] An evaluation of supplementary prescribing in nursing and pharmacy. Bissell P, Cooper R, Guillaume L, Anderson C, Avery A, Hutchinson A, et al. Department of Health, UK. 2008. www.shef.ac.uk/content/1/c6/09/11/83/Supplementary_prescribing.pdf [cited 2009 Sep 4]
[3] Pharmacist prescribing. Royal Pharmaceutical Society of Great Britain. 2009. www.rpsgb.org/worldofpharmacy/currentdevelopmentsinpharmacy/pharmacistprescribing/index.html [cited 2009 Sep 4]

 

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modificado el 19 de septiembre de 2017