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Agencias Reguladoras

EE UU

Creyente en la biotecnología y el big data: cómo Ned Sharpless saltó a la cima de la FDA (A believer in biotech and big data: How Ned Sharpless vaulted to the top of the FDA)
Facher L, Sheridian K
Statnews, 14 de marzo de 2019
https://www.statnews.com/2019/03/14/ned-sharpless-vaulted-to-the-top-of-fda/
Traducido por Salud y Fármacos

Casi inmediatamente después de comenzar su trabajo diurno en Bethesda, Maryland, como el investigador principal de cáncer de la nación, Ned Sharpless incluyó un desvío semanal de aproximadamente 7 millas en su rutina: una parada en el campus de la FDA para un partido de baloncesto.

Ya sea que la búsqueda de esa actividad social fuera intencional o no, Sharpless pronto empezaría a pasar mucho más tiempo con los oncólogos de la FDA que una vez le rompieron el dedo. Cuando Scott Gottlieb se retire tras un mandato de casi dos años, Sharpless tomará el mando de esa agencia, al menos a corto plazo.

El anuncio de la administración Trump de que Sharpless se convertirá en comisionado de la FDA ha emocionado a sus colegas de larga data y ofrece continuidad, aunque no popularidad, para los intereses de las tabacaleras y farmacéuticas que regulará.

Sharpless, un médico especializado en cáncer y veterano investigador que ha fundado dos compañías de biotecnología es considerado como un posible candidato para liderar la agencia no solo en cuanto salga Gottlieb, sino también para dirigirla a largo plazo, lo que aporta a la administración Trump un jefe popular, no excéntrico, para la FDA. Y en una serie de entrevistas con STAT, sus antiguos colaboradores y la gente con la que ahora trabaja mencionaron la amplitud de su experiencia: desde los más de 150 trabajos académicos publicados que llevan su nombre hasta los US$105 millones que G1 Therapeutics, una compañía cofundada por Sharpless, recaudó en 2017, mientras desarrollaba trilaciclib, el medicamento para el cáncer de pulmón y mama.

Gottlieb and Trump describieron a Sharpless, de 52 años, como alguien muy apropiado para liderar una de las agencias federales más estables de la administración Trump, supervisar una industria farmacéutica con la que ha trabajado anteriormente, y seguir ajustando la regulación del tabaco y los cigarrillos electrónicos.

Sharpless, dijo Karen Knudsen, directora del Sidney Kimmel Cancer Center de la Universidad de Jefferson, es “accesible, objetivo y con múltiples talentos”.

Knudsen dijo que, incluso en medio de la sociedad informal de directores de centros de cáncer designados por el National Cancer Institute (NCI) – Sharpless previamente dirigió el Lineberger Comprehensive Cancer Center de la Universidad de Carolina del Norte- destaca por sus conexiones con la industria.

“Su competencia adicional son las relaciones que tiene con las compañías farmacéuticas y su trayectoria en llevar moléculas desde el laboratorio a los pacientes”, dijo. “Eso es realmente único: trabajando con la industria todos hemos adquirido bastante experiencia transformando los compuestos desarrollados en nuestros propios centros en medicamentos que se someten a aprobación por la FDA. No todos los directores han organizado una empresa”.

Aún menos han fundado dos. La segunda compañía que Sharpless ayudó a constituir es Sapere Bio, también con sede en Carolina del Norte. Siguiendo con su interés en investigar la relación entre el envejecimiento y el cáncer, la compañía está desarrollando una prueba diagnóstica para medir la “edad molecular” de un paciente.

“Una de las cosas que hizo que la Casa Blanca se fijara en mi fue que, además de trabajar en investigación y ser director de un centro de cáncer, trabajé en la comercialización de ideas, desde un laboratorio de ciencias básicas hasta un ensayo de Fase 2”, dijo Sharpless en una entrevista con STAT el año pasado, refiriéndose a su nombramiento en el NCI.

Según los registros públicos, la fundación de esas empresas podría haber dado sus frutos. Sharpless informó haber vendido más de 400.000 acciones de G1 Therapeutics en octubre de 2017, que en ese momento valían más de US$9 millones. (Las ganancias de Sharpless son difíciles de medir, ya que el precio que pagó por esas acciones no es público).

Recientemente, Sharpless ayudó al NCI a supervisar los comienzos de una asociación de cinco años y US$215 millones con 11 fabricantes farmacéuticos para desarrollar nuevas inmunoterapias contra el cáncer.

La mayoría de los ensayos clínicos para tratamientos contra el cáncer “en realidad los paga la industria”, dijo recientemente Sharpless en el podcast de la Sociedad Americana de Oncología Clínica.

“La industria farmacéutica gasta cantidades enormes en ensayos clínicos, y desde mi punto de vista, eso es genial”, dijo. “Si la industria paga los ensayos para desarrollar terapias para pacientes con cáncer, todo esto que se ahorra el NCI para responder esas mismas preguntas”.

En la misma entrevista, Sharpless notó que había sido testigo tanto de los éxitos como de los fracasos de los tratamientos contra el cáncer en su vida personal y profesional. Su padre murió de cáncer; sus dos hermanas son sobrevivientes de cáncer.

Más allá de su historial en biotecnología, Sharpless ha dejado claro en numerosas declaraciones públicas que está de acuerdo con la misión de la FDA, incluso más allá de los juegos de baloncesto semanales con el personal de oncología de la FDA, uno de los cuales dejó a Sharpless con un dedo anular púrpura, bulboso, forzándolo a usar su anillo de matrimonio en la mano derecha por algún tiempo.

