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Litigación y Multas

Purdue Pharma. Sackler aceptó un plan para ocultar los efectos de OxyContin, según testimonios bajo sello judicial (Sackler embraced plan to conceal OxyContin’s strength from doctors, sealed testimony shows)
David Armstrong
ProPublica y Stat, 21 de febrero de 2019
https://www.propublica.org/article/richard-sackler-oxycontin-oxycodone-strength-conceal-from-doctors-sealed-testimony
Traducido y editado por Salud y Fármacos

Cuando la adicción a OxyContin se convirtió en una pesadilla nacional, un miembro de la familia que ha cosechado miles de millones de dólares a partir del analgésico se jactó de que las ventas superaran sus “sus mejore sueños”, según un documento judicial secreto que hemos obtenido.

En mayo de 1997, un año después de que Purdue Pharma lanzara OxyContin, su jefe de ventas y marketing solicitó consejos sobre una decisión clave del Dr. Richard Sackler, miembro de la familia multimillonaria que fundó y controla la compañía. Michael Friedman dijo a Sackler que no quería corregir la falsa impresión que tenían los médicos de que OxyContin era más débil que la morfina, porque el mito estaba impulsando las recetas y las ventas.

“Sería extremadamente peligroso en esta etapa temprana de la vida del producto”, escribió Friedman a Sackler, “hacer que los médicos piensen que el medicamento es más fuerte o equivalente a la morfina … Somos muy conscientes de la opinión de muchos médicos de que la oxicodona [el ingrediente activo en OxyContin] es más débil que la morfina. No planeo hacer nada al respecto”.

“Estoy de acuerdo contigo”, respondió Sackler. “¿Hay un acuerdo general, o hay algunos que no están de acuerdo?”

Diez años más tarde, Purdue se declaró culpable en un tribunal federal de subestimar el riesgo de adicción a OxyContin, incluyendo de no alertar a los médicos que era un analgésico más fuerte que la morfina, y acordó pagar US$600 millones en multas y sanciones. Pero el apoyo de Sackler a la decisión de ocultar la fuerza de OxyContin a los médicos, en intercambios de correo electrónico con Friedman y otro ejecutivo de la compañía, no se hizo público.

Los mensajes de correo electrónico se divulgaron en un documento bajo secreto judicial y que ProPublica ha obtenido: una declaración del 28 de agosto de 2015 de Richard Sackler. Se cree que esta declaración, obtenida como parte de una demanda del estado de Kentucky contra Purdue, es la única vez que un miembro de la familia Sackler ha sido interrogado bajo juramento sobre la promoción ilegal de OxyContin y lo que sabían los miembros de la familia. Purdue ha librado una batalla legal de tres años para mantener en secreto la declaración y cientos de otros documentos, en un caso presentado por STAT, una organización de noticias de salud y medicina con sede en Boston; el asunto se encuentra actualmente ante la Corte Suprema de Kentucky.

Mientras tanto, el interés en los contenidos de la declaración se ha intensificado, ya que cientos de ciudades, condados, estados y tribus de indios norteamericanos han demandado a Purdue y a otros fabricantes y distribuidores de opioides. Un comité de la Cámara de Representantes solicitó el documento a Purdue el verano pasado como parte de una investigación de las prácticas de marketing de las compañías farmacéuticas.

En una declaración, Purdue respaldó el testimonio de Sackler en la declaración. Sackler, dijo, “apoya que la compañía reveló con precisión la potencia de OxyContin a los proveedores de atención médica”. Él “tiene mucho cuidado en explicar” que la etiqueta del medicamento “dejó claro que OxyContin es dos veces más potente que la morfina”, dijo Purdue.

Sin embargo, Purdue reconoció que había tomado la “determinación de evitar enfatizar a OxyContin como un poderoso medicamento contra el dolor oncológico”, por “la preocupación de que los pacientes que no tienen cáncer se mostraran reacios a tomar un medicamento contra el cáncer”.

