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Políticas

EE UU y Canadá

Cómo el lobby de los medicamentos perdió su influencia en Washington (How the drug lobby lost its mojo in Washington)
Brody Mullins, Stephanie Armour
The Wall Street Journal, 19 de febrero de 2020
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Traducido por Salud y Fármacos

Para la industria farmacéutica el cabildeo ha perdido el impacto que tuvo en el pasado, y un signo raro es que ahora en la capital hay: una dosis de bipartidismo (para bajar los precios de los medicamentos).

En julio pasado, el senador Chuck Grassley (R., Iowa) se unió al senador Ron Wyden (D., Oregon) para redactar un proyecto de ley para regular los precios de los medicamentos de venta con receta, una idea que la industria ha esquivado desde la década de 1960. El senador John Cornyn (R., Texas) con el senador Richard Blumenthal (D., Conn.) patrocinó, en mayo, un proyecto de ley para impedir que las compañías farmacéuticas usen las leyes de patentes para retrasar la comercialización de genéricos más baratos.

El presidente Trump y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D., California), criticaron al lobby de las empresas farmacéuticas y abogaron por propuestas para reducir los costos, aunque no están de acuerdo en los enfoques. Trump respalda un plan para vincular algunos precios de medicamentos de EE UU a sus precios en otros países de altos ingresos, un cambio que las estimaciones del instituto de investigación de salud de PricewaterhouseCoopers LLP estima podría costar a cinco grandes fabricantes de medicamentos US$500 millones al año; el propio proyecto de ley de la Sra. Pelosi, que aprobó la Cámara de Diputados, permitiría al gobierno negociar los precios de algunos medicamentos costosos para el programa Medicare.

Una creciente brecha entre el Partido Republicano y los que desde hace mucho tiempo han sido aliados de la industria farmacéutica está sacudiendo la política farmacéutica, y por primera vez en una generación, algunos republicanos y demócratas se están poniendo de acuerdo para revisar la regulación de los precios de los medicamentos.

La mayoría de los legisladores republicanos todavía están del lado de PhRMA, la poderosa cámara de la industria farmacéutica. Las compañías farmacéuticas y PhRMA aún podrían descarrilar los esfuerzos de revisión, y los proyectos de ley sobre los precios de los medicamentos aún se están debatiendo sin que haya una indicación clara de si se aprobarán. Los cabilderos de la industria están preparados y las compañías farmacéuticas siguen siendo grandes donantes, tanto para los republicanos como para los demócratas.

En octubre, Trump dijo a una multitud de jubilados que no se sorprendería si el lobby de los medicamentos hubiera estado detrás del intento de destituirle (impeachment). “Estamos reduciendo el costo de los medicamentos recetados, enfrentándonos a las compañías farmacéuticas”, dijo en un evento en Florida. “Nos atacan por todas partes”.

La Sra. Pelosi, este mes, durante una conferencia de prensa donde le preguntaron por qué el Congreso no había aprobado un proyecto de ley de precios de medicamentos respondió: “Creo que PhRMA debe haber intervenido”.

Sin embargo, la avalancha de nuevas medidas y propuestas muestra que la industria ha perdido parte de su influencia en Washington. PhRMA una vez tuvo el poder para bloquear casi cualquier política. Cuando Barack Obama era presidente y los demócratas controlaban el Congreso, PhRMA derrotó todas las propuestas importantes para regular los precios de los medicamentos.

Ahora, el malestar de la población sobre los precios de los medicamentos, la reacción violenta por la crisis de los opioides, los errores de cálculo de la industria farmacéutica y sus cabilderos, y la ola populista que llevó a Trump a la presidencia, están debilitando los lazos que los republicanos han tenido con la industria y abriendo la puerta a la regulación.

En enero, Trump firmó un tratado de libre comercio que renovaba el antiguo tratado entre EE UU, México y Canadá (TLCAN) después de que el Congreso quitara un plan respaldado por PhRMA que extendía los años de exclusividad en el mercado de ciertos medicamentos de mayor venta.

Para PhRMA, ya no es suficiente decir simplemente no. “En el pasado, PhRMA tenía fama de sacar los tanques contra cada propuesta, independientemente de su impacto”, dice el director ejecutivo de PhRMA, Stephen Ubl. “Ahora estamos adoptando un enfoque más proactivo, tratamos de llegar a la mesa para ofrecer soluciones a los encargados de formular políticas que aborden los desafíos de asequibilidad para el paciente”.