El año pasado Gottlieb, en un evento organizado por el Washington Post con Sharpless, promocionó su asociación con Sharpless y destacó que la FDA y el NCI estaban trabajando juntos “probablemente más estrechamente que nunca”.

Al recordar el incidente del baloncesto, Gottlieb se disculpó por el hueso roto. La respuesta de Sharpless: “La FDA fue sorprendentemente agresiva”.

Más allá del baloncesto, Sharpless se conoce por creer en el poder de las grandes bases de datos para acelerar el descubrimiento de fármacos mediante, entre otras cosas, la racionalización de los ensayos clínicos y la mejora de la atención al paciente: En 2014, ofreció a Lineberger como uno de los primeros centros de cáncer para probar IBM Watson for Genomics, el ahora controvertido sistema de inteligencia artificial diseñado para ayudar a los médicos a identificar mutaciones potencialmente cancerígenas sobre las que se pueda actuar y sugerir tratamientos. (El estudio finalizó a principios de 2017, Lineberger dejó de usar Watson y la tecnología nunca se convirtió en parte de la práctica clínica habitual de su centro).

“En la FDA espero que trabaje en los mismos problemas en que trabajo [Gottlieb], especialmente en vaping [Nota SyF: vapear, en este caso se refiere a los cigarrillos electrónicos]”, dijo el Dr. Ronald DePinho, investigador del MD Anderson Cancer Center en Houston y supervisor postdoctoral de Sharpless en el Dana-Farber Instituto del cáncer. “Ned tomaría las riendas de esa batalla. Lo veo presionando para sofocar la crisis de los opioides. Lo veo presionando para que los pacientes tengan acceso a medicamentos nuevos “.

La noticia de que Sharpless actuaría como director interino hizo bajar bruscamente las acciones de Altria, la empresa matriz del fabricante de tabaco Philip Morris, que tiene el 35% de la compañía de cigarrillos electrónicos Juul.

Sharpless, de hecho, tiene profundas raíces en el estado que produce la mayor cantidad de tabaco. Tiene su licenciatura en matemáticas de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, donde asistió a la escuela de medicina y, finalmente, se convirtió en director del Centro Lineberger.

La familia Sharpless cuenta con tres generaciones de médicos de Tar Heel. Sus padres estudiaron en la Universidad de North Carolina, y en una foto, su madre, Martha, se destaca entre las dos mujeres de la escuela de medicina de la clase de 1959. Sharpless regresó al campus para la ceremonia de bata blanca de su sobrina en septiembre.

Al igual que su marido, Julie Sharpless también es médica de segunda generación. Ambos estaban en Boston haciendo sus residencias e internados; se formó como endocrinóloga después de graduarse de Harvard y Yale. Los dos se casaron en 1996, justo cuando Ned estaba terminando su residencia.

Ahora, sin hijos en casa, Sharpless se conoce por los desplazamientos en metro desde el vecindario de Woodley Park al noroeste de Washington hasta el campus de los Institutos Nacionales de la Salud en Bethesda y, en su tiempo libre, se la puede ver corriendo a lo largo de la red de senderos boscosos de Washington.

Los colegas de UNC describen a Sharpless como “Típico de Carolina “: leal a los amigos, modesto y decidido a hacer algo que valga la pena en el mundo. Hace dos semanas, incluso regresó a Chapel Hill para asistir a la defensa de la tesis doctoral de un exalumno. Él y su esposa siguen siendo dueños de la casa que tienen desde hace mucho tiempo a pocos kilómetros de la universidad.

Incluso cuando documentó públicamente su esfuerzo por solicitar becas durante los últimos años, la cerveza estilo Kolsch que había en su escritorio era de una cervecería de Carolina del Norte. (Dos días después, cuando Sharpless regresó para documentar su progreso, la cerveza había sido sustituida por un café y los pretzels por una bolsa de Cheddar Goldfish de tamaño jumbo).

“Una cosa sobre Ned es que es un tipo extremadamente optimista y positivo”, dijo Candace Johnson, presidente y CEO de Roswell Park Comprehensive Cancer Center en Buffalo, Nueva York. “Cae bien a todos los que lo conocen”. Es un chico con el que te gustaría tomar una cerveza. Es realista”.

Si bien es tolerante y en general la gente confía en él para dirigir una agencia que, al menos en teoría, es apolítica, Sharpless no parece compartir completamente las opiniones políticas de su futuro supervisor, el secretario de salud Alex Azar y el presidente Trump. Ha donado a candidatos demócratas durante años: a Barack Obama, al senador demócrata Kay Hagan y a otros candidatos demócratas para cargos en todo el estado.

Hasta mayo pasado, Sharpless dijo que no se había reunido con el presidente Trump.

Si Sharpless es nominado como comisionado de la FDA a tiempo completo, deberá ser confirmado por un Senado controlado por los republicanos, un proceso que no se requiere para los directores del NCI y uno que podría complicarse por sus inclinaciones aparentemente demócratas.

El senador que más se opuso a Gottlieb podría plantear un problema: Richard Burr, un republicano del estado natal de Sharpless en Carolina del Norte. Burr se opuso a los elementos principales de la lucha de Gottlieb contra la nicotina, que parece que Sharpless continuará.

Sharpless donó a uno de los rivales de Burr en las elecciones de 2010, y le dio US$250 a Cal Cunningham, un candidato que se presentó sin éxito a la primaria demócrata.

Si se nombrara formalmente a Sharpless, y si lograra superar los obstáculos políticos que le aguardan, tendría la oportunidad de convertirse en la próxima figura unificadora de la política de salud del gobierno de Trump, un papel que Gottlieb apreció rápidamente.

creado el 4 de Diciembre de 2020