La compañía, que dijo que también estaba hablando en nombre de Sackler, deploró lo que calificó de “filtración intencional de la declaración” a ProPublica, calificándola de “una clara violación de la orden judicial” y “lamentable”.

Gran parte del cuestionamiento a Sackler en la declaración de 337 páginas se centró en el marketing de OxyContin por parte de Purdue, especialmente durante los primeros cinco años tras su salida al mercado en 1996. Algunos analistas culpan al marketing agresivo de OxyContin de fomentar una crisis nacional que ha resultado en 200.000 muertes por sobredosis relacionadas con opioides de venta con receta desde 1999.

En conjunto con la queja del estado de Massachusetts hecha pública el mes pasado contra Purdue y ocho Sacklers, incluyendo a Richard, la declaración subraya el papel fundamental de la familia en el desarrollo de la estrategia comercial para el OxyContin y en la contratación de una equipo de ventas ampliado para implementar un plan para vender el medicamento a dosis cada vez más altas [Información más detallada sobre el juicio en Massachusetts se puede leer en la siguiente noticia: Christine Willmsen, Martha Bebinger. El fiscal general de Massachustts implica a la familia dueña de Purdue Pharma de las muertes por opiodes (Massachusetts Attorney General Implicates Family Behind Purdue Pharma In Opioid Deaths). National Public Radio, 16 de enero de 2019 https://www.npr.org/sections/health-shots/2019/01/16/685692474/massachusetts-attorney-general-implicates-family-behind-purdue-pharma-in-opioid- ]. Los documentos muestran que Richard Sackler estuvo especialmente involucrado en los esfuerzos de la compañía para promover el medicamento, y que presionó al personal para conseguir la desregulación de OxyContin en Alemania. Richard es hijo de un cofundador de Purdue, comenzó a trabajar en Purdue en 1971 y en varias ocasiones ha sido presidente de la compañía y copresidente de su junta directiva.

En un correo electrónico de 1996 presentado durante la declaración, Sackler expresó su satisfacción por el éxito inicial de OxyContin. “Claramente, esta estrategia ha superado nuestras expectativas, la investigación de mercado y los mejores sueños”, escribió. Tres años después, le escribió a un ejecutivo de Purdue: “No creerá lo comprometido que estoy en hacer de OxyContin un gran éxito. Es casi como que he dedicado casi toda mi vida a ello. Después de la fase inicial de lanzamiento, tendré que ponerme al día con mi vida privada”.

Durante su declaración, Sackler defendió las estrategias de marketing de la compañía, incluso algunas que Purdue había previamente reconocido que eran incorrectas, y ofreció interpretaciones benignas de los correos electrónicos que parecían mostrar que los ejecutivos de Purdue o sus representantes de ventas minimizaban los riesgos de OxyContin y sus efectos eufóricos. Negó que hubiera algún intento de engañar a los médicos sobre la potencia de OxyContin y argumentó que los abogados de Kentucky estaban malinterpretando las palabras como “más fuerte” y “más débil” que se usaban en los correos electrónicos.

El término “más fuerte” en el correo electrónico de Friedman, dijo Sackler, “significaba más amenazador, más aterrador. No hay forma de que esto haya tenido la intención o haya tenido el efecto de hacer que los médicos pasaran por alto el hecho de que era el doble de potente”.

Los correos electrónicos introducidos en la declaración muestran el papel oculto que jugo Sackler en aspectos clave del caso federal de 2007, por el que Purdue se declaró culpable. Una declaración de hechos de 19 páginas que Purdue admitió como parte del acuerdo de culpabilidad, y que los fiscales dijeron contenía las “principales violaciones de la ley reveladas por la investigación criminal del gobierno”, se refirió al correo electrónico de Friedman a Sackler en mayo de 1997 para dejar que los médicos siguieran prescribiendo con la información equivocada. No identificó a ninguno de los dos hombres por su nombre, atribuyendo las declaraciones a “ciertos supervisores y empleados de Purdue”.