Ubl explica que la industria farmacéutica podría estar abierta a un acuerdo que combine elementos de los proyectos de ley del senador Grassley, la presidenta de la Cámara de Representantes y demócrata, la Sra. Pelosi, y los republicanos de la esa Cámara, añadió: “hay disposiciones en los tres proyectos de ley que tienen apoyo bipartidista y podrían mejorar significativamente la asequibilidad para los pacientes sin incluir controles de precios”.

El año pasado, PhRMA retiró su resistencia a un proyecto de ley del senador Patrick Leahy (D., Vt.), después de algunos cambios, para comercializar medicamentos genéricos más rápidamente y competir con los medicamentos de marca. La propuesta se convirtió en ley en diciembre.

Preocupaciones por el costo de los medicamentos
Las encuestas muestran que, en general, los estadounidenses están contentos con su cobertura de atención médica, [Nota de Salud y Fármacos: esta es una afirmación bastante gratuita, el precio de los servicios hospitalarios es un gran problema, y no el único, incluso para personas que tienen seguros médicos. Algunos seguros tienen límites y copagos que pueden crear graves problemas económicos para las familias de la clase media], pero les preocupa el aumento de los costos

Los medicamentos de venta con receta son una herida abierta porque los consumidores generalmente ven la factura directamente. El gasto en medicamentos de venta con receta por parte de los ciudadanos y de los pagadores (aseguradoras) se ha incrementado a US$1.025 en 2017 desde US$819 en 2010, según un análisis de datos federales realizado por el Centro Peterson de Atención Médica y la Fundación Kaiser Family, aunque han disminuido algo desde entonces. Según una encuesta de Kaiser en octubre de 2019, casi ocho de cada 10 estadounidenses atribuyen el aumento de los costos de la atención médica a las ganancias de la industria farmacéutica.

La percepción pública de las compañías farmacéuticas es la más baja desde que Gallup comenzó a sondear sobre la percepción de las industrias en 2001. Escándalos como el de Martin Shkreli, CEO de “Pharma Bro”, que subió el precio de un medicamento de US$13,50 a US$750, también han incrementado el clamor contra las farmacéuticas. Las cadenas de hospitales, las compañías de seguros y los gerentes de beneficios de medicamentos de venta con receta se han unido para pedir una legislación que controle las ganancias de la industria farmacéutica.

Los políticos republicanos, muchos de ellos conservadores que creen en el libre mercado, están atrapados entre la oposición a la regulación y los electores enfadados por los inasequibles precios de los medicamentos. “Si voy a la iglesia y me aborda un partidario de Bernie Sanders (senador socialista) y un partidario de Donald Trump”, dice el senador Bill Cassidy (R., La.), gastroenterólogo hasta que se postuló al Congreso, “probablemente se trate de los precios de los medicamentos”,

En febrero pasado, durante una audiencia en el Senado, él y otros republicanos interrogaron a los CEO de siete compañías farmacéuticas sobre los precios. “Algo básico no funciona en nuestro sistema” si los ciudadanos de otros países pagan precios mucho más bajos por los medicamentos, dijo Cassidy a los ejecutivos.

Cassidy también dijo que los ejecutivos de las farmacéuticas necesitan incentivos financieros para invertir en la búsqueda de tratamientos innovadores, un punto en el que los ejecutivos insistieron durante la audiencia. El CEO de AbbVie Inc., Richard González, explicó que exigir a los fabricantes de medicamentos que igualen los precios en EE UU a los precios europeos significaría que su compañía no “podría invertir en I + D lo que está invirtiendo hoy día”.

Más tarde, Cassidy votó por el proyecto de ley de Grassley para limitar los precios de los medicamentos.

Fórmula simple
Durante mucho tiempo, la actuación de la industria farmacéutica en Washington se basó en una fórmula simple: mantener asegurado el apoyo de los legisladores republicanos mientras se gana el suficiente apoyo de los demócratas para bloquear los cambios de política. PhRMA, aseguraba sus victorias políticas gracias a sus abundantes recursos financieros, a un enorme número de cabilderos, y a demostrar que la industria farmacéutica es importante para la economía de EE UU.

