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PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN

Investigaciones

Vitamina D: ¿causa o efecto?
NPS MedicineWise, 11 de febrero de 2014
http://www.nps.org.au/health-professionals/health-news-evidence/2014/vitamin-d-cause-effect
Traducido por Salud y Fármacos

Resumen
El déficit de vitamina D se ha asociado a un sinfín de trastornos incluyendo enfermedades cardiovasculares, demencia y cáncer. Sin embargo todavía no está claro que esta relación sea de tipo causal, de manera que los estudios que han estudiado la relación causa-efecto entre la vitamina D y ciertas enfermedades, han obtenido resultados contradictorios.

Dos nuevas revisiones analizaron datos provenientes de más de 400 estudios y han concluido que es muy escasa la evidencia de que los suplementos de vitamina D reduzcan el riesgo cardiovascular, el cáncer o el riesgo de fracturas en personas que habitan en sus domicilios. Son las personas que están institucionalizadas las que podrían beneficiarse en algo.

¿Qué implica esto para los pacientes?

Puntos principales para los pacientes

  • Los suplementos de vitamina D son inefectivos para la prevención de enfermedades en la población con un riesgo bajo. Dos nuevas revisiones concluyen que los suplementos de vitamina D consiguen muy poco en la alteración del curso evolutivo de las enfermedades o en resultados clínicos, sobre todo en trastornos extra-esqueléticos.
  • La identificación de un déficit grave de vitamina D es importante. El déficit grave de vitamina D es un trastorno serio; hay que hacer una valoración individual en las personas que presenten riesgo alto y en estos casos, tratar el déficit con suplementos de vitamina D.
  • Hacer test rutinarios para identificar casos de déficit en vitamina D en personas de riesgo bajo no es una práctica recomendada. Aconsejar a las personas con riesgo bajo que se expongan al sol de forma adecuada. No hay ninguna necesidad clínica de testar de forma rutinaria o de prescribir suplementos salvo que la persona presente un déficit grave.

¿Causa o efecto?
Desde que se descubrió que el déficit de vitamina D causaba raquitismo, ha habido una miríada de estudios epidemiológicos que han establecido asociaciones entre bajos niveles plasmáticos de vitamina D y un número creciente de trastornos como cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos autoinmunes, diabetes y demencia, a parte de los trastornos esqueléticos [1,2].

Los beneficios implícitos de los suplementos de vitamina D (por ejemplo que un estado de salud pobre esté asociado a niveles bajos de vitamina D, y por tanto los suplementos van a disminuir el riesgo) han derivado en ventas de suplementos crecientes; en EE UU se ha experimentado un aumento en las ventas de suplementos de vitamina D de diez veces desde el 2002 al 2011 [1].

Es cierto que los datos provenientes de estudios epidemiológicos asocian niveles bajos de vitamina D con varios trastornos, sin embargo lo que no está tan claro es si esta relación es de tipo causal. ¿El déficit en vitamina D es la causa o la consecuencia de estas enfermedades?

Revisando la evidencia en torno a los suplementos de vitamina D
Dos estudios recientemente publicados en The Lancet Diabetes and Endocrinology analizaron las pruebas científicas acumuladas en torno a la relación entre el déficit de vitamina D y las enfermedades y si la suplementación con vitamina D mejoran los resultados sanitarios.

Los estudios, una revisión sistemática de ensayos clínicos y estudios epidemiológicos y un meta-análisis de ensayos clínicos, ambos concluyeron que la suplementación con vitamina D hace poco para alterar el curso evolutivo de las enfermedades y tienen poco impacto sobre resultados clínicos [3,4].

La revisión sistemática analizó los resultados de 290 estudios de cohorte prospectivos y 172 ensayos clínicos aleatorizados [3].

En general, los estudios prospectivos confirmaron que hay una fuerte asociación entre niveles bajos de vitamina D y enfermedades cardiovasculares, trastornos del metabolismo de los glúcidos, enfermedades infecciosas, trastornos del estado de ánimo y demencia [3].

Los niveles bajos de vitamina D también se asociaron a niveles séricos de lípidos alterados, marcadores de inflamación, aumento de peso y un grado de funcionamiento físico bajo [3].

A pesar de todo esto, no se encontró evidencia de que haya un efecto significativo de la suplementación con vitamina D en cualquiera de estos trastornos aunque en la población de personas de edad avanzada la suplementación parecía reducir levemente la mortalidad por todas las causas, pero curiosamente este beneficio sólo se produjo con dosis bajas de suplemento [3].

El segundo estudio llevó a cabo un meta-análisis secuencial de ensayos clínicos, un método de meta-análisis con el fin de investigar si la suplementación con vitamina D reduce el riesgo en variables de salud tanto esqueléticas como no esqueléticas, y lo más importante, predecir si futuras investigaciones en torno a esta misma cuestión, tendrían probabilidad de generar resultados diferentes [4].

Los resultados de los meta-análisis tradicionales mostraban que la suplementación con vitamina D por sí misma no alteraba las tasas de riesgo de enfermedad cardiovascular, ictus, cáncer o fracturas en personas que viven en sus domicilios [4].

La combinación de vitamina D con suplementos de calcio parecía reducir el riesgo de fractura de cadera en personas institucionalizadas. También en estas personas parecía haber un efecto positivo pero incierto de la suplementación sobre la mortalidad por todas las causas, lo cual está en consonancia con los hallazgos de la revisión sistemática [4].

El análisis secuencial mostró que todas las variables de resultado caían por debajo de los umbrales de futilidad y el umbral era que futuras investigaciones pueden potencialmente cambiar los resultados del meta-análisis. Esto indica que la evidencia acumulada es suficientemente grande por lo que cualquier investigación futura tiene pocas posibilidades de encontrar un efecto positivo suficiente para cambiar el sentido de la conclusión [3].