Friedman, quien para entonces se había convertido en director ejecutivo, fue uno de los tres ejecutivos de Purdue que se declararon culpables del delito menor de “etiquetado incorrecto” de OxyContin. Ningún miembro de la familia Sackler fue acusado o nombrado como parte del acuerdo de culpabilidad. La demanda de Massachusetts alega que la junta de Purdue controlada por Sackler votó que los tres ejecutivos deberían declararse culpables como individuos, pero ningún miembro de la familia debía hacerlo. Una vez concluido el caso, los Sacklers estaban preocupados por mantener la lealtad de Friedman y otro ejecutivo, según la demanda de Massachusetts. Para proteger a la familia, Purdue pagó a los dos ejecutivos por lo menos US$8 millones, según la demanda.

“Los Sacklers gastaron millones para mantener la lealtad de las personas que sabían la verdad”, afirma la denuncia presentada por el fiscal general de Massachusetts.

El contenido de la deposición de Kentucky probablemente alimentará las crecientes protestas contra los Sacklers, incluida la presión para quitar el nombre de la familia de las instituciones culturales y educativas a las que ha donado. La familia ha participado en actividades de filantropía durante décadas, regalando cientos de millones de dólares. Pero la fuente de su riqueza recibió poca atención hasta los últimos años, en parte por la falta de información pública sobre lo que la familia sabía del marketing inadecuado que Purdue hacía del OxyContin y las afirmaciones falsas sobre la naturaleza adictiva de la droga.

Aunque Purdue ha sido demandada cientos de veces por el marketing de OxyContin, la compañía ha resuelto fuera de juicio muchos de estos casos y casi nunca ha ido a juicio. Como condición para llegar a un acuerdo, Purdue a menudo ha exigido un acuerdo de confidencialidad, que protege a millones de registros del escrutinio público.

Eso es lo que pasó en Kentucky. En diciembre de 2015, el estado resolvió su demanda contra Purdue, alegando que la compañía generó una “catástrofe pública” al promocionar OxyContin indebidamente, por US$24 millones. El acuerdo requería que el fiscal general del estado “destruyera completamente” los documentos de Purdue en su poder. Pero esa condición no se aplicó a los registros sellados en el tribunal donde se presentó el caso. En marzo de 2016, STAT presentó una moción para hacer públicos esos documentos, incluyendo la declaración de Sackler. El año pasado, el Tribunal de Apelaciones de Kentucky confirmó la decisión de un tribunal de primera instancia que ordenaba que se hicieran públicas la declaración y otros documentos sellados. Purdue solicitó a la Corte Suprema del estado que revisase la decisión, y ambas partes presentaron sus escritos recientemente. Los manifestantes, desde el exterior del Capitolio de Kentucky, agitaron pancartas instando a la corte a hacer pública la declaración.

Los miembros de la familia Sackler han constituido durante mucho tiempo la mayoría de la junta directiva de Purdue, y las ganancias de la compañía se transfieren a fideicomisos que benefician a la familia extendida. Durante su declaración, que duró más de 11 horas en un despacho de abogados en Louisville, Kentucky, Richard Sackler dijo “No sé” más de 100 veces, incluso cuando le preguntaron cuánto había ganado su familia con las ventas de OxyContin. Reconoció que era más de US$1.000 millones, pero cuando se les preguntó si habían ganado más de US$5.000 millones, dijo: “No lo sé”. Cuando le preguntaron si eran más de US$10.000 millones, respondió: “No lo creo.”

Dijo que Purdue no quería que OxyContin “estuviera contaminado por todas las asociaciones malas que los pacientes y los profesionales de la salud hacían con la morfina”.

