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La selección de nuevo director ejecutivo para ONUSIDA genera preguntas importantes sobre el objetivo de la agencia (Selection of new UNAIDS executive director raises larger questions about agency’s purpose & direction)
Elaine Ruth Fletcher
Health Policy Watch, 26 de junio de 2019
https://www.healthpolicy-watch.org/selection-of-new-unaids-executive-director-raises-larger-questions-about-agencys-purpose-direction/
Traducido por Salud y Fármacos

La selección delicada y a puerta cerrada del nuevo Director Ejecutivo de ONUSIDA ha provocado un ruidoso debate en las redes sociales entre varias personas destacadas en la salud global, que han cuestionado si una burocracia separada para una enfermedad, fundada en el momento más crítico de la epidemia de SIDA, se puede justificar hoy, cuando se avecinan mayores amenazas para la salud mundial.

Las enfermedades no transmisibles ahora representan la mayor parte de la carga de la enfermedad, incluso en los países en desarrollo, dicen los críticos, pero la organización actual de la salud mundial asigna pocos recursos a esas enormes necesidades.

En lugar de permanecer en silos de enfermedades, dicen, las instituciones de salud global deberían estar impulsando a los países hacia sistemas más completos de cobertura universal de salud, que es un enfoque estratégico clave de la comunidad de salud global.

El debate informal pero muy público en las redes sociales sobre el futuro de la agencia se reafirmó cuando la Junta Coordinadora del Programa (PCB) de ONUSIDA se reunió esta semana; se esperaba que de una lista corta de 5 candidatos la Junta emitiera su recomendación sobre un nuevo Director Ejecutivo antes del viernes.

Aunque ONUSIDA dijo que no revelaría formalmente los nombres de los candidatos para proteger su confidencialidad, las fuentes dijeron a Health Policy Watch que la lista corta incluía solo a una mujer, Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de Oxfam, así como cuatro hombres: Sani Aliyu, Director General de la Agencia Nacional de Nigeria para el Control del SIDA (NACA); Salim Abdool Karim, Director del Centro para el Programa de Investigación sobre el SIDA (CAPRISA), Sudáfrica; Chris Beyrer, profesor de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg; y Bernard Haufiku, ex Ministro de Salud y Servicios Sociales de Namibia.

La Junta Coordinadora hará su recomendación al Comité de Organizaciones Copatrocinadoras de la Agencia, que incluye 10 agencias de la ONU, el Banco Mundial y la secretaría de ONUSIDA. Después de eso, las organizaciones copatrocinadoras proporcionarán su recomendación consensuada al Secretario General de la ONU, quien hará el nombramiento final.

El equilibrio de género en la lista de candidatos se presenta como otro tema de fondo a la luz de los escándalos de acoso sexual que recientemente han ensombrecido a la agencia y a su ex Director Ejecutivo, Michel Sidibé.

En mayo, Sidibé dejó ONUSIDA y asumió el cargo de Ministro de Salud de Malí, después de un año tumultuoso en el que manifestantes hicieron piquetes en la sede de la agencia en Ginebra y una revisión independiente encontró que el Director Ejecutivo había creado una “cultura patriarcal” que toleraba el acoso y el abuso de autoridad.

Debate sobre el propósito y la dirección de la agencia
Pero el debate que surgió ayer en las redes sociales fue más allá del legado del escándalo de acoso sexual, o los pros o los contras de los procesos de selección de candidatos, para considerar el papel más importante que el ONUSIDA debería o podría desempeñar en el cambiante panorama mundial de la salud.

Lo empezó Robert Yates, director del Universal Health Coverage Policy Forum del Centre on Global Health Security, un grupo independiente de expertos con sede en Chatham House (Reino Unido), en una publicación de Twitter, afirmando que las cualidades más importantes del nuevo Director Ejecutivo de ONUSIDA deberían ser: “Valor y capacidad para liquidar la organización e integrarla en la OMS”.

Yates continuó diciendo que “los 10 (¿o 100?) millones de dólares necesarios para financiar una burocracia de la ONU podrían utilizarse de manera más eficiente y equitativa para combatir el VIH a través de otras agencias”.

Anthony Costello, ex alto funcionario de la OMS hizo rápidamente eco a los comentarios de Yates, y preguntó: “¿Por qué necesitamos un ONUSIDA separado de la OMS que está a 100 yardas, al otro lado de la carretera? ¿Y a 600 yardas del Fondo Mundial? ¿Por qué no fusionar los tres… con un fondo global operativo para la salud que responda a la Asamblea Mundial de la Salud?