El poder del lobbying de PhRMA es uno de los más fuertes en Washington. Cuenta con 47 firmas de cabildeo bajo contrato y 183 cabilderos registrados. Emplea abogados, economistas, estrategas políticos, encuestadores, asesores de medios y otros consultores. El presupuesto de la cámara de las farmacéuticas es el doble que el de las petroleras. Para presionar al Congreso, una división gasta decenas de millones al año para reclutar a médicos, personas mayores y pacientes que se han beneficiado de medicamentos.

Hasta ahora, en la campaña 2020, la industria ha donado US$7,5 millones a legisladores, principalmente a republicanos, según datos del Centro de Política Responsiva, una organización sin afiliación política.

En 2003, PhRMA persuadió al presidente George W. Bush y al Congreso, controlado por los republicanos, para que aprobara una ley que permite que millones de personas de la tercera edad tengan acceso a medicamentos recetados a través de Medicare. La ley prohibió al gobierno negociar los precios que Medicare paga por ellos.

En 2010 hubo casi una escisión con los republicanos cuando la industria apoyó la Ley de Asistencia Asequible de Obama después de que los demócratas abandonaran sus esfuerzos por limitar los precios de los medicamentos.

Los ejecutivos farmacéuticos comenzaron a sentir una disminución de su fuerza política hacia 2015. Los ciudadanos se quejaban del aumento de los precios de los medicamentos que requieren receta y Shkreli estaba en los titulares. La industria temía que las elecciones presidenciales de 2016 fueran para Hillary Clinton, quien pidió eliminar la “manipulación de precios” de las compañías farmacéuticas y dejar que el gobierno negocie precios más bajos para las personas de la tercera edad.

PhRMA cambió la estrategia a fines de 2015, contratando al Sr. Ubl como CEO. Prometió deshacerse de la temible reputación del lobby y trabajar con los demócratas y otros en políticas que la industria podría apoyar.

El Sr. Ubl enfrentó algunas diferencias filosóficas después de contratar a una de las figuras más formidables de la industria, Rodger Currie. El Sr. Currie, cabildero de PhRMA en la década de 2000 y lo dejo para ir a trabajar a Amgen, había dirigido varios de los esfuerzos de cabildeo más exitosos de la industria. Es una figura reconocida y dominante que se ofrece como voluntario para la policía de Washington D.C. y, a veces, conduce la caravana del Sr. Trump por el centro de Washington en su motocicleta Harley-Davidson.

Al cabildear, el Sr. Currie creía más en la fuerza que en la negociación. El Sr. Ubl buscó limpiar la imagen de la industria y presentar a las compañías farmacéuticas como innovadoras de medicamentos.

En 2016, las compañías farmacéuticas acordaron duplicar sus cuotas para PhRMA y financiar una campaña publicitaria de aproximadamente US$100 millones para promocionar los beneficios curativos de sus productos. Ubl expulsó de PhRMA a casi dos docenas de empresas farmacéuticas que la asociación decidió que no estaban gastando lo suficiente en investigación.

El presupuesto de PhRMA aumentó a US$456 millones en 2017 de US$271 millones en 2016, según muestran los registros de impuestos. Eso la convirtió en la mayor cámara industrial de EE UU, el doble que el de la Cámara de Comercio de EE UU.

Los farmacéuticos se sintieron aliviados cuando Trump ganó las elecciones, pero no por mucho tiempo. En una conferencia de prensa una semana antes de su toma de posesión, dijo que las compañías farmacéuticas “podían matar y no les pasaba nada” al no querer negociar con el gobierno para bajar los precios de los medicamentos para los beneficiarios de Medicare.

Tras reunirse con representantes farmacéuticos unas semanas más tarde, en 2017, invirtió el rumbo y equiparó la intervención del gobierno con la “fijación de precios”. Bajar los precios de los medicamentos “sigue siendo una prioridad” para Trump, dice un portavoz de la Casa Blanca.

Ese año, PhRMA donó US$2,5 millones a America First Policies, una organización sin fines de lucro que los aliados de Trump crearon para promover su agenda. El grupo declinó hacer comentarios. Y las farmacéuticas se animaron cuando Trump nombró a varios ex ejecutivos de la industria para puestos altos en su administración, incluyendo Alex Azar, quien era CEO de Eli Lilly, EE UU, para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos.