En su declaración, Sackler también defendió a los representantes de ventas que, según la declaración de hechos del acuerdo de culpabilidad de 2007, informaron falsamente a los médicos durante el período 1996-2001 de que OxyContin no causaba euforia o que era menos probable que lo hiciera que otros opioides. Este efecto eufórico que experimentan algunos pacientes es parte de lo que puede hacer que OxyContin sea adictivo. Sin embargo, cuando se le preguntó sobre una nota de 1998 escrita por un vendedor de Purdue, quien indicó que “habló de menos euforia” al promocionar OxyContin a un médico, Sackler argumentó que no era necesariamente inapropiado.

“Esto era en 1998, mucho antes de que hubiera una Declaración Acordada de Hechos”, dijo.

Para el 2006, OxyContin “contribuyó a las ganancias” de Purdue con US$4.700 millones, según un documento leído en la declaración. De 2007 a 2018, la familia Sackler recibió más de US$4.000 millones en pagos de Purdue, según la demanda de Massachusetts.

Durante la declaración, Sackler se vio enfrentado a sus comunicaciones por correo electrónico con ejecutivos de la compañía sobre la decisión de Purdue de no corregir la percepción errónea entre muchos médicos de que OxyContin era más débil que la morfina. La compañía veía esto como una buena noticia porque una imagen más suave del medicamento ayudaba a incrementar las ventas en un lucrativo mercado para el tratamiento del dolor de espalda y la artritis, según la información de la declaración

Diseñado para liberar gradualmente el medicamento en la sangre, OxyContin permite a los pacientes tomar menos píldoras que con otros medicamentos de acción rápida para el dolor, y su efecto dura más tiempo. Para conseguir este objetivo, hay que poner más narcótico en una píldora OxyContin que en los productos de la competencia. Los que querían abusar rápidamente descubrieron que aplastando las pastillas podían extraer una gran cantidad de narcótico, y lo podían inhalar o disolver para inyectárselo.

Según la declaración, unos días después del intercambio de correo electrónico con Friedman en 1997, Sackler tuvo una conversación por correo electrónico con otro funcionario de la compañía, Michael Cullen, “Como se piensa que la oxicodona es un opioide más débil que la morfina, OxyContin se usa mucho antes para el dolor no relacionado con el cáncer”, escribió Cullen a Sackler. “Los médicos están prescribiendo este producto donde tradicionalmente han prescrito Percocet, hidrocodona y Tylenol con codeína”. Cullen agregó: “Es importante que tengamos cuidado en no cambiar la percepción de los médicos hacia la oxicodona cuando se promociona en simposios, artículos de revisión, estudios, etc.

“Creo que tienes esta situación bien controlada”, respondió Sackler.

Cuando le preguntaron en su declaración sobre los intercambios con Friedman y Cullen, Sackler no cuestionó la autenticidad de los correos electrónicos. Dijo que a la compañía le preocupaba que OxyContin fuera estigmatizado como la morfina, que dijo que solo se veía como una droga del “final de la vida” que asustaba a la gente.

En su declaración Sackler dijo “en ese momento parece que la gente pensaba que atemorizaba menos, que era menos amenazante, más aceptable para el paciente bajo la denominación de más débil o más atemorizante, – y menos aceptable y menos deseable bajo el calificativo o palabra “más fuerte”. “Pero sabíamos que la palabra “más débil” no significaba menos potente. Sabíamos que la palabra “más fuerte” no significaba más potente”. Tildó al uso de esas palabras de “muy desafortunado “.

El abogado del estado le preguntó a Sackler: “¿Qué diferencia hace eso? Si es impropio en 2007, ¿no sería impropio en 1998? “

“No necesariamente”, respondió Sackler.

En otra nota de ventas, en la que un representante de ventas de Purdue informó haberle dicho a un médico que “puede haber menos euforia” con OxyContin, Sackler respondió: “Realmente no sabemos lo que se dijo”. Después de más preguntas, Sackler dijo que puede ser que menos euforia “pudiera ser verdad, y no veo el daño”.