Otros críticos señalaron que, si bien el 60% o más de las personas VIH positivas en África están recibiendo tratamiento, en el continente, el acceso al tratamiento de enfermedades no transmisibles, como diabetes e hipertensión, es inferior al 5%.

En una entrevista con Health Policy Watch, Yates dijo que las respuestas generalmente positivas que habían recibido sus comentarios indicaban que no estaba solo al cuestionar la dirección futura de la institución o su existencia.

Señaló que ONUSIDA se fundó en el momento más crítico de la epidemia del SIDA y en la era de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de la ONU. En términos de salud, los ODM se centraron en gran medida en combatir tres grandes enfermedades, la tuberculosis (TB), el VIH / SIDA y la malaria, así como en mejorar la salud materna e infantil.

“Se registraron enormes éxitos en esas áreas”, observó, y particularmente para el VIH / SIDA, señaló, donde el tratamiento antirretroviral se hizo ampliamente disponible, y las estrategias preventivas mejoraron en gran medida, lo que condujo a una fuerte disminución mundial de la transmisión e incidencia del VIH / SIDA.

Mientras tanto, la carga proporcional de enfermedades no transmisibles como derrames cerebrales, ataques cardíacos, diabetes y enfermedades pulmonares se disparó, dijo, y se convirtió en la principal causa de muertes prematuras en muchos países de bajos y medianos ingresos, junto con los de altos ingresos. Sin embargo, el acceso a los tratamientos para estos problemas de salud sigo siendo inasequible para los pobres de muchas partes del mundo.

“Dada la situación que enfrentamos en 2019, con el tremendo progreso que se ha logrado en el tratamiento del VIH ¿Es realmente apropiado tener una agencia de la ONU dedicada a una enfermedad, especialmente cuando todo el enfoque en este momento es la cobertura de salud universal ¿No es más audaz que todos accedan a los servicios de salud que necesitan sin dificultades financieras indebidas?”, preguntó Yates.

“Necesitamos obtener los máximos beneficios para la salud con los recursos que tenemos”, agregó. “Si Ud. puede reducir la burocracia que tienen las agencias individuales, los representantes de los países, la infraestructura y gastos generales de las sedes, que son altos, entonces ¿No podrían gastarse mejor [estos fondos] en servicios directos a través de la OMS para promover su objetivo de ofrecer cobertura universal de salud? Es hora de cuestionar las asignaciones generales de recursos y quizás la arquitectura e instituciones que existen en la salud global”, dijo.

“Existe un gran, gran peligro de que nos fragmentemos mucho, que tengamos silos de enfermedades. Eso reduce los recursos [y] aumenta la competencia”, dijo, y señaló que” hay mucho que decir para racionalizar lo que hacemos, racionalizar el número de instituciones a nivel global, cuando la cobertura universal de salud es lo más importante”.

“No estoy desestimando el trabajo o menospreciando el problema [del Sida], sino simplemente analizando racionalmente el uso de los recursos”, enfatizó. “Se necesitaría un líder valiente para decir que nuestra institución ha hecho cosas maravillosas, pero podría ser mejor ahora terminar y poner todos estos recursos en otras agencias. Eso es difícil pero es lo que muchos de nosotros que trabajamos en el desarrollo internacional deberíamos estar haciendo, no solo en salud sino en otras áreas”.

ONUSIDA: “Único” entre las agencias de la ONU
El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) creó ONUSIDA en 1996, en medio de la creciente preocupación mundial por la expansión de la epidemia de VIH / SIDA y el gran número de muertes: en 1995, casi 17,9 millones de personas vivían con VIH en todo el mundo, y casi 3,6 millones de personas habían muerto de SIDA desde el comienzo de la epidemia, según la publicación ‘ONUSIDA: los Primeros 10 años’.

Como único programa copatrocinado del sistema de las Naciones Unidas, ONUSIDA coordina los esfuerzos de sus 11 organizaciones copatrocinadoras de la ONU, incluidos ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, ONUDD, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y el Banco Mundial – para terminar con la epidemia de VIH / SIDA.

Con oficinas en 70 países y el 70% de su personal en el campo, el secretariado de ONUSIDA tenía un presupuesto en 2018 de US$140 millones, mientras que el presupuesto para todo el programa conjunto en 2018 fue de US$242 millones.

En el momento de su fundación a mediados de los años 90, cuando la epidemia del VIH / SIDA ganó fuerza, “solo un programa especial del sistema de las Naciones Unidas … [se consideró] capaz de orquestar una respuesta global a la epidemia de rápido crecimiento de una enfermedad temida y estigmatizada, cuyas raíces y ramificaciones se extienden a prácticamente todos los aspectos de la sociedad”, dijeron las organizaciones copatrocinadoras de la nueva agencia en su informe de 1995 al United Nations Economic and Social Council (ECOSOC).

