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PRESCRIPCIÓN, FARMACIA y UTILIZACIÓN

Prescripción

Cáncer. Quimioterapia paliativa: un oxímoron
NoGracias, 10 de marzo de 2014
http://www.nogracias.eu/2014/03/10/quimioterapia-paliativa-un-oximoron/

Oxímoron es una figura literaria que une dos conceptos contradictorios en una sola expresión y que genera un tercer concepto absurdo. En poesía y literatura fuerza al lector a comprender el sentido metafórico de la expresión: por ejemplo, un instante eterno. En oncología, el oxímoron que significa la unión de estas dos palabras, quimioterapia y paliativa, no tiene ninguna virtud metafórica sino unas consecuencias bien reales. La quimioterapia es un tratamiento activo, con importantes efectos secundarios y que además, según un reciente artículo del BMJ [1], desencadena una serie de decisiones clínicas que nada tienen que ver con la filosofía de los cuidados paliativos ya que son agresivas, producen sufrimiento, ignoran las preferencias de los pacientes y conducen finalmente a una muerte intervenida, a una muerte expropiada.

Ya hemos hablado aquí de los nuevos tratamientos antineoplásicos (http://www.nogracias.eu/2012/02/25/la-muerte-espera-mientras-el-cancer-nos-devora/), de sus desorbitados precios en relación con su efectividad y de la baja calidad de los ensayos clínicos que los avalan. También hemos comentado una muy interesante iniciativa del Sloan Center (http://www.nogracias.eu/2012/11/10/si-el-gobierno-no-lo-hace-que-lo-hagan-los-profesionales/), uno de los hospitales oncológicos más reputados del mundo que, por decisión profesional, decidió establecer una moratoria a la compra de antineoplásicos debido a sus precios absolutamente descabellados.

La oncología es una de las especialidades que como la psiquiatría parecen fuera de control. La industria farmacéutica ha encontrado, como con los problemas emocionales, un importantísimo nicho de mercado que, en este caso, a diferencia de la psiquiatría, no se basa en la ambigüedad de las categorías diagnósticas sino en la desesperación del que ve cerca la muerte.

Peter Gøtzsche, director del Centro Nórdico Cochrane en su libro “Dealdly medicines and organides crime: How Big Pharma has corrupted halth care” cuenta como la investigación oncológica está basada fundamentalmente en variables intermedias o subrrogadas: “Los pacientes pueden estar sufriendo o morir mientras su variables subrrogadas mejoran”. Además, debido a la des-regulación a la que está sometida el área, en nombre de la urgencia y la gravedad de las enfermedades, la mayoría de los antineoplásicos se introducen en el mercado con una mínima comprobación de su efectividad [2]: de 27 indicaciones diferentes aprobadas en Europa, la documentación clínica que la justificaba consistía en pequeños estudios de un solo brazo en ocho casos. El número total de pacientes no superaba los 240 de media y en la mitad de los casos solamente evaluaban variables subrrogadas como la remisión parcial o total del tumor. Los estudios que medían la supervivencia, no aportaban más de 1 mes de prolongación de vida. Sin embargo, el costo de 12 nuevos antineoplásicos aprobados en Europa entre 1995 y el 2000, sin aportar ninguna mejora significativa, era 350 veces más caro que los más antiguos.

En el estudio del BMJ que justifica el título de la entrada, “Associations between palliative chemotherapy and adult cancer patients’ end of life care and place of death: prospective cohort study” los autores miden el grado de asociación entre la utilización de quimioterapia paliativa y variables utilizadas comunmente para evaluar la calidad de los cuidados al final de la vida. Los resultados son realmente duros.

Los pacientes tratados con quimioterapia paliativa tuvieron tasas más altas de reanimación cardiopulmonar, ventilación mecánica o ambos en la última semana de vida. Además fueron derivados a centros de cuidados paliativos de manera más tardía que el grupo control y sin que se encontraran diferencias en la supervivencia. Los pacientes que recibieron quimioterapia paliativa murieron con más frecuencia en una unidad de cuidados intensivos y tuvieron muchas menos probabilidades de morir en sus casas o donde les hubiera gustado que los pacientes que no la recibieron.

Los autores concluyen: “Nuestros resultados sugieren que un menor uso de la quimioterapia paliativa entre los pacientes con una esperanza de vida de seis meses o menos puede reducir la utilización de cuidados intensivos al final de la vida y un acceso más precoz a los servicios de cuidados paliativos, mejorando así la calidad de la atención al final de la vida de los pacientes con cáncer avanzado”

En el editorial del mismo número [3], el autor escribe: “Para todos los pacientes, es el momento de aclarar el alcance de los posibles daños”.

Como diría Des Spencer, la quimioterapia paliativa es mala medicina.

Referencias

  1. Wright AA et al. Associations between palliative chemotherapy and adult cancer patients’ end of life care and place of death: prospective cohort study. BMJ 2014; 348 :g1219 doi: http://dx.doi.org/10.1136/bmj.g1219 (Published 4 March 2014)
  2. Apolone et al. Ten years of marketing approvals of anticancer drugs in Europe: regulatory policy and guidance documents need to find a balance between different pressures. Br J Cancer. 2005 Sep 5;93(5):504-9. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16136026
  3. Chemotherapy near the end of life. BMJ 2014; 348:g1529 doi: http://dx.doi.org/10.1136/bmj.g1529 (Published 4 March 2014)
creado el 25 de Junio de 2014