Una factura de US$11.000 millones
Un episodio en 2018 mostró que el enfoque de línea dura de PhRMA estaba fallando. Los legisladores republicanos que escribieron el presupuesto del gobierno enfrentaban un déficit para el gasto de Medicare y querían que las compañías farmacéuticas ayudaran a cubrir la brecha.

Los asistentes de Paul Ryan, republicano y entonces presidente de la Cámara de Representantes, no compartieron los detalles con PhRMA porque temían que el Sr. Currie presionaría para matar el plan, dicen personas familiarizadas con el episodio. Cuando se dio a conocer el proyecto del presupuesto, PhRMA se enteró de que el Congreso requería que las compañías farmacéuticas pagaran US$7.000 millones.

Currie se puso furioso y culpó al ayudante de salud de Ryan por no trasmitir la información a la industria, dicen las personas familiarizadas con el episodio. Currie les dijo a otros cabilderos que el asistente había mentido a PhRMA. La noticia de la afirmación del Sr. Currie llegó a los funcionarios de la oficina del Congreso de Ryan, quién defendió a su ayudante de salud entre los cabilderos de la industria farmacéutica, dicen algunas de las personas.

Para empeorar las cosas, el Congreso se equivocó al calcular los pagos de las compañías farmacéuticas. Como no le mostraron la disposición a PhRMA antes de la presentación del proyecto de ley, nadie captó el error, dicen PhRMA y la oficina del Sr. Ryan, lo que resultó en una factura de US$11.000 millones en lugar de US$7.000 millones.

La oficina del Sr. Ryan reconoció el error y acordó tratar de arreglarlo, pero era demasiado tarde, dicen las personas familiarizadas con el episodio. El Congreso aprobó el proyecto de ley. El Sr. Currie dejó PhRMA el año pasado para unirse a una nueva empresa de detección de cáncer.

Otros problemas surgieron después de que Grassley asumió el control del Comité de Finanzas del Senado a principios de 2019 y comenzó un esfuerzo para redactar una legislación bipartidista sobre los precios de los medicamentos. Rick Scott, de Florida, y otros siete senadores republicanos enviaron una carta a PhRMA en junio pidiendo soluciones a “los elevados precios de los medicamentos”. Cuando PhRMA escribió en julio, el Sr. Scott tuiteó que la respuesta “no proporciona una sola respuesta a nuestras preguntas. Eso es inaceptable”.

La oficina del Sr. Scott dice que PhRMA “todavía no puede encontrar una sola solución o idea. Es triste, pero no sorprendente”. El Sr. Ubl de PhRMA dice que el grupo “ha ofrecido una serie de soluciones concretas que reducirían lo que los pacientes pagan en el mostrador de la farmacia”.

La administración Trump anunció un plan en mayo para exigir a las compañías farmacéuticas que divulguen los precios de lista de los medicamentos que se anunciaban por TV. Un mes después, Amgen Inc., Merck & Co. y Eli Lilly pusieron un juicio para bloquear la demanda de Trump. Cuando una corte federal en julio falló a su favor, Trump se molestó y dijo a sus los asesores de atención médica que aceleraran el trabajo sobre una medida que permita a los consumidores estadounidenses pagar lo mismo por los medicamentos que los ciudadanos de otros países, dice una persona familiarizada con el tema. PhRMA creó un sitio web para divulgar los precios de lista de sus medicamentos.

Otras propuestas de la Casa Blanca están ahora en proceso, ya que Trump se enfoca en mover el proyecto de ley de Grassley. “Se están considerando muchas disposiciones excelentes en Capitol Hill, incluyendo Grassley-Wyden, que es un enfoque bipartidista genuino”, dice el portavoz de la Casa Blanca.

La legislación ha atraído cierto apoyo republicano, y la Cámara controlada por los demócratas aprobó su propio plan el año pasado. Las perspectivas del proyecto de ley del Senado Grassley son inciertas: ponerlo a votación depende de McConnell, un campeón de la industria desde hace mucho tiempo. No ha programado la propuesta de ley Grassley para su votación.

En su discurso sobre el estado de la Unión este mes, Trump pidió una legislación sobre precios de los medicamentos. “Preparen un proyecto de ley y lo firmaré inmediatamente”.

creado el 4 de Diciembre de 2020