Los copatrocinadores también subrayaron que se necesitaba un programa especial de la ONU no solo por la “urgencia y magnitud” de la epidemia de VIH / SIDA, sino “por sus complejas raíces socioeconómicas y culturales, por la negación y la complacencia que aún rodea al VIH y los comportamientos ocultos o tabúes a través de los cuales se propaga, [y] debido a la discriminación y las violaciones de los derechos humanos que enfrentan las personas afectadas”.

ONUSIDA se rige a través de su Junta de Coordinación del Programa (PCB), que incluye 22 estados miembros, 5 representantes de ONGs y los 11 copatrocinadores de ONUSIDA. Aunque a veces es criticada por reunirse a puerta cerrada, ONUSIDA es, de hecho, la única organización de las Naciones Unidas que tiene representación de la sociedad civil en su órgano rector.

A pesar de la sombra proyectada por los recientes escándalos de acoso sexual, también se podría decir que ONUSIDA también se ha convertido en víctima de su propio éxito.

“Un mundo sin SIDA era casi inimaginable cuando la Asamblea General celebró su primera sesión especial sobre la epidemia hace 18 años”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en su informe de abril de 2019 sobre el progreso en la eliminación de la epidemia de SIDA durante la última década.

“Desde entonces”, dijo, “la determinación global de derrotar una de las mayores crisis de salud de la historia ha avanzado notablemente”. Mientras que en 2017 el número total de personas que viven con el VIH fue de 36,9 millones a nivel mundial, el informe señaló que durante los últimos 10 años, el número de personas que viven con VIH y tienen acceso al tratamiento aumentó en 5,5 veces, llegando a 21,7 millones.

Representando tanto el éxito de los esfuerzos recientes como de los desafíos que se avecinan, Guterres informó que a fines de 2017, aproximadamente el 75% de los que viven con VIH conocían su estado, el 79% de ellos accedía al tratamiento y el 81% de los que estaban en tratamiento habían suprimido las cargas virales.

Según el sitio web de ONUSIDA, la organización es única entre las agencias de la ONU, ya que “coloca a las personas que viven con el VIH y las personas afectadas por el virus en la mesa de toma de decisiones, y tienen un papel central en el diseño, entrega y monitoreo de la respuesta al SIDA”.

“ONUSIDA”, dice, “ha ayudado a posicionar, moldear y ampliar la respuesta al VIH como ninguna otra organización, alentando el diálogo y atrayendo a comunidades que han quedado fuera de la toma de decisiones”.

“Sin ONUSIDA”, dice el sitio web, “los derechos humanos de las personas que viven con el VIH no habrían progresado de igual forma y la voz de la sociedad civil se escucharía con mucha menos frecuencia”.

En respuesta a una solicitud de comentarios de Health Policy Watch, el portavoz de ONUSIDA, Michael Hollingdale, dijo: “ONUSIDA es un programa conjunto que reúne a 11 organizaciones de la ONU. Una respuesta eficaz al Sida debe ser multisectorial y ONUSIDA desempeña un papel vital para garantizar que todas las personas afectadas por el Sida tengan acceso a servicios que salvan vidas y se protejan sus derechos. Para lograr los objetivos de desarrollo sostenible de poner fin a la epidemia del Sida, debemos fortalecer a ONUSIDA. Queda mucho trabajo por hacer y, como programa conjunto, confiamos en que al reunir todas nuestras fortalezas y activos podamos ofrecer resultados para las personas a las que servimos”.

Con respecto a la naturaleza a puerta cerrada del proceso de selección de candidatos, Hollingdale dijo que la Junta Coordinadora del Programa había decidido seguir un proceso similar al utilizado en 2008 para seleccionar al director ejecutivo anterior [Sidibé], y se consideró que era importante proteger la “confidencialidad de los candidatos todo lo que fuera posible”.

“Los miembros de la Junta tienen la posibilidad de expresar puntos de vista sobre los diferentes candidatos”, dijo Hollingdale. “Posteriormente, el Comité de Organizaciones Copatrocinadoras, bajo el liderazgo de la Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem, proporcionará su recomendación consensuada al Secretario General de la ONU, quien designará al Director Ejecutivo. Todavía quedan varios pasos en el proceso, lo que refuerza la necesidad de proteger la confidencialidad de los candidatos”. También señaló que los plazos y materiales sobre el proceso de selección de los candidatos se publican en el sitio web de la agencia.

creado el 4 de Diciembre de 2020