Limitaciones del análisis
Ambos estudios pusieron de manifiesto limitaciones en sus análisis, la mayoría de ellos tenían que ver con aspectos de calidad de sus diseños incluyendo diferencias en la información revelada, del control de los factores de confusión y de la comparación de de los resultados que son primarios versus secundarios [3,4].

¿El fin de la suplementación?
Una de las posibles explicaciones a que los autores de las revisiones no hayan conseguido encontrar una relación positiva entre la suplementación con vitamina D y la reducción del riesgo podría ser que la insuficiencia de vitamina D sea en realidad una consecuencia y no una causa de la enfermedad [3]. En este caso, no se espera que corrigiendo los niveles de vitamina D se corrija la patología subyacente y por tanto la suplementación tiene un beneficio escaso.

Los autores del meta-análisis secuencial concluyeron que “hay poca justificación para la prescripción de suplementos de vitamina D con el propósito de prevenir infartos de miocardio, o enfermedad cardiaca isquémica, o cáncer o fracturas, o reducir el riesgo de muerte en personas que vivan en sus domicilios” [4].

En cualquier caso, ¿estaría justificada la suplementación con vitamina D en personas con deficiencia moderado grave?

¿Qué se puede hacer para manejar la deficiencia?
La controversia está como hemos visto en el papel que juega la suplementación con vitamina D en la prevención de muchos trastornos extra-esqueléticos, sin embargo el déficit grave de vitamina D afecta al 4% de la población y sigue siendo un problema grave que se ha constatado que desencadena varios trastornos esqueléticos, incluyendo osteomalacia y raquitismo [5,6].

Estos casos de déficit grave deben ser identificados y tratados con suplementos [7]. Las guías clínicas sugieren emplear de 3.000-5.000 UI al día durante 6-12 semanas seguido de un tratamiento a dosis de 1.000-2.000 UI al día para los déficits moderados a severos [7].

Se recomienda que sólo se les realice el test a aquellas personas que cumplan con criterios de alto riesgo de déficit; el test rutinario de déficit de vitamina D no está recomendado [7,8]. El Colegio Real de Patólogos de Australia establece en su posicionamiento de 2013 hacer un test de niveles de vitamina D a [9];

  • Personas en riesgo de déficit de vitamina D, medir el 25(OH)D puede ser una estrategia adecuada.
  • Actualmente no se recomienda la medición rutinaria del déficit de vitamina D en adultos (incluyendo mujeres embarazadas) y en niños sanos.

Para la mayoría de personas la principal fuente natural de vitamina D debe ser el sol [7]. Para personas con la piel moderadamente blanca, con tan solo tomar el sol de verano durante 7 minutos a media mañana es suficiente y, dependiendo de la latitud, de 7 a 40 minutos al sol de invierno [7].

Para más información sobre vitamina D, os referimos a la fuente del NPS, “¿Cuándo es apropiado tomar el test de la vitamina D?”[10].

Referencias

  1. Michaelsson K. The puzzling world of vitamin D insufficiency. The Lancet Diabetes & Endocrinology 2014. http://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(14)70008-7/fulltext (accessed 27 January 2014).
  2. Anon. Vitamin D: chasing a myth? [Editorial]. The Lancet Diabetes & Endocrinology 2014; 2. http://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(13)70164-5/fulltext (accessed 27 January 2014).
  3. Autier P, Boniol M, Pizot C, et al. Vitamin D status and ill health: a systematic review. The Lancet Diabetes & Endocrinology 2014;2:76–89. http://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(13)70165-7/abstract (accessed 27 January 2014).
  4. Bolland MJ, Grey A, Gamble GD, et al. The effect of vitamin D supplementation on skeletal, vascular, or cancer outcomes: a trial sequential meta-analysis. The Lancet Diabetes & Endocrinology 2014[early online 24 January 2014]. http://www.thelancet.com/journals/landia/article/PIIS2213-8587(13)70212-2/fulltext (accessed 27 January 2014).
  5. Bhan A, Rao AD, Rao DS. Osteomalacia as a result of vitamin D deficiency. Rheum Dis Clin North Am 2012;38:81–91, viii-ix. [PubMed]
  6. Daly RM, Gagnon C, Lu ZX, et al. Prevalence of vitamin D deficiency and its determinants in Australian adults aged 25 years and older: a national, population-based study. Clin Endocrinol (Oxf) 2012;77:26–35. [PubMed]
  7. Nowson CA, McGrath JJ, Ebeling PR, et al. Vitamin D and health in adults in Australia and New Zealand: a position statement. Med J Aust 2012;196:686–7. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22708765 [PubMed]
  8. The Royal Australian College of General Practitioners. Guidelines for preventive activities in general practice (the red book). 8th edn. Melbourne: RACGP, 2012. http://www.racgp.org.au/your-practice/guidelines/redbook/ (accessed 11 February 2014).
  9. The Royal College of Pathologists of Australia. Use and Interpretation of Vitamin D testing. 2013. http://www.rcpa.edu.au/getattachment/8991ad55-be3e-4c9c-b816-3ec3f08eb6bd/Use-and-Interpretation-of-Vitamin-D-Testing.aspx (accessed 7 February 2014).
  10. NPS MedicineWise. When is vitamin D testing appropriate? http://www.nps.org.au/medical-tests/pathology-tests/for-individuals/blood-tests/for-individuals/vitamin-d-tests/for-health-professionals/when-is-vitamin-d-testing-appropriate
creado el 12 de Septiembre de 2017