El mismo problema surgió con respecto a una nota escrita por un representante de ventas de Purdue acerca de un médico: “Debo convencerle para que aconseje a los pacientes que no se sentirán mareados con los analgésicos opioides de acción corta”. Sackler también defendió estos comentarios. “Bueno, lo que dice aquí es que no se van a marear. Y no creo que decirle a un paciente “no creo que te vayas a marear” es perjudicial”, dijo.

Sackler agregó que los comentarios del representante al médico “en realidad podrían ser útiles, ya que muchos pacientes no se van a marear, y si quisieran saber si se marean, el médico podría haber tenido una buena razón médica para querer saberlo.”

Sackler dijo que no creía que ninguna de los encargados de ventas de la compañía que trabajan en Kentucky se involucrara en la conducta indebida descrita en el acuerdo de declaración de culpabilidad federal. “No tengo ningún dato que me informe de lo contrario”, dijo.

Purdue dijo que la información que dio Sackler en su declaración “reconoce plenamente las acciones ilícitas realizadas por algunos de los empleados de Purdue antes de 2002”, como quedó constancia en el acuerdo de culpabilidad de 2007. Tanto la compañía como Sackler están “totalmente de acuerdo” con los hechos expuestos en ese caso, dijo Purdue.

La declaración también revela que Sackler presionó a los funcionarios de la compañía para averiguar si se podría persuadir a los funcionarios alemanes para que relajasen las restricciones a las ventas de OxyContin. En la mayoría de los países, los analgésicos narcóticos están regulados como sustancias “controladas” debido a la posibilidad de abuso. Sackler y otros ejecutivos de Purdue discutieron la posibilidad de persuadir a los funcionarios alemanes para que clasificaran a OxyContin como un medicamento no controlado, lo que probablemente permitiría a los médicos recetar el medicamento con mayor facilidad, por ejemplo, sin ver al paciente. Se esperaba que menos reglas se tradujeran en más ventas, según los documentos de la compañía que fueron divulgados en el momento de la declaración.

Un funcionario de Purdue advirtió a Sackler y otros que era una mala idea. Robert Kaiko, quien desarrolló OxyContin para Purdue, escribió a Sackler: “Si OxyContin no se controla en Alemania, es muy probable que eventualmente se abuse de él y se controle”.

Sin embargo, Sackler solicitó a un ejecutivo de Purdue de Alemania las proyecciones de ventas con y sin controles. También se preguntaba si cuando un país de la Unión Europea relajaba los controles del medicamento, otros podrían hacer lo mismo. Cuando finalmente se informó que los funcionarios alemanes habían decidido que el medicamento sería controlado como otros narcóticos, Sackler preguntó en un correo electrónico si la compañía podía apelar. Al decir que no era posible, escribió a un ejecutivo en Alemania: “Cuando estemos juntos, deberíamos hablar sobre cómo se planteó esta idea y por qué no se realizó”. Pensé que era una buena idea si se lograba”.

Al preguntarle en la declaración sobre ese comentario, Sackler respondió: “Eso es lo que dije, pero no lo dije en serio. Solo quería ser alentador”. Dijo que realmente “no estaba a favor de “debilitar la regulación de OxyContin, y que simplemente estaba siendo “educado” y “considerado” con su empleado.

Cerca del final de la declaración, después de mostrar a Sackler docenas de correos electrónicos, memorandos y otros registros relacionados con la comercialización de OxyContin, un abogado de Kentucky planteó una pregunta fundamental: “Sentados aquí hoy, después de todo lo que ha aprendido como testigo, ¿cree que la conducta de Purdue en la comercialización y promoción de OxyContin en Kentucky causó cualquiera de los problemas de adicción a medicamentos de venta con receta que ahora afectan al Commonwealth (Estado de Kentucky)?”.

Sackler respondió: “No lo creo”.

creado el 4 de Diciembre de 2020